18/2/16

Podemos rentabilizar nuestros ahorros apoyando proyectos que quizás de otra forma no podrían ver la luz

EN FINANCIACIÓN, AHORA TAMBIÉN DEPENDE DE NOSOTROS



El crowdfunding, esta alternativa a la financiación tradicional que se basa en pequeñas – o no tan pequeñas – aportaciones por parte de muchas personas, toma cada vez más fuerza como herramienta habitual de financiación de proyectos, startups y empresas consolidadas.

Las modalidades de crowdfunding de recompensas y de preventa son ya de sobra conocidas, con Kickstarter como buque insignia fuera de nuestras fronteras y con grandes ejemplos como Verkami dentro de las mismas. 
 
Pero además, dentro de la financiación participativa, existen otras dos modalidades también en auge: el P2P Lending o préstamos entre particulares, y el CrowdEquity (o Equity Crowdfunding), que articula inversiones en empresas a cambio de participaciones, porcentaje de beneficios o de facturación. Se incrementan así las opciones que tenemos a nuestra disposición para financiar un proyecto, startup o incluso una empresa consolidada. 
 
El poder de la gente a través de la colaboración en masa representa ahora una manera adicional de acceder al capital necesario, de una forma más abierta y haciendo uso de la colectividad.

La Generalitat y el Equity Crowdfunding

Como reflejo de esta situación de crecimiento, la Generalitat de Catalunya, a través de ACCIÓ,la agencia para la competitividad de la empresa, ha puesto en marcha un programa para ayudar en la promoción y crecimiento de las tres plataformas que operan en esta Comunidad Autónoma dentro del equity crowdfunding (CrowdCube, The Crowd Angel y Capital Cell)


Ya el pasado mes de julio este organismo había firmado un primer acuerdo con plataformas de Crowdlending e Invoice Trading (Arboribus, Loanbook, Ecrowd Invest, Finanzarel y Novicap) para dar confianza al tejido empresarial en el uso de estas vías de financiación alternativas y complementarias a las entidades bancarias.

Los pros y contras del Equity Crowdfunding

Algo está cambiando a pasos agigantados en el mundo de las finanzas. En relación a la financiación de las startups y empresas, estamos siendo testigos de cómo cada vez más se opta por esta colaborativa opción, y así lo expresaba la misma Exposición de Motivos de la Ley de fomento de la financiación empresarial, cuando se refería a la regulación del equity crowdfunding y el crowdlending. Por supuesto, incluso con la regulación existente, aún queda mucho camino por recorrer en este sentido, como por ejemplo, la creación de más beneficios fiscales para los que optan por invertir o recibir inversión con estos mecanismos. 

Pero el rumbo y el paso parecen los apropiados para ver cómo se desarrolla este instrumento en el día a día tanto de quien necesita financiarse, como de quien quiere invertir. 
 
Las plataformas de financiación participativa están evidenciando que no resulta difícil conseguir poco dinero de mucha gente. Al dividirse el riesgo entre cada participante y poder entrar con cantidades inferiores se abre al público la posibilidad de apoyar proyectos que quizás de la manera tradicional no tendrían la oportunidad de ver la luz. Además, evita el tener que pasar por la administración pública – y su burocracia – o ir llamando a las puertas de los inversores profesionales, cuyas intenciones suelen ser maximizar lo invertido en el menor tiempo posible. Lo cual es totalmente legítimo, aunque puede no resultar lo más deseable para un proyecto con ambición de independencia y personalidad propia.

Eso sí, nadie garantiza que las campañas vayan a funcionar ni que el capital invertido o el potencial beneficio – en el caso del equity y el P2P lending – estén asegurados. Son inversiones con riesgo y esta parte debería quedar muy clara. Así tienen la obligación de comunicarlo las plataformas de financiación participativa y así han de contemplarlo los inversores.

De cara a startups y empresas de reciente creación, resulta además muy interesante el poder validar modelos, ideas y proyectos antes de su puesta en marcha. Ciertamente, resulta mucho más económico fracasar en etapas tempranas – falla pronto, rápido y barato – que una vez iniciado el negocio. Si no convences para que te financien en una campaña en cualquiera de sus modalidades, hay que preguntarse el porqué y modificar lo necesario.

