EL VERDADERO SENTIDO DE LA VIDA
Todo es ingeniería social. Desde lo que comemos, pensamos,
nuestras decisiones, gustos, temores y modos de vida, todo, absolutamente todo,
ha sido condicionado en base a diseños experimentales, muchos de ellos burdos y
simples; otros son tan complejos que sólo una mente demoniaca y fuera de
nuestra dimensión podría planificar, dado que en la otra no existe la muerte y
sus seres son eternos.
Lamento por ello decir que, si creíste que fuiste libre, elegiste bajo tu absoluta responsabilidad, la cual nunca supiste qué es y te dejaron ser lo que eres en realidad, nunca ha sido así. Has sido y eres un conejillo de indias para fines tan esperpénticos como ver el modo en el que reaccionas a distintos estímulos o situaciones, llevarte a un escenario en el que otros se van a beneficiar de tu sufrimiento o simplemente matarte porque te consideran un ser inservible para la humanidad. Así de claro.
¿Y cuál es el modo de saberlo? No existe, dado que sus planes son tan indetectables como el aire que respiras, a menos que empieces a conocer quiénes son realmente tus amos, porque, dicho sea de paso, eres un simple esclavo.¿Y cuáles han sido los objetivos morales para cada uno de
nosotros? El individualismo, la competencia, la desconfianza, el resentimiento,
la intolerancia, la imposición del más fuerte, la destrucción del más débil, el
triunfo por encima de la ética más básica del ser humano, hacer creer que todo
se consigue de manera fácil, satanizar el esfuerzo, crear dioses por doquier
(el dinero, el líder y ciertas verdades sagradas) y, sobre todo, aislarnos unos
de otros mediante el miedo para dividirnos y luego acecharnos como los leones
atacan a las cebras. Nada de esto es por casualidad y no responde a creencias
de tipo precisamente cristianas, ni basadas en el amor verdadero. Ya sabes de
lo que hablo…
Actualmente nos encontramos en la era de la agenda 2030, un
plan en el que dicen salvar a la humanidad para un mundo perfecto y en paz por
los siglos de los siglos, en el que nos darán todo lo que necesitamos para
vivir en ese idílico mundo en el que siempre hemos soñado estar, hartos de
tanto sufrimiento y sacrificio. El plan ha sido perfecto, estamos cansados y
muchos ya han caído en la indefensión aprendida de creer que, hagan lo que
hagan, nada tiene arreglo, a menos que venga del cielo, o de otros (lo que
vendría a ser lo mismo…).
Dado que somos niños, nos tienen que llevar de la mano.
Pero, sin perder el hilo del discurso, hagamos un análisis más meticuloso. La
secta del satanismo no permite la disidencia, del mismo modo que ocurre con
otras muy asociadas como la masonería: una vez que entras en ella, juras
guardar todos sus secretos y, si por acaso osas contarlos, describir sus
sacrificios y misas negras donde se matan a niños recién nacidos con cuchillos
sagrados y se emborrachan de adenocromo, te pegan un tiro porque traicionaste
las reglas. Nadie ha de saber qué ocurre dentro de estas sectas satánicas y si
sale a la luz actúan porque corren serio peligro. Suelen funcionar como
apariencias para atraer las abejas al panal con sus sabores maravillosos de
polen envenenado y cautivador, pero si descubres que tienen tóxicos y lo
cuentas, ¡ay, de ti!
Son sectas, todo lo que crean es lo mismo. Es como si fuese
posible que un dictador psicópata y narcisista crease una organización en la
que cada cual pudiese opinar como le diese la gana; lo que va a hacer es crear
un partido en el que va a ser adorado como dios de la antigua Babilonia, ¡que
nos dejen de cuentos de Walt Disney!
