GOOD BYE SPAIN
La
oligarquía que domina el país está cómodamente instalada en sus
feudos de poder con estratosféricas sisas apalancadas durante años.
Producto de robos, atracos, desfalcos y todas las sustracciones y
raterías posibles de los fondos públicos los ha hecho inmensamente
ricos. Los sobornos están a la orden del día y nuestros políticos
se han distanciado de los ciudadanos electores por un plato de
lentejas.
La
democracia es de cartón piedra con una partitocracia que extiende
sus tentáculos en todas las instituciones. Del sistema judicial nada
más hay que oír al defenestrado juez Elpidio Silva. No
hay soberanía y es la Europa del norte quien impone las condiciones
de vida, una política de exigencias traducidas en el ordeno y mando
que sirve para devolver céntimo a céntimo las deudas de los bancos
españoles con sus acreedores alemanes a costa del sacrificio de la
población y el visto bueno de los gobiernos del PP o PSOE. A parte
de que la banca española restrinja el crédito y liquide sus deudas
¿De
qué sirve tanto sacrificio de la población si se mantiene un euro
fuerte? De muy poco, estos
canallas que tenemos por vecinos van a la suya. Podrían optar por
echar una mano y facilitar que las exportaciones españolas no sean
por sacrificio de los salarios. Toda
esta introducción es el recordatorio que la población está a los
pies de los caballos y
a pesar de la propaganda del gobierno, que supera el más espantoso
ridículo, no hay quien se pueda creer los brotes verdes cuando
todavía estamos esperando los anunciados por la ex ministra Elena
Salgado. Esta propaganda es un insulto a la inteligencia de la
población y a los seis millones de parados, día que pasa día que
el cabreo colectivo arraiga. La oligarquía lo ve venir y redacta una
ley de seguridad ciudadana con multas millonarias con la intención
de mantener a las gentes en sus casas aunque no puedan encender la
luz ni nada que llevar a la nevera.
Combatir
en esta situación de indefensión con una espada de madera al
monstruo que saca fuego por la nariz es una quimera. Para obtener
algún éxito pasaría por una huelga general indefinida que
derribara al gobierno y unas elecciones con sabia nueva lo que
equivale a una revolución. Así y todo, la oligarquía se
disfrazaría de cualquier cosa con tal de mantener su posición
dominante. Pero dejemos esta elucubración y aterricemos en la
realidad: a España le ha salido un grano en el culo que no ha sido
tratado con la medicación adecuada. La
prescripción para remediar el problema catalán fue: no hacer nada
que ya se cansarán a lo que se añadió una sobredosis de veneno
mediático pagada a tanto la ponzoña que más daño haga a los
catalanes. El
resultado de tan ingeniosa receta ha sido lo contrario de lo que se
pretendía. Los
independentistas se han multiplicado y las encuestan detectan que
rondan los dos tercios de los electores. Esta
predicción coincide con la votación que hubo en el Parlament
de Catalunya el pasado día 16 de enero: dos tercios de la cámara
votó solicitar al gobierno del PP la transferencia que le permita
convocar un referéndum (9 de noviembre) para decidir si Cataluña se
separa de España. La respuesta a tan osada petición será un
rotundo no pero el independentismo catalán le da igual, lo que
pretende es recorrer cada uno de los pasos y etapas que cumplan con
la legislación vigente. Llegados a este punto, del callejón sin
salida, los independentistas podrán revindicar que todo se ha hecho
por los cauces legales y ni tan siquiera se es escuchado por lo que
toma las de Villadiego.
Good bye Spain, esto es lo que hay. El
desgobierno y los errores de los gobiernos del PSOE y PP han llevado
a los catalanes a buscar una alternativa al margen del jarabe de palo
que recetan sin tregua alguna.
El
problema catalán existe y ha ido creciendo hasta el extremo que ya
está determinada una pregunta y una fecha para un referéndum de
secesión, en otros artículos en el blog he dejado mi punto de
vista. Ver El
problema catalán
publicado en enero de 2013…
He
escrito dos libros (Jaque
al Virrey y Las
mil caras de Jordi Pujol a
parte de una gran cantidad de artículos) sobre el sector de negocios
de Convergencia Democrática de Catalunya y la tendencia de los hijos
de Pujol por el color del dinero por lo que se me colocó,
injustamente, la etiqueta de anticatalán. Con el tiempo las cosas se
ven diferentes, no se trata de un cambio de camisa, ya que nunca he
militado en un movimiento u organización que no sea la mía, se
trata de observar la evolución de un problema que tenía diferentes
soluciones y se ha escogido la peor de las posibles: no
reconocer la singularidad de Cataluña como una comunidad rica y con
una media superior a la de Europa. Un pacto fiscal para Cataluña
hubiera sido suficiente pero no fue posible.
