29/11/17

Los nuevos creyentes de cosas materiales son igual o más fanáticos que los otros

SALUD: Creencias, Creyentes y Crédulos


Krishnamurti decía que entre creer en Dios o emborracharse no hay ninguna diferencia.
En ambos casos se evade la realidad.
El borrachín bebe para olvidar las penas, y el creyente le pide a Dios que le aparte el amargo cáliz de las consecuencias de sus propios actos.
Lo peor de las evasiones de la realidad es que, cuando los problemas se posponen, tienden a agrandarse y agravar sus consecuencias.

Todas las creencias se asientan sobre los defectos atávicos humanos para disfrazarlos de virtudes, pero, desgraciadamente, nunca consiguen su propósito.

Teniendo en cuenta que este blog se llama “Escuela de Salud” y todas las creencias sin excepción perjudican gravemente la salud, además del bolsillo, he confeccionado una lista de las creencias más habituales, ya que, conociéndolas, se tendrá alguna oportunidad de evitar que exploten en la cara.


CREER EN DIOS O NO CREER

La creencia en Dios es posiblemente la creencia más extendida sobre el planeta. En segundo lugar, puede que se encuentren los que no creen en Dios, que es otra creencia, pues no creer en algo sin poder comprobarlo es otra creencia.

A un NO creyente como yo, no le gusta creerse cosas, por muy placenteras o satisfactorias que puedan resultar. Lo más sensato para la salud, el dinero y la felicidad es aceptar la realidad, LO QUE ES, que es lo único sagrado e inmutable. El que Dios exista o no, no tiene relevancia para la vida, por tanto, es una pérdida de tiempo tratar de averiguar la verdad sobre el asunto.

De todas formas, si existiera un Ente parecido a lo que se suele llamar Dios, mi mente no podría entenderlo, y menos relacionarse con Él. La palabra “Teología” es un oxímoron de una sola palabra. No se puede conocer ni estudiar a Dios, por el mismo motivo que una hormiga no puede ser astronauta.

Nunca podré comprender algo que ni conozco ni puedo definir, pues para definir a Dios tendría que reducirlo y empotrarlo en mi espacio dimensional y, cuando lo hubiera hecho, mi definición no tendría nada que ver con el Dios real.

Hasta hace pocas décadas, la mayoría de los creyentes lo eran de entes espirituales con diferentes nombres, cualidades y culturas. Pero eso ha pasado de moda, y ahora ser creyente de esas entidades queda mal visto por grandes sectores de la sociedad.

Pero como la necesidad de las creencias que permitan evadir la realidad sigue estando ahí, millones de personas han cambiado las creencias religiosas por otras, aunque igual de fantasiosas e infantiles.

Curiosamente, los nuevos creyentes de cosas materiales son igual o más fanáticos que los otros.

Voy a enumerar a continuación una lista de los nuevos dogmas materiales de fe, por si alguno de los nuevos creyentes quiere apostatar de su nuevo credo, que al menos tenga unas referencias en las que apoyarse. Es mi obligación avisarle que, en las nuevas creencias, a la tercera frase discordante ya te han excomulgado y, a diferencia de la religión, la exclusión del grupo de estos creyentes es a perpetuidad.


EL CÁNCER Y LOS TRATAMIENTOS OFICIALES


Qué es el cáncer, cómo se forman o crecen los tumores, los avances en la curación del cáncer y los tratamientos oficiales: cirugía, quimio y radio (amputar, envenenar y quemar). Estos son los pilares de la nueva doctrina. A los creyentes se les exige una fe ciega en cualquier afirmación que haga la Farmafia sobre el asunto.

Si alguien pregunta por alguna evidencia científica que respalde las buenas nuevas que nos traen cada día los profetas de este nuevo testamento, se le considerará un peligro público que crea alarma social con sus preguntas y debe ser censurado.

Para los apóstoles de esta religión, los enfermos son considerados como personas incapacitadas mentalmente para tomar decisiones sobre su destino. Por tanto, cualquiera que ponga en duda el catecismo oficial debe ser censurado para evitar que los enfermos pudieran hacerle caso y abandonar los tratamientos inquisitoriales propuestos por el alto clero de la oncología.

