CÓMO VIVIR MEJOR CON MENOS
LA SENCILLEZ DEL ‘SLOW LIVING’
Estresante. Es el calificativo, posiblemente, más recurrente
a la hora de tratar de explicar nuestras vidas. El trabajo, las responsabilidades familiares y las infinitas distracciones
tecnológicas contribuyen a que menudo nos sintamos abrumados, agotados
y desconectados de lo que realmente importa. Sin embargo, hay una
creciente contracorriente que aboga por simplificar las cosas y ralentizar el ritmo frenético de nuestras
vidas. Se llama slow living (vida lenta) y
su popularidad sigue aumentando.
¿En qué consiste el slow living?
La filosofía del slow living no tiene nada que ver con la pereza. Más bien, se trata de decidir conscientemente enfocarse en lo esencial, equilibrar las prioridades y saborear la vida diaria. Quienes adoptan este estilo de vida buscan simplificar su rutina, reducir el estrés innecesario, y disfrutar más del momento presente.
«El slow living trata de crear tiempo y
espacio en la vida para apreciar las cosas que realmente importan», explica la experta en bienestar
Courtney Carver. «Se priorizan cosas como la salud, la
familia, la comunidad y la felicidad, en lugar de acumular más posesiones
materiales o perseguir el estatus».
Desde esta forma de entender el día a día se entiende
que, con un ritmo de vida más tranquilo y menos consumismo, se genera
más felicidad. La vida se vuelve más significativa cuando prestamos
atención plena a las pequeñas cosas, desde tomar un café hasta pasar tiempo con
un ser querido.
Ventajas de adoptar el slow living
Para los partidarios del slow living, entre
los beneficios de decelerar el
ritmo y simplificar la vida se encuentran algunos como:
- Menos
estrés y más paz mental. Al eliminar el ajetreo y las
distracciones, hay más espacio para la calma. Se duerme mejor y se
disfruta más del tiempo personal y en familia.
- Más
tiempo para lo importante. Cuando nos enfocamos en las prioridades
esenciales, se liberan horas atrapadas anteriormente en tareas sin
importancia ni significado.
- Mejor
salud y bienestar. Un estilo de vida tranquilo y sin prisas
favorece la alimentación consciente, el ejercicio regular y los hábitos
saludables.
Numerosos estudios demuestran que ralentizar el ritmo de
vida tiene efectos muy positivos en la salud, desde la reducción de
enfermedades cardiovasculares hasta el fortalecimiento del sistema inmunológico, afirma el doctor Robert Levine, experto en bienestar.
- Mayor
conciencia y presencia. La desaceleración permite saborear cada
momento y prestar atención plena a lo que de verdad importa aquí y ahora.
- Menos
consumismo. Al simplificar la vida y reducir los gastos
innecesarios, se ahorra dinero y se reduce el impacto ambiental personal.
- Conexiones
más profundas. La calidad prevalece sobre la cantidad, tanto en
las relaciones como en las actividades diarias.
Consejos prácticos para empezar con el slow
living
Si te has convencido y te propones probar el slow
living, conviene que sepas que no hace falta hacer un cambio radical.
Con pequeños pasos y rutinas inteligentes, cualquier persona puede desacelerar
y simplificar para mejorar su
bienestar.
Estos son algunos consejos sencillos para empezar:
- Planifica
menos actividades y deja tiempo libre en la agenda para la
espontaneidad, el ocio o simplemente no hacer nada.
- Simplifica
tu espacio y haz limpiezas periódicas para tener menos desorden y
posesiones materiales. Dona o vende lo que no uses en los últimos meses.
- Pon
límites saludables a la tecnología para evitar distracciones y
notificaciones constantes.
- Adopta
ritmos más lentos para comer, caminar e incluso hablar. Saborea
la comida, pasea sin prisa, haz pausas al conversar.
- Crea
rituales para aquello realmente importante, como almorzar en
familia sin televisores, meditar cada mañana o leer antes de dormir.
- Disfruta
de la naturaleza y pasa tiempo al aire libre caminando, en el
jardín, o siendo consciente de tu entorno.
- Compra
solo lo imprescindible, elige productos duraderos, reciclables y
amigables con el medioambiente siempre que sea posible.
Al final, el slow living trata simplemente
de encontrar equilibrio y bienestar, resume el escritor Carl
Honoré. «De saborear la vida mientras contribuyes con tu granito
de arena a un mundo más compasivo y sostenible».
Ralentizar para vivir mejor no es ningún sacrificio. Al contrario, es un camino lleno de
recompensas. Adoptar la filosofía slow living te
permitirá sonreír más, preocuparte menos y conectar mejor con las personas y
actividades que te llenan el alma.
https://www.yorokobu.es/slow-living/
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