19/10/16

Buscar una verdadera calidad de vida que el hiperconsumo no da

EL DECRECIMIENTO ECONÓMICO: 
Una propuesta para salir de la crisis


La llave para salir de la crisis actual podría estar en el decrecimiento, es decir, en una reducción del crecimiento económico, según las tesis de un movimiento científico, académico y social que este fin de semana celebra su segunda conferencia internacional en Barcelona.

"El crecimiento económico se vende como bueno para todos cuando sólo beneficia a unos pocos", resume Federico Demaría, investigador en el
Instituto de Ciencias y Tecnologías Ambientales (ICTA) de la Universidad Autónoma de Barcelona y uno de los organizadores de este encuentro.

Durante tres días, 
medio millar de académicos y científicos de 40 países tratarán de encontrar la mejor forma de "decrecer de forma voluntaria". El debate se articula en 57 grupos de trabajo que debatirán, entre otras muchas cosas, sobre reparto del trabajo, el freno a la construcción de infraestructuras, la reducción de la explotación de recursos naturales o fórmulas de reutilización de viviendas vacías.

Trabajar menos y vivir más

El reparto del trabajo es uno de los pilares de los modelos de transición previstos por el decrecimiento para conseguir sistemas de producción y consumo más reducidos y sostenibles.


Así, proponen semanas con 
tres días laborables y cuatro festivos, lo que permitiría reducir el paro en los países desarrollados y desvincular la vida privada del sistema económico, según Jean-Christophe Giuliani, uno de los ponentes en la conferencia de Barcelona.

Estos cambios "son difíciles de imaginar desde la forma de vida actual", reconoce Federico Demaría, "la sociedad no cree que se pueda trabajar la mitad y vivir con mejor calidad de vida". Se trataría, según este investigador del ICTA, de "redefinir qué es el trabajo, quizá empezando por el nombre, que viene de 
tripallium, un yugo de tres palos al que se ataba a los esclavos para azotarlos".

Infraestructuras, sólo las necesarias

Otro de los capítulos clave en esta teoría es la reducción de grandes infraestructuras, tanto de transportes como las destinadas a proveer servicios de agua o energía. Primero, su construcción absorbe grandes recursos económicos y causa impactos en el medio natural. Después, una vez acabadas, "generan más consumo de transporte, de agua o de energía y a más larga distancia", según uno de los documentos presentados en Barcelona por Ecologistas en Acción.

Además, argumentan, las grandes autopistas incentivan el uso del automóvil y, junto al tren de alta velocidad, 
aumentan la ocupación del territorio y la expansión urbana, fenómenos que se realizan muchas veces sin los recursos suficientes de agua o servicios básicos.

Otras infraestructuras que no deberían sobredimensionarse son los aeropuertos, puertos o líneas de tensión ya que, según el movimiento del decrecimiento, favorecen los mercados globales frente a los locales, mucho más sostenibles al generar trabajo, productos y riqueza en el entorno más cercano.

Lograr "el tamaño conveniente"

Apostar por un crecimiento continuo de las economías nacionales y global significa  aumentar la producción, el consumo y la inversión, y eso implica usar más materiales, energía y tierra. Pero esos recursos no son infinitos y en los últimos años, argumentan estos investigadores, las prácticas de la economía global actual han abusado de ellos hasta sobrepasar los límites de lo sostenible tanto en términos sociales y como de medio ambiente.

Así, sus teorías apuestan por que cada comunidad, municipio, región y país busquen "el tamaño conveniente" para sus economías. Para 
los más ricos significaría reducir su sistema económico y su PIB -en resumen, decrecer-, mientras que para los pobres se traduciría en un aumento del consumo de forma sostenible. En definitiva, se produciría una redistribución de recursos y costes a todos los niveles.

Decrecer para evitar una crisis peor

Es lo que Miguel Valencia, un ingeniero químico mexicano que ha fundado la primera red por el decrecimiento en Iberoamérica, trata de transmitir en su país, México, "reclamando a las clases medias y altas que cambien su forma de vida porque es más importante una vida más simple, menos consumista, que otra con miles de aparatos".

Con la actual crisis económica, explica Valencia, "se 
está produciendo un decrecimiento involuntario, cada vez escasean más recursos y hay más gente pobre". Por eso, asevera, "es mejor decrecer de forma voluntaria y organizada que jugar al crecimiento y conseguir todo lo contrario".

Y a ese juego, según este ingeniero ecologista, están jugando los líderes mundiales "con el terrible relanzamiento del crecimiento económico, que va a destruir aún más la naturaleza y va a castigar a la mayoría de la sociedad". Y lo más inminente, según él, será una nueva crisis del petróleo: "será enorme; va a subir muchísimo su precio y eso va a llevar al traste todos estos intentos de crecimiento económico".

Más allá del esfuerzo individual

Hasta ahora, las propuestas más conocidas del decrecimiento han sido las relacionadas con el reciclaje, el ahorro energético y la reducción de todo tipo de consumos, todas ellas impulsadas desde hace años por las organizaciones ecologistas. Pero ahora, esas actuaciones limitadas al nivel individual o familar "ya no son suficientes", según Federico Demaría.

"La situación en la que estamos es tan grave y tan seria que 
se necesitan acciones colectivas, que vayan desde el ámbito comunitario o municipal hasta el nacional y transnacional", advierte.

Por eso, continúa este investigador italiano, se mantendrán las estrategias típicas de un movimiento social (talleres, charlas, publicaciones) al tiempo que se trata de 
extender y profundizar trabajos de investigación que aporten soluciones para un decrecimiento organizado. Y también se buscará que las formaciones políticas tomen en cuenta estas teorías, "que se posicionen". "Nosotros no somos políticos", advierte Demaría, "pero queremos influir en los políticos".

"Darwinismo social militarizado"

Por ahora, "nada de lo que dicen los teóricos del decrecimiento está incluído en los planes de ningún político", afirma tajante el profesor de Política en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) Carlos Taibo.

Y sin embargo, Taibo asegura que "muchos centros del poder político y económico son muy conscientes de la escasez que se avecina y, por eso, se han puesto manos a la obra para 
proteger esos recursos escasos en provecho de una minoría de la población mundial. Es lo que he llamado darwinismo social militarizado, que tendrá tremendas consecuencias demográficas, por ejemplo, al tratar de reducir la población mundial, siempre del lado de los más desfavorecidos". Y ahí, señala, por ejemplo, se inscriben las políticas de inmigración que están poniendo en marcha los países europeos.

El profesor de la UAM remarca que 
en ningún caso, el decrecimiento defiende "una sociedad puritana, en la que seamos infelices. Todo lo contrario: se busca una verdadera calidad de vida, porque el hiperconsumismo no la da".


Lourdes Francia

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