¿Cómo se puede votar, con una amplia mayoría, en el Parlament de
Catalunya el “estatut” y ratificarlo en referéndum por los
catalanes para luego decir que la voluntad popular es de broma?
Veremos ahora si la voluntad popular es de broma cuando se declare
unas elecciones con carácter plebiscitario, es decir, que los
diferentes partidos acudan a las urnas, unos con el si a la
independencia y otros con el no. Si el resultado es sí, como las
encuestas anticipan, se proclamará la independencia que será sin
acuerdo y por lo tanto unilateral (¿Se lo ve venir Mariano Rajoy
cuando en su vocabulario ha introducido el término “unilateral?).
¿Será un presagio?
Sé,
o al menos intuyo, que lo que voy a manifestar suena mal o muy mal
para quien escuche: “Si
yo fuera de la otra orilla del Ebro no me opondría a la secesión de
Cataluña” Recuerdo
que fue el ex presidente Adolfo Suárez que en un discurso por la
televisión dijo: “las cosas no se arreglan hasta que se
estropean”. Estas palabras de Suárez hace tiempo que me dan que
pensar y son la clave para aceptar la simplicidad de la afirmación.
Ésta España ha caído en manos de una oligarquía que solo la puede
tumbar un cataclismo (ver El
clan de la Dehesilla
y la
secesión de Cataluña es el órdago que esa tribu de poderosos que
no esperaban, ni
por asomo, la evolución de los acontecimientos. Los inversores
internacionales miraban de reojo las ocurrencias que se mencionaban
sobre Cataluña como algo folklórico pero el cariz de los últimos
acontecimientos les ha hecho tomar posiciones. JP
Morgan y la gran banca de inversión extranjera ha lanzado la voz de
alarma sobre el conflicto de la independencia de Cataluña por
lo que consideran un desafío para la recuperación económica de
España. En realidad no se trata que el conflicto merme las
posibilidades de recuperación se trata de que Cataluña sin España,
a pesar de los malos augurios anunciados por el gobierno, podría
tirar hacia delante con buenas condiciones. No ocurriría lo mismo
para una España sin Cataluña que cargaría con el peso de una
estructura que si hoy día es insostenible una vez consumado el
divorcio todavía lo será peor. Un país pequeño, industrializado,
con una fuente de turismo estable y una mentalidad de superación
tendrá una oportunidad de adaptación que una España dominada por
una oligarquía que se ha adueñado de todo el sistema, desde las
instituciones al gobierno, y desde ahí impone sus condiciones:
hacerse inmensamente ricos a costa del populacho. Puede
parecer contradictorio pero la oportunidad de oro de españoles y
catalanes está en la secesión de Cataluña. Si
fuéramos inteligentes y no nos dejáramos engañar por las mentiras
interesadas difundidas por un gobierno totalmente rendido a la
voluntad de las grandes empresas y corporaciones que ven venir su
descalabro no nos opondríamos a que el tsunami secesionista se
consumara. “Las
cosas no se arreglan hasta que se estropean”.
La
deriva separatista se acentuará a lo largo de 2014 y
especialmente en torno al próximo 11 de septiembre, cuando se
celebrará el tercer centenario de la caída de Barcelona en la
Guerra de Sucesión española. Cada bando intensificará sus
argumentos entremezclados con propaganda. El bando españolista
tirará la casa por la ventana bajo el patrocinio de las grandes
empresas que se juegan, a premio fijo, su estabilidad. En la campaña
aflorará el juego sucio y se buscará el apoyo de la ciudadanía
española además de invocar
a la solidaridad de los ciudadanos europeos en
apoyo de la integridad de España por lo mucho que está en juego. En
el blog ya he advertido donde está el Talón de Aquiles de España:
en la deuda soberana (Ver La
secesión de Cataluña a la vuelta de la esquina (2)… La
deuda está a nombre del Reino de España y un divorcio sin negociar
llevaría al caos y el Tesoro de España caería en una profunda
quiebra, no
solo afectaría a los inversores extranjeros que tienen en sus manos
la deuda española sino a la banca autóctona que tiene entre sus
activos la mayor cantidad de deuda soberana que ante la posibilidad
de default hundiría
sus balances contables. Puede haber quien piense que esta exposición
es una exageración, entonces le remito a la manifestación de hace
unos días de David Cameron, primer ministro del Reino Unido, al
dirigirse al mercado financiero al
asegurarles que la deuda soberana, pase lo que pase con la
independencia de Escocia, correrá a cargo del Reino Unido. Mariano
Rajoy no dice lo mismo ni lo contrario, no dice que el Reino de
España se hará cargo de la deuda soberana ya que ninguno de los
acreedores lo puede creer. Lo único que dice, el presidente del
gobierno, y lo repite una y otra vez que la secesión no tendrá
lugar y pronuncia con vehemencia algo
parecido a muerto el perro muerta la rabia: sino hay referéndum no
hay secesión.
