16/3/11

EL FUTUR ÉS A LES NOSTRES MANS

“La mejor forma de predecir nuestro futuro... es crearlo”
La transición a un presente cotidiano con menor disponibilidad energética y menos bienes de consumo es un proceso que nos va a tocar vivir a todos. Una iniciativa de Transición germina allá donde dos o más personas son capaces de expresarse, escucharse, informarse y hacer algo para reducir de manera progresiva su consumo de energía y materiales. Su objetivo será a la vez práctico y ético. Práctico, porque aumentarán la resiliencia o robustez de sus vidas, la de sus familias o las del vecindario. Ético, porque intentarán ajustar su huella ecológica a la capacidad del planeta.

¿Cuanto te imaginas que dependes del petróleo?

La Transición comienza de “abajo hacia arriba”, de “poco a mucho”, de “sencillo a complejo”. No pide, exige o reivindica, sino que hace. Dos vecinos o vecinas se ponen en marcha; hablan sobre cómo reducir su consumo de luz, gas, coche… El ejemplo mutuo refuerza el abandono de sus hábitos y adicciones. Intercambian sus habilidades o su tiempo: “Yo te reparo esos zapatos, tú vas a buscar en autobús a mis hijos”. Se prestan sus cosas: “Me dejas tu bicicleta y te presto el pasapurés”. Piensan en cómo aislar su casa: “Contratemos juntos a alguien que nos aísle las paredes, o nos ayudamos mutuamente en dos fines de semana”. Sacan adelante un huerto urbano: “Tú vas los martes, yo los viernes; tú hablas con el dueño del solar y le regalamos unos calabacines; si le gusta, se suma”. Dejan ver y conocer su iniciativa: “Montemos una merienda en casa para enseñar a hacer jabón; colocamos un corcho para anunciar intercambios de tiempo y servicios”.

La iniciativa de Transición crece desde lo sencillo y cercano, desde lo posible y abarcable, incluso cuando alcanza una gran envergadura. Es creativa, divertida, impredecible y amable con nuestra Vida y la de nuestra querida Tierra. ¡Y parecía difícil! ¿Os animáis a inventar la vuestra?

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