14/6/11

“CO-HOUSING” : Una altra forma de conviure

Vivir en el campo y en comunidad es un gozo para toda la familia
El concepto de “co-housing” se introdujo en EE.UU. a finales de los ochenta procedente de Dinamarca. En 2008 había 113 comunidades y otras 111 planeadas o en construcción.
Se estima que, en 20 años, 350 comunidades de este tipo surgirán cada año.

El denominador común de dichos grupos, que no pertenecen a ningún tipo de religión o creencia determinada, es que son 100% gestionadas por los residentes por medio del consenso. Aquí no importa tanto la mayoría, sino el que todas las opiniones/posiciones sean consideradas
y respetadas. La idea de que cada persona tiene “una parte de la verdad” se toma muy en serio, así que, aunque se tarde más en llegar a una decisión, al final todos y cada uno han sido incluidos y se desarrolla la creatividad para el bien común.

BUSCANDO LA LIBERTAD
Las viviendas han sido construidas respetando el medio ambiente, en medio de bosques, tierras de cultivo, lagos... y alejadas (5 minutos en coche) de comercios y otras “amenidades”.
Eso, en sí, ya es un gran atractivo. Sin embargo, “co-housing” significa mucho más.
Aquí la gente mayor/retirada juega con los niños y participa en la organización diaria de la comunidad. Su consejo y experiencia es muy apreciada y agradecida. Los jóvenes se ganan
su dinerito trabajando de canguro para sus amigos/vecinos. Los niños juegan libres en las zonas peatonales que rodean las casas y el parque infantil o se pierden buscando insectos o ranas
y espiando a los ciervos y culebras al anochecer. Para los niños es un paraíso donde se sienten protegidos y queridos por los adultos y comparten con sus amigos no sólo juegos, sino comidas,
juguetes, mascotas... ¡y el huerto!

EL COMPARTIR
Además de reciclaje, taller mecánico, carpintería, manualidades, compost y huerta, tenemos una “casa común” equipada con cocina, habitaciones para invitados, mini-gimnasio, sala de juegos,
de reuniones, de juguetes, lavandería, sala de televisión, de lectura... Allí compartimos almuerzos y cenas con los vecinos así como la limpieza y mantenimiento de zonas comunes y jardines.
Cuando llega alguien nuevo, incluso antes de mudarse, los vecinos contactan presentándose y ofreciendo su ayuda. A cambio se compromete a unas 4 o 5 horas de trabajo al mes por adulto/
casa. Así ahorramos costes a la comunidad, recursos y nos beneficiamos de los talentos que tenemos en casa. También se organizan talleres muy interesantes y yoga o compartimos el cuidado de nuestros hijos con otros vecinos. Las distintas ocasiones como fiestas religiosas, cumpleaños o simplemente el cambio de estaciones se celebran con pot-lucks donde cada uno aporta un plato al grupo y se canta, enciende un fuego, se hacen proyectos de arte, se organizan
juegos, deportes, se baila... Para los cumpleaños de los niños, con frecuencia no se aceptan regalos, sino sólo la presencia de otros niños para jugar. Tenemos una tendencia a no acumular
y evitar el consumismo excesivo. (¡¡¡Sí, sí, eso también pasa en USA!!!).

VECINDARIO ALEGRE
Por medio del sistema de intranet nos comunicamos por e-mail y anunciamos necesidades, objetos perdidos, advertencias, cosas o muebles que ya no hacen falta y no queremos tirar.
En realidad vivir en “co-housing” es como vivir en una gran familia, con la ventaja de no tener que dar explicaciones si prefieres el silencio de tu hogar en algún momento. Lo que más admiro personalmente de “co-housing” es la enorme calidad humana de mis vecinos, su cordialidad,
energía y humanidad y, sobre todo, su determinación por conseguir una comunidad en la que todos se sientan lo más felices posible. Es un nuevo concepto de vecindario inteligente y humanizado donde se respetan las diferencias, nos conocemos y nos ayudamos unos a
otros con alegría y confianza.

Dolores Rubio-Turtle es directora de Bebés Ecológicos y Pasión por Vivir y reside parte del año en Touchstone, una de las tres comunidades de “co-housing” que existen en Ann Arbor (Michigan, USA).

APRENDIENDO A COMPARTIR

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