DESALINIZACIÓN: ALTERNATIVA A LAS CRISIS HÍDRICAS
Para
2030, la demanda superará el suministro en 40 por ciento,
pronostican especialistas. Urge implementar técnicas de
desalinización como alternativa a las crisis hídricas.
Los
mares y océanos constituyen más de 97 por ciento de los recursos
hídricos del planeta, y la mitad de la población mundial vive a no
más de 63 kilómetros de una fuente de agua y, sin embargo, sufrimos
una crisis hídrica tras otra.
La
frustración es mayor por el hecho de que en la actualidad existen
soluciones capaces de mejorar nuestros problemas relacionados a ese
recurso.
De
la grave escasez de agua en la sudafricana Ciudad del Cabo, donde las
reservas existentes solo alcanzan para 90 días, a los bien
documentados problemas en la ciudad de Flint, en el estado
estadounidense de Michigan, donde el sistema de distribución
obsoleto distribuyó agua con plomo a la población, está claro que
deben tomarse medidas para garantizar el actual suministro de agua
potable, no solo para beber, sino para preservar el tejido social.
Dependemos
de agua limpia para producir alimentos, electricidad, automóviles,
vestimenta y una variedad de otras cosas sin las cuales es difícil
vivir.
De
hecho, aun sin contar la irrigación, menos de cinco por ciento del
agua purificada se usa para el consumo, la mayoría del suministro se
usa para lavar, tirar la cisterna y en la industria.
Durante siglos,
los pueblos rezaron para que lloviera y para acopiar el agua, pero
eso ya no es una opción. Simplemente, no alcanza. Y encima, la
lluvia es impredecible, puede haber o no. Pero con el ilimitado
suministro de agua que hay en el océano, hay una opción viable: la
desalinización.
En
el siglo XVIII, los barcos tenían sus propias plantas
de desalinización para
garantizar el suministro de agua dulce en altamar. Entonces, se
hervía el agua de mar y luego se la condensaba. El líquido que se
obtenía no tenía casi sal, y la salmuera resultante se eliminaba.
El
avance de la tecnología en relación con la ósmosis inversa en la
década de los años 60, permitió que esa forma de purificar el agua
estuviera más fácilmente disponible.
En
la actualidad, más de 18.000 plantas de desalinización operan en
150 países, y el proceso requiere de 80 por ciento menos de energía
de lo que se necesitaba hace 20 años.
Según
la Asociación Internacional del Agua, la energía necesaria para
producir el volumen de líquido que consumirá un hogar en un año a
partir del agua salada es menor a la que consume el refrigerador de
la familia.
También
tenemos que analizar los sistemas de distribución.
Como se hizo
evidente en Flint, la mayoría de los sistemas de tuberías
subterráneas están en mal estado y pueden generar contaminación
por plomo y otras toxinas.
Se
usan desinfectantes para controlar el crecimiento de bacterias, pero
también plantean un problema para la salud, elevan el riesgo de
cáncer y le dan un gusto feo al agua.
La
sabiduría convencional indicaría que necesitamos arreglar la
infraestructura, pero hay otra opción: la purificación en el punto
de uso (PDU).
Como
normalmente solo cinco por ciento del agua en el sistema de
distribución se usa para beber, es mucho más eficiente usar la
filtración en el PDU para purificar el agua en el punto en que se va
a consumir.
Además,
la filtración en el PDU es mucho más amigable con el ambiente que
la distribución de agua purificada, del plástico utilizado en los
bidones a las emisiones de gases invernadero de los camiones de los
proveedores, el punto de uso elimina esas cuestiones y purifica sólo
lo que se necesita, cuando se necesita.
Por
último, todavía debemos subrayar la conservación y la utilización
de los suministros de agua de forma más consciente y eficiente.
Pero
solo con la conservación y la reutilización no se evitarán las
crisis hídricas en el mundo. La desalinización y los sistemas de
puntos de uso deben complementar la conservación.
Con
la tecnología disponible en la actualidad, nunca debería haber
escasez de agua, en particular cuando la industria puede trabajar
asociada a los gobiernos locales, estaduales y federales para ayudar
a suministrar agua potable.
A
modo de ejemplo, la industria minera es un promotor económico clave
en América del Sur y depende enormemente del agua limpia para operar
las minas.
El
crecimiento poblacional e industrial agregaron una presión mayor al
suministro natural de agua limpia, lo que llevó a una escasez que
enfrentó a industrias, gobiernos y ciudadanos entre sí.
En
Chile, en vez de agregar presión sobre el limitado recurso, la
compañía minera Caserones optó por llevar agua de mar desalinizada
a su mina, además de ofrecérsela a la población local de Caldera,
lo que le permitió crear un recurso crucial para la comunidad.
Como
sociedad, nuestro objetivo debería ser que cada ser humano tenga
acceso al líquido vital. Ya no es sostenible, desde el punto de
vista ambiental, social o civil, que la industria dependa de que las
municipalidades cubran sus necesidades hídricas.
La
diversificación de nuestro suministro de agua es necesaria para
llevar la ilimitada agua de los océanos y mares a nuestras mesas y
negocios, y garantizar agua dulce para todos.
Traducción:
Verónica Firme
Por Doug
Brown
Ecoportal.net
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