Al igual que la Iglesia venera la reliquia del “Santo Prepucio” sin que haya ninguna evidencia científica de que ese trozo de carne formó parte del pene de Jesús, también tenemos que venerar los nuevos tratamientos mortíferos para el cáncer, aunque nunca nos presenten evidencias de los resultados.

Que cada año mueran más personas que el año anterior contradice las afirmaciones de que cada año se cura un porcentaje mayor de enfermos, pero, como diría Homer Simpson: ¿qué vas a creer, lo que yo te digo o lo que ven tus ojos?


EL SIDA


Con el Sida sirve todo lo dicho con el cáncer. Varios premios Nobel que han dicho que el VIH nunca ha sido aislado, han sido excomulgados de la comunidad científica y castigados al infierno de la falta de subvenciones para investigar.


LA HEPATITIS C


Esta creencia ha provocado procesiones delante del Ministerio de Sanidad para que el Gobierno destine miles de millones a comprar los nuevos “milagros”. Antiguamente los milagros eran gratuitos, pero en las nuevas religiones los milagros los venden a precios prohibitivos. El verdadero milagro es que todavía haya suficientes tontos pagando impuestos para sufragar semejante despilfarro (yo estoy incluido en los tontos, aunque nunca he usado ningún “milagro” de la Farmafia).


LAS VACUNAS


La creencia en que las vacunas salvan millones de vidas es, posiblemente, el mayor crimen contra la humanidad que jamás se haya perpetrado.

Entre el grupo de creyentes en las vacunas se encuentran los más fanáticos y radicalizados. Muy a menudo intentan imponer por la fuerza sus absurdas teorías y panfletos, obligando a seres inocentes a inocularse venenos potentes que no han demostrado su eficacia nunca.

Los apóstoles de esta creencia son talibanes biológicos peligrosos, que no sólo están arruinando la vida de millones de niños en el mundo, sino que pueden estar poniendo los pilares para la degeneración progresiva e irreversible de la especie humana

Vamos a enumerar otras creencias que, aunque no están directamente relacionadas con la salud, también perjudican la salud indirectamente.


EL ESTADO DE BIENESTAR


Lógicamente, esta creencia debería llamarse EL BIENESTAR DEL ESTADO, pero con ese nombre ahuyentaría a los nuevos adeptos.

Es mucho más coherente creer en los Reyes Magos, el Ratoncito Perez y el Ángel de la Guarda, que creer en el Estado de Bienestar administrado por políticos corruptos y ladrones.

La teoría se basa en que todos los que nunca hayan producido nada, ni cotizado, ni trabajado en su vida, tendrán derecho a disfrutar de bienes y servicios que no están al alcance de los trabajadores mileuristas. Vivienda, educación, sanidad, operaciones de cambio de sexo y asistencia psicológica los días que sale nublado, serán ilimitadamente gratuitas para cualquier persona de cualquiera de los cinco continentes...

El mero hecho de proponer algo tan demencial, a todas luces imposible, amén de insostenible, ya demuestra sin lugar a dudas las preclaras mentes que dirigen los destinos de este desdichado país. Pero lo que ya roza con lo inaudito es que un grueso porcentaje de la población, no sólo comulgue a pies juntillas con tan descabellada propuesta, sino que exija que se aumente el despropósito hasta que esa opereta devenga en tragedia.

Cualquier extraterrestre se quedaría anonadado ante semejante actitud de los seres humanos, porque sería como admitir que 2+2 en manos de los políticos, equivalen a 368. Cuando la realidad es que 2+2 en manos de los políticos suman 3.

Como yo conozco muy bien a mi especie, no en vano me llevo relacionando con ellos desde que nací, yo podría explicarle al ET cómo los homo sapiens (título inmerecido y rimbombante donde los haya) llegan a tan estrambóticas conclusiones: llevamos unos 30 años que a los niños y jóvenes se les vienen enseñando sus derechos, sin que nadie jamás les haya mencionado de pasada ninguna de sus obligaciones.

Se les ha cambiado la escala de valores humanos por un catálogo de caprichos. Han aprendido el precio de las cosas, pero no su valor ni el esfuerzo necesario para producirlas.

