3/9/12

Elegir la vida significa construir una sociedad que sustenta la vida


ECOLOGÍA PROFUNDA – ESCOGER LA VIDA

El siguiente artículo es un fragmento del libro “Volver a la Vida” de Joanna Macy. Ecóloga profunda y una de las fundadoras de la Ecofilosofía y de la Ecopsicología Joanna Macy ha trabajo durante mas de treinta años ayudando a transformar la desesperación y la apatía frente a la crisis ecológica y social, en una acción constructiva y colaborativa, revelándonos una nueva visión del mundo que nos libera de los prejuicios y actitudes que amenazan la vida sobre la tierra. Más información sobre Joanna Macy en: www.joannamacy.net

Elegir La Vida
Os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia (Deut. 30, 19)

VIVIMOS EN UN TIEMPO EXTRAORDINARIO SOBRE LA FAZ DE LA TIERRA.
Poseemos más desarrollo técnico y conocimiento del que nuestros ancestros pudieron haber soñado. Nuestros telescopios nos permiten ver a través del tiempo lo comienzos del universo; nuestros microscopios abren los códigos principales de la vida orgánica; nuestros satélites revelan patrones climáticos globales y los comportamientos ocultos de naciones remotas. ¿Quién hubiera imaginado tal abundancia de información y poder, incluso un siglo atrás?


Al mismo tiempo somos testigos de la destrucción de la vida a una magnitud que ninguna generación pasada, en base a la historia documentada, se enfrentó. Ciertamente nuestros ancestros conocieron la guerra, las plagas y la hambruna; civilizaciones enteras, como la fenicia y la Roma imperial, se hundieron cuando cortaron sus árboles para fabricar barcos de guerra y convirtieron sus tierras en desiertos. Pero ahora no sólo es un bosque aquí y unas tierras arables y zonas pesqueras por allá; hoy en día especies enteras, culturas y ecosistemas a nivel global mueren, incluso el plancton productor de oxígeno que habita los mares.

Quizá los científicos tratan de comunicarnos lo que está en juego cuando quemamos las selvas lluviosas y combustibles fósiles, cuando vertemos contaminantes tóxicos al aire, el suelo y el mar, y cuando usamos químicos que devoran la capa de ozono protectora de nuestro planeta. Pero sus advertencias son difíciles de escuchar, pues la nuestra es una Sociedad de Crecimiento Industrial* (SCI) en la que la economía depende de un consumo interminable de los recursos. Para mantener sus motores de crecimiento, la Tierra es proveedora y basurero a la vez. El cuerpo del planeta no sólo es extirpado y transformado en bienes comerciales, sino que también sirve de “coladera” para los subproductos venenosos de nuestras industrias.** Si sentimos de alguna manera que el tiempo se acelera, estamos en lo cierto—ya que la lógica de la SCI es exponencial, demandando no solo “crecimiento,” sino una creciente tasa de crecimiento.
 

Al igual que Alicia en el tablero de ajedrez de la Reina Loca, debemos correr siempre más rápido para mantenernos en el mismo lugar. ¿Qué es lo que les espera a nuestros hijos? ¿Qué quedará para aquellos que están por venir? Estamos demasiado ocupados para pensar en ello. Tratamos de cerrar nuestras mentes a los escenarios de pesadilla, del deseo y la guerra en un mundo devastado y contaminado.
Hemos llegado hasta este punto. Hemos sobrevivido muchas dificultades y evolucionado a través de diversas aventuras en nuestro viaje planetario y aún hay tantas promesas por desarrollarse—pero es posible perderlo todo. A medida que la intrincada red de sistemas naturales se deshace, es posible que hundamos todo. Las palabras de Yahvé a Moisés cobran un significado literal: “He puesto ante vosotros la vida y la muerte, por lo tanto, escoge la vida.”

