10/1/24

En tus manos está que la vida en el planeta siga tan inconsciente como irrespetuosa

GREENWASHING PARA VENDER MÁS  

Si tienes una empresa y tu reputación está comprometida por temas ambientales, no te preocupes. La mayoría de la sociedad no está interesada en temas ecologistas y no le importa nada o casi nada lo que tu empresa pueda atentar contra la naturaleza. Recuerda que hay empresas que descaradamente se portan mal, y los consumidores siguen comprando sus execrables productos. Destrozan el medioambiente, maltratan a los animales, abusan de las personas o defraudan de mil formas (en paraísos fiscales, por ejemplo). Y no pasa nada. Ni gobiernos ni consumidores están interesados en resolver un problema que estallará a la siguiente generación (posiblemente antes).

Si a pesar de todo quieres lavar la imagen de tu empresa, hay multitud de eslóganes verdes que puedes usar en tu  publicidad. Engañarás fácilmente al 90% (o más) de tu público objetivo. Solo unos cuantos sabrán que mientes, pero son cuatro perroflautas sin poder alguno de afectar tu cuenta de resultados.

Aquí te ofrecemos algunos ejemplos de lemas que puedes usar gratuitamente para tu greenwashing (lavado verde) corporativo. Te damos también los puntos flacos que debes tener en cuenta, por si algún cuñao se atreve a lanzar críticas fundamentadas.

1. Reciclable 100%. Es una de las mentiras más gordas de la Historia. El reciclaje sería ecológico si se hiciera bien, cosa que no es rentable. Sin embargo, este lema engaña a muchos bobos que piensan que reciclando desaparece el problema de las basuras. No importa que  Georgescu-Roegen nos avisara de que nada se puede reciclar al 100%. Un envase en tetrabrik es carísimo de reciclar. Por eso no se recicla. Eso lo sabe todo el mundo y a nadie le importa absolutamente nada, mientras lo puedan tirar al  contenedor amarillo (que es para reciclar, aunque no se recicle). Por supuesto, tampoco importa que lo que entre en el amarillo arde cuando menos te lo esperas.

2. Cero emisiones netas. Este lema ha sido todo un éxito desde que Greta Thunberg se metiera a criticar las emisiones de GEI. Una empresa actual genera emisiones. Es cierto que se pueden hacer muchas cosas, incluyendo la  compensación de emisiones plantando árboles (cosa que queda muy bien ante la prensa y nadie se entera si luego esos árboles se incendian y el esfuerzo no ha servido para nada). Para que este lema sea creíble en una empresa, se debería primero reducir drásticamente el consumo energético, establecer planes para reducir aún más, renunciar al crecimiento constante de sus ingresos y adoptar medidas a largo plazo (no solo puntuales). Aunque sorprenda, un anuncio en TV repitiendo tres veces lo de «cero emisiones netas» es más barato y, ante los consumidores, más efectivo. Esta expresión significa lo mismo que «neutro en carbono», con la ventaja de no estar prohibida en la UE.

3. Producto o envase sostenible. Los consumidores no pueden ni están interesados en investigar cada cosa que compran (tampoco superficialmente). Para tranquilizar su conciencia basta con que el envase tenga la palabra «sostenible» por algún lado. De hecho, da igual que ponga delante un «no». La gente no lee, no entiende lo que lee, o bien, le da igual. Esto es fácil de demostrar mirando el estado del planeta. Aparte de algunos ecologistas, nadie sabe lo que significa «sostenible» o «eco-friendly». De ahí que jugar con bonitas palabras sea rentable, aunque se refieran solo al envase exterior. ¿Tiene sentido vender hamburguesas en envases que dicen ser sostenibles? Ninguno, pero el comprador las compra y se las come (aunque el envase sea de usar y tirar).

4. Envase de origen vegetal o renovable. Estos lemas se han usado con éxito en embalajes de alto impacto (como los tetrabriks). A veces, solo se refieren al tapón, pero el consumidor entiende lo que le interesa y quiere consumir sin preocupaciones. No importa si la leche se ordeña maltratando a las vacas y a sus hijos, siempre que el tapón del tetrabrik sea de origen vegetal.

5. Producto o envase reciclado. Pocos son los que saben que al reciclar siempre se pierde material. Por tanto, de un pantalón viejo no puedo fabricar uno nuevo (tal vez unos pantalones cortos). Hay muchas mentiras detrás del reciclaje; y también mucho despilfarro: de agua, de energía, de transporte… Está claro que «reciclar» es mejor que «no reciclar», pero eso no convierte al reciclaje en algo ecológico. Lo importante es que engañar al consumidor es fácil. A veces, se añade al eslogan un porcentaje que lo hace más creíble. Dado que al consumidor le da igual ese dato, puede ponerse a cualquier valor, siempre superior al 80%, o directamente el 100% o, incluso, sin porcentaje.

