27/9/19

Personas en situación precaria buscan en este business la falsa idea del dinero fácil

ELLOS SE LUCRAN. LA CLASE OBRERA SE ARRUINA
En los últimos ocho años hemos asistido en España a la proliferación de locales de juego y apuestas por doquier. Un hecho significativo es que los lugares donde más crecen estos negocios son los barrios humildes. Se junta la necesidad de hacer algo de dinero, la creencia de que pueden ganarlo aprovechando, por ejemplo, los conocimientos del futbol, y que las empresas regalan cantidades para empezar a jugar gratis, para enganchar como si fuera droga, hasta que se genera la adicción. Se facilita el juego al poderse apostar en los salones o a través del móvil, algo que resulta más adictivo incluso que el juego presencial.
El resultado del juego es fabricar ludópatas y entonces, esta adicción -que ha surgido de manera casi invisible- se convierte en un grave problema social. La publicación recientemente de un informe sobre niveles de adicción al juego y ludopatía entre la población juvenil evidencia lo que han venido denunciando organizaciones, partidos y entidades juveniles desde hace años: la proliferación del juego y las casas de apuestas está generando un conflicto de orden social. España es el país con más menores ludópatas de Europa: 1 de cada 5 jóvenes cae en la ludopatía. Esta lacra social destroza hogares y barrios obreros. 