Cuando alguien ha sido criado en esa vida irreal, es lógico que confunda la fantasía que ha vivido desde que nació con la realidad, puesto que no ha conocido nada más. En este caso, más que decir que son creyentes de teorías falsas, sería más razonable decir que sufren el síndrome de Estocolmo, pues sus mentes han sido secuestradas desde que nacieron y adoctrinadas para creer con rotundidad que los burros vuelan.

Desgraciadamente, en la situación actual esta generación prefiere que les corten un brazo, antes que poner los pies en el suelo, asumir la realidad y responsabilizarse de las consecuencias de sus actos.

EL CALENTAMIENTO GLOBAL

Esta religión actúa igual que la Iglesia Católica, eleva a palabra de Dios los datos que benefician su estafa y condena a la hoguera a todos los que le llevan la contraria como apócrifos.

También utiliza el sentimiento de culpabilidad de la plebe para que expíen su culpa soltando generosamente su pasta en aras de la causa. Que inmolen el producto del sudor de su frente en el altar del sacrificio al Dios CO2.

Debido a que el calentamiento cada día es más difícil de creer, se le ha cambiado el nombre al santo patrón y ahora le llaman cambio climático.

El Papa de esta religión es Al Gore, que contamina más en un mes de su vida de pecado climático que yo en toda mi vida.


LA LEY DE VIOLENCIA DE GÉNERO


Casi nadie se atreve a hablar de este tema, pues han sido amamantados con el “pensamiento políticamente correcto”, pero como yo sigo pensando que soy un ser libre, y creo en la libertad de expresión, cuando veo injusticias, inmoralidades o discriminaciones, suelo decir lo que pienso.

Cualquier observación que haga alguien sobre esta ley absurda, inconstitucional, discriminatoria, que conculca la presunción de inocencia y que exime al que acusa de la carga de la prueba, es respondida automáticamente con los insultos de facha, machista, etc.

Mi opinión es que el fin no justifica los medios, sino que el fin siempre es la prolongación de los medios que se hayan usado.

La desigualdad no se soluciona desigualando el otro platillo de la balanza.

La discriminación no termina imponiendo otra discriminación, aunque se la califique de positiva.

La violencia no se termina cometiendo injusticias, pues las injusticias flagrantes cometidas sobre personas con una mente inmadura suelen desembocar en más violencia empujada por la sed de venganza.

Todas las instituciones que viven y recaudan millones con la religión de género no están interesadas en que termine dicha violencia, pues supondría su desaparición. Por eso se comportan igual que la Farmafia: proponen tratamientos que nunca erradicarán la enfermedad, sino que mantendrán a la víctima dependiente de ellos.

Hay muchas formas de intentar reducir la violencia entre hombres y mujeres, pero generar injusticias no es una de ellas.

Ahora se ha aprobado un presupuesto de mil millones para esa causa. Yo que vivo de hacer pronósticos, voy a pronosticar que, a pesar de ese dineral, dentro de cinco años el número de mujeres asesinadas no habrá descendido en absoluto. Mi predicción la baso en dos razones fundamentales:

1 – El dinero no se va a destinar a cosas útiles que podrían ayudar, sino a alimentar al monstruo que vive del presupuesto y que se dedica a perpetuarse a sí mismo.

2 – El número de mujeres que mueren a manos de sus parejas es de los más bajos del mundo, y reducirlo a cero es imposible. Aunque todos los hombres fueran un dechado de virtudes, siempre hay alguien que tiene una mala borrachera o un mal viaje de drogas, y mata a su mujer como podría haber matado al vecino del quinto si se hubiera encontrado en su casa.

Otro motivo comprobado que produce violencia es el consumo de psicofármacos, que la gente toma como si fueran gominolas.


Si se dedican mil millones para erradicar algo que provoca 50 muertes al año, ¿cuántos millones habría que presupuestar para prevenir la muerte de 68.000 personas que mueren al año por obesidad? ¿O es que estas muertes son de ciudadanos de segunda clase? ¿Cuántos recursos se deberían destinar para controlar y vigilar los medicamentos, que suponen la tercera causa de muerte?

Si alguien tiene alguna objeción que hacer a mis desvaríos, algún estudio científico que mostrar que contradiga este artículo o prefiera insultarme directamente, los atenderé a todos gustosamente en los comentarios.



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