18/3/16

Necesitamos que el dinero funcione en beneficio de la gente


OTRO DINERO ES POSIBLE

Asistimos al auge de las monedas sociales. Ya hay más de un centenar de iniciativas en toda España. Nos lo resume Carlos Fresneda con expertos como Julio Gisbert y Susana Martín.

El Puma. El Ekhi. El Res. El Eco. El Orué. El Osel. El Boniato. El Henar. El Zoquito. La Jara. La Mora. La Oliva. La Turuta… Y así hasta un largo centenar de monedas complementarias o “sociales”que en poco más de siete años han aparecido por toda nuestra geografía: auténticos “brotes verdes” ante la crisis. Cataluña y Andalucía están frente de este movimiento que sacude toda Europa y que tiene sus baluartes en el Reino Unido (la Libra de Bristol), en Francia (el Sol Violette de Toulouse) o en Alemania (el Chiemgauer de Baviera).
“Podemos hablar ya casi de ‘dos economías’ paralelas: una de carácter convencional y monetario, y otra basada en la colaboración y con raíces en lo local”, sostiene Julio Gisbert, autor de “Vivir sin empleo”, que ha elaborado un peculiar mapa de nuestra geografía alternativa. “La crisis del sistema formal está empujando a la gente a buscar soluciones. Lo que ha ocurrido en nuestro país es una auténtica explosión de monedas sociales, aunque estamos en un momento crítico en que esas iniciativas necesitan apoyo para poder consolidarse”.


Una nutrida delegación de impulsores de la “otra” economía en España dio el salto recientemente hasta Bruselas, en una jornada titulada “Hacia un marco referencia europeo para las monedas complementarias”. La aspiración común es la creación de un “libro blanco” para recopilar todas las iniciativas dentro de la UE, aclarar en qué consisten y con qué respaldo cuentan, y lograr un marco normativo para promocionar su uso, complementario al euro.

“Queremos fomentar un cambio no rupturista que permita crear fuentes de financiación alternativa”, sostiene Susana Martín Belmonte, autora de “Nada está perdido” y socia fundadora del Instituto de la Moneda Social (IMS). La economista independiente está volcada ahora en el proyecto Eurocat: una moneda “posindustrial” y digital , equivalente al euro, libre de intereses y con control social del crédito para Cataluña.

Susana Martín se remonta al llamamiento que hicieron hace cuatro años varios expertos como Thomas Mayer, ex economista jefe del Deutsche Bank, que propusieron la creación de monedas “paralelas” como salida a los países en problemas de la eurozona. En plena crisis griega, sin ir más lejos, el ex ministro de Finanzas Yanis Varoufakis propuso emitir dinero electrónico, que habría funcionado como una moneda complementaria, para compensar la falta de liquidez de euros causada por el Banco Central Europeo.
“Vivimos en una época de neoliberalismo voraz que ha provocado una triple crisis económica, ecológica y social”, sostiene Jordi Sebastià, europarlamentario por Compromís, que hizo de anfitrión junto a Florent Macellesi (Equo) en el desembarco en Bruselas de la avanzadilla de las monedas complementarias. Ambos defendieron “una nueva economía para una nueva Europa” y reconocieron la necesidad de compartir las experiencias locales que están fraguando en el viejo continente como “herramientas de cambio” y de empoderamiento de los ciudadanos, respaldadas en algunos casos por las propias autoridades locales.
Israel Sánchez puso sobre la mesa la andadura rugiente del Puma, surgido en el contexto de reivindicación social y económica del barrio del Pumarejo en Sevilla, donde los vecinos decidieron hacerse la fatídica pregunta: “¿Y por qué no crear nuestro propio dinero?”. Miguel Ángel González contó la experiencia más reciente del Ekhi, nacido en el casco viejo de Bilbao para potenciar el pequeño comercio local, que incorpora la novedad de la “oxidación” (los billetes tienen un plazo de caducidad y pierden su valor si no se usan antes).
Desde Valencia, Enric Montesa reivindicó el “otro dinero es posible” y narró la singladura del Orué, la moneda virtual complementaria del barrio de Russafa, donde el activismo y la innovación cabalgan juntos. Fulgencio Tortosa nos puso al tanto de todo lo que se mueve en la Comunidad Valenciana, con tres Consellerias (Agricultura, Economía e Igualdad y Políticas Complementarias) implicadas en el desarrollo de una moneda complementaria.
El 22 de abril se celebra en la Universidad de Elche un simposio que explora la intersección de las monedas sociales con el modelo productivo de la economía circular y del bioregionalismo. Desde la Comunidad de Madrid, Franco Llobera adelantó los planes para el uso de monedas sociales como herramientas de economía “biorregional” y anticipó el proyecto de Madrid Agrocomposta, usando los “boniatos” como instrumento de cambio.
Acabamos nuestro viaje en Acalá de Henares, donde se celebrará en mayo (21 y 22) el próximo Encuentro Estatal de Monedas Sociales. Allí ha surgido el último y más original “brote verde”, el Henar, donde se dan la mano las monedas complementarias y el concepto de banco de tiempo. Sus más de 180 usuarios se incorporan y participan además a través Alkalopoly, una plataforma planteada como un juego.

“Necesitamos que el dinero funcione de otra manera y en beneficio de la gente”, recalca su impulsor, César Gallego. “Hemos introducido la “gamificación” para enganchar a la gente. Y aunque el proceso parezca complicado, los alcalaínos van entrando porque ven que es una manera de ahorrar y de dinamizar al mismo tiempo nuestra economía local. Nuestra puesta de largo es el 28 de febrero: ese día invitamos a todos a seguir la Ruta del Henar”.
Artículo originalmente publicado en El Correo del Sol por Carlos Fresneda.

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