El informe hecho público por la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR) indica que España lidera el ranking europeo en niveles de ludopatía entre jóvenes de 14 a 21 años. El citado informe señala que el perfil de la persona adicta al juego ha cambiado drásticamente su rango de edad, así como sus hábitos, pasando de las máquinas tragaperras a las apuestas deportivas y al póker online. Los motivos que han conducido a esta proliferación de los casos de adicción al juego resultan evidentes. Por un lado, las principales ciudades del país asisten al surgimiento de innumerables salas de juego y casas de apuestas que ocupan el espacio anteriormente dedicado a locales de ocio como bares, cafés o restaurantes.
Junto a la proliferación de locales de juego, el segundo caballo de batalla es el crecimiento del volumen de apuestas online desde hace años. La Ley 13/ 2011 de Regulación del Juego, aprobada supuestamente para poner límite al crecimiento de este polémico sector, supuso en realidad una explosión en el volumen de juego online. Tan solo en el ámbito de estas apuestas, se calcula una facturación aproximada de 17.000 millones de euros al año. 
El crecimiento del volumen de juego por Internet en España ha sido meteórico y se han multiplicado por cuatro con la ley del Juego de 2011 del gobierno Zapatero. En 2018, se estimaban en 812.000 jugadores activos de media mensual, lo que suponía un aumento del 30% respecto al año anterior. En 2017 los clientes de juegos de azar gastaron 41.827 millones de euros, la cifra más alta jamás registrada. Según el Anuario del Juego –realizado por el operador líder en apuestas Codere junto al Instituto de Política y Gobernanza de la Universidad Carlos III– el mercado de las apuestas deportivas está creciendo desde 2012 a un ritmo anual del 20%. En 2012 las cantidades jugadas a través de Internet suponían 2.726 millones y en 2016 ascendían a 10.885 millones. Según la Dirección General de Ordenación del Juego solo en el segundo trimestre de 2018 se han realizado apuestas online por un valor de 4.165 millones de euros, un 27% más que el mismo trimestre del año anterior, y de 4.251 millones en el tercer trimestre.
El ex ministro de Hacienda Cristóbal Montoro rebajó 5 puntos la tributación para las apuestas por Internet y creó, para las mismas, un paraíso fiscal del juego en Ceuta y Melilla. Su hermano sacó tajada con las licencias del juego online. Rafael Catalá venía del lobby de las apuestas, antes de ser Ministro de Justicia con el gobierno de Rajoy. Trabaja en la actualidad para Codere. Andrés Ayala del PP de Murcia es accionista de Orenes que consiguió adjudicación millonaria para explotar salas de juego en los aeropuertos españoles. El sector del juego y las casas de apuestas se han convertido en un nuevo tipo de puerta giratoria para los políticos por los servicios prestados.
Pero ha sido en el último año cuando las casas de apuestas han acabado por asentarse entre panaderías y pequeños comercios. En cada esquina de cada calle de cada barrio. Las casas de apuestas han usurpado el espacio vital de nuestros barrios hasta el punto de juntarse unas con otras, en una misma acera. Casas de apuestas situadas a menos de 100 metros de centros educativos. La publicidad (muchas veces ligada a eventos deportivos) altamente invasiva a través de televisión, radio, Internet o la marquesina de cualquier parada de autobús, es una parte fundamental para entender su éxito. Los anuncios constantes y agresivos de las casas de apuestas y salones de juego invaden los medios de comunicación, páginas web, redes sociales y nuestras calles.
Famosos, futbolistas y deportistas, influencers, raperos, youtubers, y un largo etcétera, conforman la lista de la vergüenza. La lista de quienes se han prestado a usar su imagen para lavar la cara de las casas de apuestas e incentivar la ludopatía, y que supone un reclamo constante a la participación de la población más joven en las apuestas.
Esta situación ha generado, sobre todo entre la clase trabajadora, una alarma social que recuerda a aquellos años ´80 en los que el caballo, la heroína, fue responsable directo de destrozar tantas vidas y familias. 
Basándonos en datos recopilados de la página web del Ayuntamiento, se puede asegurar que mientras que en los últimos años han aumentado un 40% las casas de apuestas en Madrid, en los barrios del sureste y del sur han crecido hasta un 141%. Asimismo, de los datos se puede concluir que no sólo se trata de un problema de clase, también lo es de generación, afectando fundamentalmente a la juventud: el 30% de los usuarios son menores de 35 años y de ellos, más de un 80% viven en situación de precariedad. Por último, se trata de una actividad monopolizada por los hombres, ya que solo el 7% de los apostantes habituales son mujeres.
Como podemos ver, la ludopatía afecta a personas cada vez más jóvenes, normalmente de clase trabajadora y en situación precaria, que buscan en estos business la falsa idea del “dinero fácil”. Jugar por necesidad, perder por obligación, asevera un viejo dicho popular, y qué razón tiene. Y además, cuanto más pierdes tú, más ganan ellos. “La banca siempre gana”, nos advirtieron desde pequeños; porque la esperanza matemática de ganar es mucho menor de lo que creemos intuitivamente. 
Por eso es tan importante desarrollar e impartir charlas, talleres y jornadas en los barrios, para concienciar al mayor número de personas del peligro que entrañan estas actividades, así como compartir las inquietudes de una sociedad que desconoce cómo afrontar la situación. Estas acciones divulgativas intentan informar sobre los riesgos de apostar y dotar de herramientas para prevenir indicios de ludopatía. Lo importante es “no normalizar” la ludopatía, concienciando a los jóvenes de que las apuestas, son una conducta potencialmente adictiva.
Por otra parte, seguimos a la espera de que cuaje un gobierno “progresista” en nuestro país, que entienda la necesidad de concretar en leyes las principales propuestas que se apuntan desde el movimiento vecinal: la creación de una nueva ley sobre el juego, la declaración de zonas de especial protección de población vulnerable, la limitación de la publicidad y el aumento del control de acceso a los locales y portales online de apuestas. 
Mientras tanto, a las organizaciones sociales y vecinales, no les queda otra que continuar con su actividad de reivindicación y protesta en las calles, mientras el problema continúa extendiéndose. En Madrid, una de las ciudades con mayor volumen de casas de apuestas por habitantes de Europa, una coordinadora de entidades y organizaciones sociales prepara una gran movilización para el domingo 6 de octubre a las 12.00 de la mañana. El lema de la manifestación da título a estas líneas. Dará comienzo en la plaza de Cuatro Caminos y finalizará en la calle de Tetuán, uno de los distritos con mayor número de estos locales, junto con Puente de Vallecas, Usera, Villaverde, Aluche y Carabanchel. 
Allí nos vemos.
Luis Miguel Sánchez Seseña / Economista

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