9/11/18

Gestionar estos proyectos es una necesidad para avanzar en la buena dirección

COMERCIOS COOPERATIVOS: Una realidad 
¿En qué se diferencian una tienda ecológica del barrio y un comercio cooperativo? ¿Cómo se pone en práctica el espíritu cooperativo en una iniciativa de una cierta escala? ¿Todos los comercios cooperativos funcionan igual? Echemos un vistazo.

La fiebre de los supermercados cooperativos los ha convertido en uno de los temas del año en el mundo de la economía social y solidaria. El éxito del documental sobre la iniciativa de Brooklyn, Park Slope Food Coop, ha ayudado a dar a conocer este modelo y ha generado una ola de nuevos proyectos. Pero en el Estado español ya tenemos experiencias de proyectos de distribución de alimentos de forma cooperativa y no todos tienen las mismas características. ¿Qué puntos tienen en común? ¿En qué se diferencian?

Vamos a explorar cómo se organizan iniciativas de comercialización que cumplen (salvo excepciones) tres criterios:
  1. distribuyen principalmente alimentos ecológicos;
  2. tienen modelos de gobernanza democráticos;
  3. funcionan con una infraestructura profesional suficiente como para ofrecer una oferta amplia de productos y horarios que los hacen accesibles a un público amplio.
Al final del artículo encontraréis un listado: como siempre, nos encantará que nos ayudéis a completarlo (vía comentarios).


Bienvenida la participación: asociaciones y cooperativas de consumo

Cuando un colectivo de personas con un objetivo común decide dotarse de una estructura legal operativa, la asociación aparece a menudo como primera opción: es una estructura democrática, su constitución es sencilla, y permite actividad económica sin ánimo de lucro. Además, es un modelo popular: quien más, quien menos, ha pertenecido a una. No sorprende, por lo tanto, que muchas de las primeras iniciativas de comercios cooperativos (finales de los ochenta y años noventa) sean asociaciones. Sería el caso, por ejemplo, de Landare en Pamplona, el comercio cooperativo con mayor número de asociados en el Estado español –más de 3.000– o el de más reciente creación Biolibere, en Getafe.

Otro modelo muy extendido, y con raíces históricas nada desdeñables, es la cooperativa de consumo. Desde el punto de vista formal, se trata de sociedades cooperativas (por tanto empresa social, no mercantil) creadas para organizar colectivamente la distribución de bienes y servicios a sus miembros –por ejemplo, alimentos ecológicos– sin buscar el lucro. “Montamos nuestra empresa para consumir ahí”, se podría decir. En el Estado español, El Brot (Reus, Tarragona) fue la primera en constituirse como cooperativa de consumo de productos ecológicos. Lo hizo en 1987, aunque ya funcionaba de manera informal desde inicios de los ochenta. Entre las más recientes encontramos El Rodal de Sabadell, fruto de la fusión de grupos de consumo más pequeños, que abrió sus puertas el pasado mayo y cuenta con un centenar de asociados.

El objetivo prioritario en ambos casos –asociación y cooperativa de consumo– es atender las necesidades alimentarias y cotidianas de las personas que forman parte del proyecto. Así que, si caminamos por la calle y entramos en un comercio cooperativo de este tipo, pensando que es una tienda convencional, puede que nos encontremos de bruces con esta limitación. O no. Afortunadamente, muchas de estas iniciativas permiten comprar al público, no sólo a personas asociadas. Bien de manera ocasional (“pruébalo ya que estás aquí”), o bien porque se ha decidido expresamente que una parte de la venta se puede destinar a no asociadas, eso sí, a un precio ligeramente superior que el que pagan las que son socias.

Las asociaciones y cooperativas de consumidores, desde el punto de vista de gobernanza, tienen bastantes similitudes y algunas diferencias. El siguiente recuadro muestra algunos elementos básicos:

Asociaciones
Cooperativas de consumidores/as
Máximo órgano soberano
Asamblea de socios/as
Asamblea de socios/as
Órgano de gobierno
Junta directiva
(elegida por la asamblea)
Consejo rector
(elegido por la asamblea)
Distribución del voto en asamblea
Una persona, un voto
Una persona, un voto
Obligaciones económicas de los socios
Puede haber cuotas periódicas de mantenimiento
Aportación obligatoria de capital social (normalmente se devuelve cuando la persona se da de baja de la cooperativa)
Puede haber cuotas periódicas de mantenimiento