6. Sin maltrato animal (cruelty free)Cualquier mente racional pensaría que esta etiqueta no funciona en productos cárnicos o de pescado, donde el animal siempre muere. Sin embargo, el consumidor compra más y con mayor tranquilidad cualquier cosa que tenga esta etiqueta. Por eso se llaman consumidores (y no pensadores). Tus clientes no se van a plantear si es cierto o no, porque según su mente las etiquetas no mienten. Si se acompaña con imágenes de animales en la naturaleza, la cosa funciona de perlas. Se aconseja no poner fotos del matadero ni de la granja real, ni tan siquiera del transporte de los animales de un sitio a otro. Cualquier foto auténtica no interesa al consumidor. El que quiera la realidad irá a documentales, los cuales tienen, para tranquilidad de las empresas, un éxito paupérrimo. El consumidor sabe que lo más ecológico es no consumir, pero ya que eso está descartado, una etiqueta así tranquiliza la conciencia (cuando la hay).

7. Acuicultura o piscifactoría sostenible. Dado que la ganadería no es sostenible, menos lo será la acuicultura. Afortunadamente para las empresas, apenas se habla de esto. Solo lo saben unas pocas mentes que son silenciadas a base de subir el volumen de los anuncios de TV. Nadie quiere ver en las etiquetas la cantidad de comida necesaria para «fabricar» el pescado. Mucho menos se desea saber si el sacrificio fue ético (nunca lo es). Tampoco están los consumidores interesados en las implicaciones comerciales. Por ejemplo, los productos de piscifactoría abaratan los costes, lo cual obliga a los pescadores tradicionales a capturar más ejemplares para mantener sus ingresos. Esto aumenta la sobreexplotación del mar, especialmente cuando se suma la captura del alimento de los peces que viven encerrados. No importa si para ello se recurre a la peligrosa —aunque legal— pesca de arrastre. Ocurrió con el salmón de Noruega y, si no se evita, ocurrirá con los pulpos de Canarias.

8. Biodegradable. Esta palabra suena tan científica que el producto queda envuelto en un aura verde de verdad. Ni los gobiernos, ni los consumidores están interesados en saber la verdad de verdad. Da igual que se vendan toallitas húmedas o cápsulas de café. Con esa palabra en el envase, cualquier aberración ecológica se vende mejor.

9. Natural. Si decimos que algo es «natural», el consumidor entiende directamente que es «bueno». La cicuta es un veneno natural, pero nadie imagina que se venda algo tóxico si en la etiqueta pone que es «natural». El comprador medio piensa que si algo es tóxico, lo natural es poner en la etiqueta que es «tóxico».

10. Casero. La comida casera es la que haces en casa. Si lo hace una empresa, ya no es casero, aunque lo ponga en la etiqueta. Ahora bien, si en la etiqueta añades una abuelita cocinando, el mensaje es inapelable. Nadie va a pensar que la abuelita debería estar jubilada en vez de cocinando para la industria alimentaria.

11. Palabras eco-guays o fantásticas para vender. Además de las palabras «sostenible» y «biodegradable», hay otras que rozan la legalidad o la incumplen, pero —por la norma de Valor Presente Neto— el riesgo de salir perdiendo es muy bajo. Aquí damos algunas sugerencias clásicas para desesperación de los ecologistas.

  • Decir que algo es verde (aunque tiña de negro el futuro).
  • Asegurar que es ecológico o ecofriendly (con guion o sin guion).
  • Poner en mayúsculas la palabra RESPONSABLE.
  • Etiquetar de bajo impacto ambiental o de alguna huella (ecológica, hídrica o similar).
  • Destacar la expresión economía circular.
  • Resaltar que el producto carece de algo feo: SIN deforestaciónSIN tóxicosSIN contaminaciónSIN aceite de palma.
  • También funciona proclamar el apoyo a la investigación, aunque sea un nano-porcentaje de los beneficios totales de la empresa y se invierta en investigación militar atómica.

Como ves, en tus manos está que la vida en el planeta siga tan inconsciente como irrespetuosa, pero consumiendo sin remordimientos cualquier basura: cervezas verdeslimpiadores ecológicoscoches sosteniblesvuelos en avión  con agrocombustiblesinversiones bursátiles responsableslechecuero o lana sin maltrato animalcomida para mascotas ecofriendlyropa de segunda mano de economía circularmoda sin contaminación, etc.

Los ecologistas estarán pensando que, si no pueden fiarse de las etiquetas… ¿de qué se pueden fiar? Respuesta: Solo del instinto y solo si se afila regularmente en las dos columnas del consumo responsable.

https://blogsostenible.wordpress.com/2024/01/09/lemas-greenwashing-para-vender-mas/  

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