El actual modelo de consumo es social y ambientalmente insostenible. Por ello es necesario otro modelo que priorice el pequeño comercio frente a las grandes superficies, la agricultura ecológica frente a la Industria de la alimentación intensiva, la cultura de la reutilización frente a la cultura del "usar y tirar". Sin embargo, ya están en marcha proyectos que, a pequeña escala, ensayan una forma más sostenible de consumo.
Su margen de negocio no es muy grande, pero el comercio justo, la banca ética o las tiendas de productos ecológicos han conseguido hacerse un hueco y, a la vez, poner en entredicho al comercio convencional (no justo), la banca convencional (no ética) y la industria de la alimentación intensiva (no sostenible). El comercio justo ha conseguido popularizar criterios sociales en las condiciones laborales utilizadas a la hora de elaborar multitud de productos. La banca ética, sobre todo la que nace de iniciativas de ahorro popular, ha hecho posible pensar en una forma consecuente en la gestión del dinero. Los establecimientos de productos ecológicos, cuando son pequeñas tiendas de barrio que se abastecen de la producción ecológica más cercana, favorecen la distribución de la riqueza local, potencian la vida comunitaria y la producción agrícola y ganadera sostenible.
Por desgracia, el mercado tradicional, con todos los beneficios sociales que proporcionaba para la comunidad, también ha pasado a ser una opción de compra “alternativa”, ante la competencia de grandes superficies, supermercados y tiendas de bajo coste.
Pero además, hay otros proyectos en marcha, de escala reducida, que funcionan como verdaderos espacios de ensayo de alternativas de consumo sostenibles y socialmente responsables.
Cada uno de estos proyectos nace a partir de objetivos muy distintos, pero tienen en común su riqueza e imaginación a la hora de señalar posibles soluciones a los problemas que el actual modelo de consumo genera. Comparten profundas raíces en procesos colectivos, comunitarios o solidarios, y la cultura propositiva necesaria para que el cambio de modelo se haga efectivo.
Los Ingenios de
Producción Colectiva o IPC, son una recopilación de proyectos
que cumplen los
siguientes criterios sociales y medioambientales.
¿Qué debe cumplir un proyecto IPC?
1. LOCAL. Debe dar respuesta a algunas necesidades de consumo locales.2. PROPOSITIVO. Debe proponer cambios en nuestros hábitos de consumo:
Producción local.
Producción ecológica: la reducción primero, la reutilización depués, el reciclado por último.
Reducción de consumo energético y de recursos.
Reducción de los residuos y la contaminación producida por el ciclo de vida del producto.
Condiciones laborales justas y sueldos dignos.
Fomentar la distribución minorista más sostenile, por ejemplo, el pequeño comercio de barrio.
3. EXPERIMENTAL. Debe aportar soluciones con ciertas dosis de innovación.
4. COLECTIVO. Debe ser una herramienta de participación, generando redes y nuevos espacios de activismo social.
5. ATRACTIVO. Debe ser un proyecto que enganche a personas con ganas de cambiar de modelo de consumo.
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Los IPC
se organizan en estas fichas:
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