21/6/23

La ùnica solución utópica sería que la gente pensara realmente lo que le beneficia

LOS OBEDIENTES                                    

La gente es muy obediente —verdaderamente lo somos— hace lo que se le pide —o lo que se nos pide—, no sabiendo que lo es, o a veces sí porque creen —creemos— que hacer lo correcto es obedecer. El sistema adquirido, obtenido, impuesto por la costumbre es bastante efectivo, sus engranajes funcionan suavemente. 

Los medios de comunicación en general se han convertido, o ya lo eran, en auténticos brazos armados del verdadero poder. Añaden desde sus estrados un condimento necesario, el mantenimiento del núcleo del conservadurismo, cada cual debe permanecer en su lugar, no seamos tan tarugos de mezclarnos, luchemos los iguales contra los iguales como amebas tontucias, ocupémonos exclusivamente de nuestras pequeñas vidas que están siendo atacadas por lo que toca informativamente cada día, el miedo es el arma por antonomasia de la ofensiva reaccionaria.

A los que se hundan, o ya estén hundidos les daremos limosnas, que eso sí está permitido en la escala de valores que se promueve, y de paso con el tiempo mendiguemos sanidad, entrampémonos con las cuotas de un seguro privado, digamos adiós a Doñana y a la biodiversidad en general… El fascismo (llámese malas personas) nos quiere únicos e iguales viviendo en un erial monótono para localizar fácilmente al diferente.

Ejemplos tenemos para aburrir, se trata de un complot contra el progresismo, cuando se intenta aumentar los derechos de la gente, se produce la erupción de los ácidos gástricos del estómago conservador, que comienza a vomitar todo su arsenal. De pronto hordas de violadores se echaron de las cárceles a la calle, pero en cuanto se enmendó la ley a petición de los que mandan en la sombra, automáticamente desapareció el problema, nadie ha evaluado si es verdad lo que se decía, a las consecuencias positivas de la ley no se le ha dado el mismo protagonismo, o de otras leyes. 

El periodismo en general está saturado de mediocres, son los que prosperan en las organizaciones asalariadas de los poderes económicos. No cuestionan nada, llegan por la mañana, preguntan de lo que tienen que hablar, o quizá ya ni pregunten y directamente recojan el guion de la mesa. Otro ejemplo: se han comprado votos en unos cuantos pueblos, de diferentes visiones políticas, solo se hablaba de Ceuta y Mojacar. En el mismo día de reflexión, las noticias abrían con estos dos casos, que luego se ha visto que también salpicaban al partido popular. Otro, la ocupación de viviendas, un problema puntual y menor, la mayoría de los ocupas viven en las propias casas donde residían y que no han podido pagar por que se han quedado en paro, o le han subido las cuotas desaforadamente. La mayoría de estas casas en posesión de los bancos o fondos buitre. Con la sobreinformación de los casos de ocupación se fomenta el miedo en un país de propietarios como quería nuestro dictador de cabecera, el sanguinario Franco. O el caso de la paradigmática ETA que ya no existe, según los medios nos está gobernando, y todos los presos saldrán a la calle a desmembrar España por la fuerza. Y con esto a las personas al parecer se les olvida los problemas perentorios y reales que afectaran su vida a corto, medio, y largo plazo, y como en este caso se ha demostrado, votando en contra de los derechos de las mayorías y de las minorías,  y de si mismos que es aún peor.

Si se ve o se oyen las noticias, deberíamos quitarle el plural, solo se oye una noticia, da igual cual televisión o radio sintonices, la que interesa difundir en ese día, que se repite hasta la saciedad, que se introduce en las miles de mesas de debate que existen, con periodistas o de otros gremios, parásitos que saben de todo y de nada, que comentan lo que les echen como comen los pollos el trigo que se les arroja. Si las vemos o las oímos sin un mínimo de pensamiento, o aunque sea una pizca de escepticismo te llevan por la senda que han construido previamente, y entrarás aparentemente por tu voluntad en el redil.

Un ejemplo con resultado perfecto han sido estas elecciones, la gente ha sido muy obediente, no ha importado el conjunto de leyes que hacen crecer nuestros derechos, como la subida del salario mínimo, la ley de eutanasia, la ley trans, o medidas seguro que insuficientes, que han contenido la inflación y los precios de la energía, pero medidas al fin y al cabo, enfrente estaba el fascismo con la palabra libertad en la boca (que no nos digan lo que tenemos que hacer, mejor es que no podamos hacerlo y seamos los culpables por no haber luchado lo suficiente), tampoco ha servido que el nivel de ocupación laboral sea el mayor de nuestra historia. 

Las personas una vez más votan en contra de sus propios intereses por una idea abstracta como la unidad de España, que no está en peligro, como sí lo están muchísimas españolas y españoles, y los que no lo son legalmente pero se parten el espinazo trabajando en nuestro ámbito geográfico, porque perderán derechos si las malas personas antes llamadas fascistas entran en el gobierno, y si no posiblemente también porque el PP adopta esas ideas para arañar los votos que le roban por la derecha. 

Lo malo de todo esto es que la obediencia produce invidencia, que la manipulación mueve a las masas con aparente facilidad, y que la izquierda para gobernar debe trabajar el doble, y a veces ni eso, porque se pierde en sus luchas ideológicas internas, que se deben hacer, es un signo de inteligencia, pero sin magnificar tanto las pequeñas diferencias y sin disolver las grandes causas que las unen.

La única solución utópica que se me ocurre, sería que la gente pensara realmente lo que le beneficia, con datos objetivos en la mano. Y si piensan que los retrocesos en derechos, que la negación de la ciencia, que la superstición, que la violencia del estado, que la militarización… son buenas cosas, que voten a eso pero con conocimiento ‹‹no creo que llegasen a esas conclusiones después de un pensamiento profundo›› al menos podríamos debatir sobre una base de razones. Pero hoy por hoy, los más terribles enemigos son el mensajero y la mensajera, los asalariados de los amos del mundo, y la tendencia, al parecer innata, a obedecer que tienen —tenemos— las masas.

https://www.elsaltodiario.com/el-blog-de-el-salto/obedientes  

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