¿Enviará los tanques a Cataluña para matar el perro? (Ver: La
secesión de Cataluña a la vuelta de la esquina (1) Si
los catalanes se empecinan no hay nada que lo pueda impedir y el
mercado financiero, por lo que tiene que perder, ha sido el primero
en considerar que pintan bastos.
Veamos
como afectaría a las grandes empresas en manos del oligopolio, la
partitocracia y la oligarquía que tienen asido el poder y se
permiten el lujo de echar mano a los fondos públicos y al bolsillo
de los españoles por mandato divino. Estos canallas ven en el
horizonte nubes de tormenta. Bancos, eléctricas y multinacionales se
reparten el pastel, incluso territorialmente como
Endesa la eléctrica que se erige como amo y señor en Cataluña. El
40% de sus ingresos provienen de Cataluña, un territorio conquistado
por la Divina Providencia reconvertida en Endesa, con una clientela
de cerca de cuatro
millones de clientes de los 12 millones
de usuarios a los que comercializa su electricidad. Endesa
tiene en Cataluña sus dos centrales nucleares,
la de Ascó y
la de Vandellós,
ambas en Tarragona, que generan el 50% de la electricidad que se
consume en Cataluña. Además, Endesa es propietaria de 50
centrales hidroeléctricas principalmente
en la zona de los Pirineos y como guinda del pastel la instalación
de generación a través de ciclo
combinado en Sant Adrià del Besòs. Con todo este patrimonio
conquistado a base de la absorción de Fuerzas Eléctricas de
Cataluña (FECSA) y en la voracidad de tragar todo lo público
cualquier
cambio en la legislación impactaría directamente en su balance
contable. ¿Qué impacto puede tener el monopolio de Endesa? No
habría que elucubrar demasiado: la
eléctrica sería nacionalizada. El
sentido común lleva a preguntarse ¿Qué demonios hace Enel, la
empresa pública italiana, con el 92% del capital de Endesa? ¿Nos
hemos vuelto locos? Se privatiza Endesa de los activos del Estado
español para pasar a manos del Estado italiano. Lo más lógico
sería una nacionalización en manos de Cataluña.
Entiendo
que es difícil que de la otra orilla del Ebro se pueda ver la
independencia de Cataluña como un maná caído del cielo. He puesto
el ejemplo de Endesa pero lo mismo serviría para los bancos que a
causa de sus macro deudas con sus acreedores de las titulaciones
hipotecarias del tocho, los impagos de una clientela desbordada por
la situación y el bombazo de la deuda soberana acabarían en
quiebra. En Cataluña se podría constituir una banca pública que
ofrezca crédito a aquellas empresas solventes que con el tiempo
revertirán la situación. Para España es una oportunidad, mejor
dicho, para los españoles es una oportunidad (Ver: La
solución puede llegar por donde nadie espera Insisto: “Las
cosas no se arreglan hasta que se estropean”. La
oligarquía, estos canallas que tienen asido el poder, te venderán
la moto para que todo continúe igual, de ti depende unirte al coro o
pensar por ti mismo. Hay que reconstruir España y ésta es una
ocasión única. El pueblo catalán esta harto del desgobierno que
destruye lo que se ha tardado décadas en construir. No quisiera
acabar sin posicionarme en una predicción, ahí va, prácticamente
ninguno de los partidos políticos que se distribuyen los escaños
del Parlament de Catalunya estará presente en la nueva Cataluña. Ahí
va otra predicción para rizar el rizo: la
nueva Cataluña será un Estado asociado a la nueva España.
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