Como ejemplos de empresas que han optado por estas modalidades para crecer tenemos:

¿Se puede combinar Equity Crowdfunding y financiación tradicional?

Las opciones comentadas hasta ahora son formas de financiación alternativas y complementarias a las tradicionales. De hecho, su combinación puede dar buenos resultados en cuanto a confianza y disminución del riesgo. Si tomamos una empresa que ya ha sido financiada en sus inicios por algún Business Angel, banco o administración pública, tendremos una empresa que en su campaña podrá mostrar más elementos de reputación para aumentar la confianza en su recorrido y así poder animar a más inversores a participar. Glovo es uno de los ejemplos: superó los 300.000 € en 5 días en una ronda de equity crowdfunding tras haber conseguido 140.000 € de inversores en una primera ronda de financiación.

Sin embargo, a la inversa – es decir financiarse a través de crowdfunding y después acudir a grandes inversiones concentradas – y aunque también presenta ventajas en cuanto a la confianza por parte de inversores, no está tan claro que funcione bien. Hace pocos días me comentaban lo difícil que resulta para un inversor – en este caso una SCR – entrar en una empresa que cuente con el control distribuido y cuyas decisiones tienen que tomarse y ser aprobadas por varias personas. Me hacían referencia a empresas que habían sido financiadas por amigos o familia (el famoso friends, fools & family) antes de llegar a ellos, y me planteaba la duda de cómo resultaría el caso con una empresa previamente financiada a través de un equity crowdfunding en el que hay participaciones distribuidas. Tuve la oportunidad de trasladar esta duda a un experto en crowdfunding y rápidamente me dio la solución: hay plataformas que disponen de cláusulas de arrastre que podrían dar una salida a este tipo de situaciones.

Ahora la pregunta es si este tipo de cláusulas no son otra forma de hacerle el juego a los grandes inversores en detrimento de los pequeños, para poder prescindir de ellos cuando aparezca un pez más grande. Además, en el caso de la economía colaborativa, es más que posible que muchos de estos inversores minoritarios formen parte de la comunidad de una plataforma, que han apostado por un proyecto que consideran suyo, al que han aportado además de su valor parte de sus ahorros. Y también cabe la posibilidad, a pesar de las posibles ganacias, de que estos socios no quieran vender la empresa a según qué fondo o sociedad por ir en contra del propósito inicial del proyecto y se vean forzados a ello al aplicar dicha cláusula.

Más poder para la gente

Estas opciones de financiación alternativa pueden hacer tambalear algunos de los que considerábamos pilares básicos de nuestra sociedad. Por ejemplo, a nivel empresarial, la otrora dependencia absoluta de la banca, donde reside buena parte de su poder. Fuera de nuestras fronteras ya están sintiendo el cambio que se está produciendo. Y dentro se están preparando para combatirlo y adaptarse a algo imparable.

A pesar de que aún queda mucho camino por recorrer y muchos filos que limar, el crowdfunding lucrativo es otro ejemplo dentro de la economía colaborativa de cómo la ciudadanía tiene a su disposición herramientas para seguir empoderándose y participando de manera activa en cada vez más ámbitos de la sociedad
 
Y ello gracias – o a pesar – de una regulación que busca ofrecer seguridad a los pequeños inversores en el uso de unos instrumentos de financiación de alto riesgo y que limita las cantidades a los inversores no profesionales. Limitaciones – y medidas de aumento de transparencia para aportar más seguridad – que están sobre la mesa de negociaciones para intentar formar un nuevo gobierno como parte de un paquete para el apoyo al emprendimiento. 
 
Hemos visto cómo, a nivel empresarial, podemos llegar a ser copropietarios de una o varias empresas. A la vez, podemos rentabilizar nuestros ahorros apoyando proyectos que quizás de otra forma no podrían ver la luz. La banca y los grandes inversores no tienen ya la última palabra en este sentido: ahora también depende de todos nosotros.

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