La Elección de un Mundo Sostentible
Es posible elegir la vida. A pesar de graves predicciones, todavía podemos actuar para asegurar un mundo en el que se pueda vivir. Es crucial saber que podemos satisfacer nuestras necesidades sin destruir nuestro sistema de soporte vital. Existe el su vida, una economía global en continua expansión está destruyendo lentamente a su huésped—el conocimiento técnico y los medios de comunicación para hacerlo. Hay la inteligencia y los recursos para producir suficiente comida, asegurar aire puro y agua limpia y generar la energía requerida utilizando el poder del sol, el viento y la biomasa. Si tenemos la voluntad, tendremos los medios para controlar la población humana, para desmantelar armas y evitar guerras y para dar a todos una voz democrática de auto-gestión.***


Elegir la vida significa construir una sociedad que sustenta la vida. “Una sociedad sustentable es aquella que satisface sus necesidades sin poner en juego las posibilidades de las generaciones futuras,” de acuerdo a Lester Brown del World Watch Institute. En contraste con la Sociedad de Crecimiento Industrial, una sociedad que sustenta la vida opera dentro de la “capacidad de carga” de su sistema de soporte vital a nivel regional y planetario, tanto en los recursos que consume como en los desechos que produce.

Elegir la vida en este tiempo planetario es una aventura formidable. Tal como lo están descubriendo personas de todos países y formas de vida, está aventura requiere de mayor valentía y solidaridad que cualquier campaña militar. Desde estudiantes de escuelas preparatorias que regeneran arroyos para que el salmón se reproduzca hasta vecinos que crean huertas comunales en lotes disponibles de la ciudad, desde activistas que retrasan la tala de árboles hasta que los estudios de impacto ambiental se han realizado hasta los ingenieros en energía eólica que llevan su tecnología a regiones con escasez de energía. Innumerables grupos se organizan, aprenden y actúan.
 

Puede que ésta actividad humana multifacética en favor de la vida no obtenga los titulares de los noticieros, pero será lo más valioso para nuestra descendencia.
Pues si habrá un mundo para aquellos que vienen después de nosotros, será por que hemos llevado a cabo una transición de la Sociedad de Crecimiento Industrial a una sociedad que sustenta la vida. Cuando la gente del futuro mire este momento histórico, verán quizás con más claridad de lo que podemos ver ahora, cuan revolucionario es nuestro tiempo. Tal vez lo denominen el tiempo del Gran Giro.


Ellos, nuestros descendientes, lo verán como algo que marcó una época. Mientras que la revolución agrícola duró siglos y la revolución industrial tomó generaciones, está revolución ecológica tiene que ocurrir en cuestión de pocos años. Tiene también que ser de mayor alcance, involucrando no sólo la economía política, sino también los hábitos y valores que la promueven.

El Gran Giro
Tomemos prestada la perspectiva de futuras generaciones para contemplar como el Gran Giro está adquiriendo relevancia hoy en día a través de las decisiones de innumerables grupos e individuos. Podemos ver lo que está sucediendo en tres áreas o dimensiones que se refuerzan mutuamente y ocurren simultáneamente. Éstas son: 1) acciones para disminuir el daño causado a la Tierra y sus seres; 2) análisis y creación de estructuras alternativas; y 3) un cambio fundamental de cosmovisión y valores. Muchos de nosotros estamos comprometidos con las tres áreas, ya que cada una es necesaria para la creación de una civilización sustentable.


* El ecofilósofo Noruego Sigmund Kwaloy ha acuñado éste término.
** “Justo como un cáncer en continuo crecimiento que eventualmente destruye los sistemas que sostienen ecosistema Terrestre. Lester Brown. State of the World, 1998.
*** John Madslien, The Purchasing Power of Peace, 2009: Se gastan 2.4 trillones de dólares americanos a nivel mundial en la industria militar, de acuerdo al Índice Global de Paz. En base al Reporte de las Naciones Unidas El Estado del Desarrollo Humano, 1998, se requerirían $15 billones de dólares americanos para proporcionar servicios sanitarios y educación básica para todos en los países del mundo en vías de desarrollo.

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