Pero, volviendo al punto que dejamos entre comas, existe un
objetivo que es el control absoluto del ser humano y de todo lo humano, una
sociedad en la que los hombres no gobiernan y rigen las normas sagradas que
pondrán paz para siempre en nuestras vidas: me refiero a la inteligencia
artificial, mucho más rápida, mucho más práctica pues cumple a rajatabla sin
remordimiento alguno pues los sentimientos no tienen cabida. Lo importante es
el bien común y punto; si alguien tiene que morir, lo hace en el nombre de los
demás, y se habrá de agradecer el hecho.
Para lograr estos objetivos, para que nos vayamos
aclimatando al ambiente, crean ideologías que buscan varios objetivos: primero
destrozar instituciones sociales que resultan molestas a sus planes, segundo
inundarnos de derechos y libertades, de las que nunca hemos gozado y, tercero,
hacernos creer que el bien común está por encima de nuestras prioridades,
incluso las personales y básicas. Tanto el LGTBIQ+, como la religión del cambio
climático, como el feminismo responden a los mismos tres aspectos.
Primer aspecto:
El LGTBIQ+ pretende eliminar a la familia, donde el niño
adquiere sus valores, está protegido de incursiones peligrosas y puede crecer
aprendiendo a ser un humano, en el marco del amor de sus padres, de sus
parientes y dentro del contexto del juego, en el que ha de ser protegido para
llegar a ser él mismo; lo que impide que llegue a ser un siervo del Estado
dictatorial es la voluntad de los padres, sus guardianes, para lo cual éstos
han de ser desposeídos de sus derechos, hasta el punto de que las incursiones e
invasiones de la ideología del Estado se impongan a los progenitores.
El feminismo persigue la eliminación del hombre, como agente
humano en su conjunto, como agente de acción que reacciona con prontitud e
inteligencia, haciendo justicia fuera de los procedimientos que se pueden
considerar obstáculos para el equilibrio; sería un equivalente a la sabia
intuición que todos tenemos y que nos avisa de los peligros; los grandes
avances de la humanidad son debidos a los hombres, al sexo masculino, el sexo
protector de la familia y de sus reglas; el sexo femenino se siente atraído por
su opuesto y no por los del mismo signo (es de sobra conocido que las cargas
negativas dentro de los átomos se unen a las positivas y con las negativas se
rechazan, véanse los electrones).
El cambio climático persigue desligarnos de nuestras
costumbres y hábitos de todo tipo (alimenticios, sociales, desplazamientos, económicos…)
con el fin de eliminarlos pues impiden la imposición de su dictadura; no ha de
existir margen posible para que cada cual decida libremente y se haga
independiente del Estado, es decir, no dependa de él.
Segundo aspecto:
Los derechos sexuales que promete el movimiento LGTBIQ+,
bajo la fantasía de que el sexo biológico no importa, pretenden darnos la
libertad de gozar en sentido pleno, sin límites conocidos y de manera que el
Estado nos protege como si fuésemos niños autistas, incapaces de interactuar
con el resto de nuestros seres queridos. Dado que el placer sexual es tan
glorificante e intenso, aunque dure un segundo, se convierte en el refugio
frente al dolor, la frustración y la cobardía del hombre masificado que es
incapaz de afrontar su propia realidad, y, mucho menos hacerse responsable de
sí mismo.
El feminismo da el derecho a las mujeres en doble vertiente:
primero en cuanto a que tienen la facultad de vengarse de todos los hombres,
siguiendo las máximas de la biblia satánica, por cuanto éstos han sometido a
las mujeres de su sangre, presentes y pasadas por el llamado patriarcado, tan
denostado, claramente en contra del hombre y de la familia; y segundo porque
les permite controlar y hacer que el mundo sea dirigido bajo su batuta femenina,
supuestamente sensible, respetuosa y suave como la mejor de las sedas
orientales, mientras que los hombres actúan a lo bruto y sin inteligencia
alguna; los derechos de la mujer, intocables, son tan protegidos que ésta es
considerada como un bellísimo jarrón de porcelana de la dinastía Ming.