Iniciativas mixtas: liderazgo compartido
Otro criterio para clasificar los comercios cooperativos sería preguntarnos: ¿además de las personas que consumen, quién tiene derecho a participar y decidir sobre el rumbo de la organización? Encontramos que en este tipo de iniciativas colectivas, hay una tendencia a tejer proyectos amplios, que tengan en cuenta los diversos retos a los que la organización quiere hacer frente. Es decir, no sólo se trata de la compra de productos ecológicos en buenas condiciones de precio y calidad; también, por ejemplo, generar puestos de trabajo dignos o apoyar al campesinado y la vida rural. Así, es bastante frecuente que las personas asalariadas y/o los productores de la zona estén también asociados a la cooperativa o asociación. En este caso tienen los mismos derechos a participar en las asambleas, o a ser elegidos como miembros de la  junta directiva (asociaciones) o del consejo rector (cooperativas). Estaríamos, así, ante diversas tipologías de socios dentro de la misma cooperativa o asociación: hay diferentes intereses personales, pero se comparte una misma perspectiva sobre el modelo de consumo. Es el caso, por ejemplo, de la asociación de consumidores/as y productores/as El Encinar de Granada o la cooperativa sevillana La Ortiga, que tiene cuatro tipos de socios: los que consumen, los que trabajan, los productores y los colaboradores.

En este caso de gobernanza compartida entre diversos roles (producción, consumo, trabajo, apoyo), la asociación y la cooperativa no son exactamente iguales. En el caso de la asociación, todos los miembros son iguales. La ley permite que las personas jurídicas (empresas, otras asociaciones, organismos públicos, etc.) se asocien como uno más, designando una persona que les represente en la asamblea general. El vecino, la proveedora de queso o la persona asalariada que atiende en el local son iguales en la asamblea, independientemente de su rol (comprar, vender o trabajar). Una persona, un voto. En la cooperativa, por otro lado, la ley permite establecer categorías de socias con características diferentes. Cada tipo de socio/a tiene un porcentaje de votos en la asamblea, y las aportaciones de capital de cada tipo son diferentes. Por ejemplo, una cooperativa podría tener los siguientes tipos de personas socias:

Tipo de socio
Número de socios
% votos en asamblea*
Aportación capital para ser socio (€)*
Consumidor/a
500
50
50
Trabajador/a
5
20
1.000
Productor/a
40
30
1.000
* Los importes deben estar reflejados en los estatutos de la cooperativa.

Las posibilidades de organización de las cooperativas son muy amplias. En función de cómo determinan el peso de cada colectivo que se implica en ellas, tendrán su nombre y apellidos: cooperativas de consumo, de trabajo, de servicios, mixtas, etc. En los comercios cooperativos, encontraremos sobre todo:
  • Cooperativas de consumo, en las que se puede, opcionalmente, vincular a los trabajadores como socios de trabajo.
  • Cooperativas de trabajo: formadas por trabajadores.
  • Cooperativas mixtas: donde podría haber socios de consumo, de trabajo, y productores juntos.
Además, cualquiera de las anteriores puede tener socias colaboradoras, una categoría “comodín” que puede servir, por ejemplo, para personas y entidades que dan apoyo al proyecto sin necesariamente participar en el día a día. Incluso la figura de socia colaboradora ha sido la elegida para vehicular la implicación de administraciones públicas en proyectos cooperativos, un ejemplo inspirador de colaboración público-cooperativa.

Proyectos liderados por personas trabajadoras y productoras

Es innegable que los proyectos participativos de los que hemos hablado tienen muchos valores positivos: nos permiten conocer de primera mano a las personas que producen nuestros alimentos, participar en la toma de decisiones en plano de igualdad, formarnos en economía cooperativa y tejer relaciones de afinidad. Pero quizás ya participamos en otros colectivos, o no hay un proyecto de este tipo cerca de casa, y nos gustaría explorar otras opciones. Sea cual sea nuestro caso, podemos encontrar proyectos interesantes y afines a nuestros valores, que están liderados por trabajadores y/o productores. En algunos de ellos no se contempla la implicación de las personas consumidoras, y en otros su rol es menos central en la gobernanza y sostenimiento del proyecto.

Un caso de liderazgo de los trabajadores sería , por ejemplo, el de L’Economat Social del barrio barcelonés de Sants. Se trata de una cooperativa de trabajo asociado, donde las personas que consumen tienen estatus de socias colaboradoras. Un caso similar: Mengem Bages (Manresa, Barcelona), una tienda física y virtual de productos de proximidad y ecológicos, que hace de enlace entre productores y consumidores. Está impulsada por Frescoop, una cooperativa de iniciativa social sin ánimo de lucro que también participa en el grupo motor para la creación de un supermercado cooperativo en Manresa. En ambos casos, L’Economat i Mengem Bages, los consumidores no lideran la cooperativa, pero pueden participar si así lo desean.

Ampliando la mirada y la tipología de proyectos un poco más, encontramos algunos ejemplos inspiradores impulsados desde el lado de los profesionales, como la cooperativa Molsa. Su origen está en Bioconsum, una red de tiendas de productos ecológicos (alimentación, cosmética y terapias) que sirve de central de compras conjunta y de espacio de servicios compartidos. Con más de sesenta tiendas asociadas entre Cataluña, la Comunidad Valenciana y Murcia y después de un período de reflexión interno, una parte de la red de Bioconsum decide que quiere profundizar en la colaboración e ir más allá de las compras y servicios. Así, en 2016 nació la cooperativa de tiendas Molsa, que ahora cuenta con 14 establecimentos asociados en Cataluña (alguno de los cuales, no todos, son a su vez cooperativas).