El cambio climático nos brinda el derecho a vivir en un
mundo en el que no hay contaminación, la vida que llevamos es completamente
sana, cercana a la naturaleza, a hábitos sanos donde los haya, sin ruidos ni
ataques biológicos: fuera virus, bacterias, todo ha de estar limpio y
desinfectado, todo ha de estar listo para que vivamos 120 años, por supuesto en
el marco de un paraíso idílico.
Tercer aspecto:
Para el LGTBIQ+ el bien común es la libertad del ser humano
en un marco nunca conocido, sin límites y abarcando las áreas más íntimas de
nuestras vidas, algo de lo que casi nadie ha sido consciente; por ello, todo lo
que cuestione ese derecho a moldear mi mundo interno, cualquier agente que ose
involucrarse en esa área estrictamente sagrada (y egoísta) ha de ser condenado
por fascista, impositivo e intolerante, provenga de dónde provenga, como agente
de odio porque, igual que lo hace con un extraño, lo puede hacer conmigo: es
como el delincuente que asesina y que ha de ser detenido y juzgado para que no
lo haga con nadie más.
Para el feminismo, cualquier comentario que vaya en contra
de la supremacía del sexo de la mujer se considera un ataque a la libertad y
dignidad de las féminas, pues el bien común sería esa idea de que el mundo necesita
ser guiado ahora por ellas exclusivamente, pues el patriarcado ha puesto a la
humanidad en un serio peligro y es necesario pararlo cómo sea. Para el cambio
climático, está claro: el mundo en el que todos deseamos vivir, aunque no sea real;
es decir, cualquier ataque a ese escenario irreal convierte a cualquier acción
en peligrosa, pues ataca a un escenario fruto de la mente de un degenerado
idealista o loco, que no tiene los pies en la tierra.
En todos estos escenarios subyace la idea del fanatismo: se
trata de tres religiones, del mismo modo que el covid fue la inicial o la
primera que nos impusieron con su catecismo de ministros y médicos vestidos de
blanco, como los antiguos sacerdotes de Roma. No cabe la disidencia; cada de una
de sus creencias es un dogma de fe, propuesto e impuesto por las leyes de los
Estados, como si se tratase del nuevo testamento de Jesucristo, sólo que éste
no nos obligaba, pero las instituciones políticas nos exigen su cumplimiento
como agentes fascistas.
Existen, además otras medidas que nos ocultan, como la
destrucción de las presas donde se acumulan las aguas para tiempos de sequía,
la incentivación para que los agricultores abandonen sus cultivos bajo
indemnizaciones muy elevadas, el uso de yoduro de plata y otros metales pesados
para crear nubes, impedir las lluvias, subir las temperaturas o bajarlas a
capricho… Claro que eso nunca te lo dirán, pues son las argucias de los
mafiosos sionistas para hacerte creer que has de confiar en ellos.
Pura ingeniería de masas, puras mentiras, pura bazofia moral
vomitiva para quienes prefieren seguir siendo esclavos, que nunca dejaron de
serlo y que han desarrollado esa conciencia sucia que les invade el
inconsciente con creencias inservibles, que les destruyen la cordura, la
capacidad de análisis lógicos y les hace creer en disparates sin base ni
sentido alguno, todo para ser carnaza fácil para sus perversos amos, los cuales
son grandes desconocidos, siguiendo la obra de Edwar Bernays, Propaganda, de
1927.
Todo lo que vivimos es una fantasía, la realidad física que
sostenemos que es real, también lo es, mucho más lo que pensamos del mundo y
como debería de ser. Si fuésemos capaces de entenderlo todo tal cual es,
seríamos realmente felices y entenderíamos que hemos venido a este mundo a
darnos el verdadero amor que creó todo el universo. Pero para eso hay que abrir
los ojos y despertar. Pero eso, claro, produce el peor de los terrores para
muchos mortales.
https://eldiestro.info/2023/12/el-verdadero-sentido-de-la-vida/
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