En el ámbito del cooperativismo campesino de base, un caso interesante sería la sevillana Cooperativa de Marinaleda. Es un proyecto que aglutina a ocho cooperativas de producción (aceite, pimiento, alcachofa, etc.), para envasar y comercializar los productos del pueblo. Los nombres de las cooperativas miembros no dejan lugar a dudas sobre su perspectiva reivindicativa de la gestión de la tierra: “Los Jornaleros”, “Domingos Rojos” o “Tierra, trabajo y libertad” son algunas de ellas. Más allá de la anécdota, la cooperativa factura más de 5 millones de euros anuales y da trabajo, en temporada, a más de 500 personas.

Finalmente, una iniciativa reciente a resaltar, que combina cooperativismo alimentario, cultura alternativa y economía solidaria es Geltoki Iruña. Inaugurado en junio en Pamplona, Geltoki tiene algunos aspectos destacables, como nos contaba Toni Lodeiro en el artículo “Supermercados cooperativos: efervescencia de proyectos”: se trata de una remodelación de la antigua estación de autobuses de Pamplona, por tanto cuenta con una superfície notable, 900 m², que se reparten entre espacio cultural, zona de venta de productos ecológicos y locales, espacios para cursos y conferencias, cafetería o biblioteca. Liderado por entidades como REAS Navarra, Traperos de Emaús o el sindicato agrícola EHNE, y con el apoyo del tejido socioeconómico cooperativo de Navarra y una concesión para siete años del ayuntamiento, Geltoki supone un salto de escala y una innovación en cuanto a su formato, al ser un espacio comercial de titularidad pública gestionado por cooperativas.

Gobernanza, valores y tamaño

El cooperativismo alimentario  de bienes de consumo incluye también empresas bien conocidas de la distribución, como el Grupo Eroski o la cooperativa valenciana Consum. A diferencia de las iniciativas citadas anteriormente, estas cooperativas ofrecen alimentos convencionales (lo ecológico es la excepción), no cuestionan el modelo dominante de producción y consumo, y la apuesta que han hecho, históricamente, es la de crecer y adaptarse a muchas de las lógicas “mainstream” para poder sobrevivir en un mercado muy competititvo. Con decenas de miles de personas asociadas –tanto consumidoras como trabajadoras–, el resultado es un cooperativismo “de masas” que, si bien conserva cierta relación con el espíritu y valores del cooperativismo, este vínculo queda muy desdibujado por la asunción de estrategias de marketing convencional.  Y es que es un reto necesario pero enorme crecer sin perder demasiados valores en el intento.

El tamaño importa: necesitamos iniciativas de mayor escala, más profesionalizadas y capaces de dar mejor servicio a las personas que apuestan por un modelo diferente de consumo. A la vista de lo que hemos visto y vamos conociendo estos últimos meses, en el ámbito de la alimentación y productos de primera necesidad, la dinámica parece ir en esta dirección. Pero, ¿cómo crecer sin perder la esencia? Los próximos meses y años verán surgir proyectos de comercios y supermercados cooperativos que deben responder a esta pregunta. Conocer la historia cooperativa, los éxitos y fracasos de otros proyectos –con sus valores y lógicas subyacentes– y la complejidad de la gestión de este tipo de proyectos se convierte en una necesidad imperiosa para avanzar en la buena dirección.

Listado de comercios cooperativos
Andalucía
Nombre del proyecto
Municipio
Tipo
Sevilla
Cooperativa
Granada
Asociación
Córdoba
Cooperativa
Cabra
Asociación
Marinaleda
Cooperativa
Cataluña
Nombre del proyecto
Municipio
Tipo
Reus
Cooperativa
Girona
Cooperativa
Granollers
Asociación
Barcelona
Cooperativa
Sabadell
Cooperativa
Terrassa
Asociación
Manresa
Cooperativa
Vic
Asociación
Gavà
Cooperativa
Barcelona
Cooperativa
Varios
Cooperativa
Comunidad Valenciana / Murcia
Nombre del proyecto
Municipio
Tipo
Varios
Cooperativa
Valencia
Cooperativa
Euskadi
Nombre del proyecto
Municipio
Tipo
Pamplona
Asociación
Vitoria
Asociación
Bilbao / Oiartzun
Asociación
Galicia
Nombre del proyecto
Municipio
Tipo
Santiago de Compostela
Cooperativa
Vigo
Cooperativa
Lugo
Cooperativa
Madrid
Nombre del proyecto
Municipio
Tipo
Getafe
Asociación
Madrid
Cooperativa
Rivas-Vaciamadrid
Cooperativa


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