14/1/16

Se trata de impedir por todos los medios que surjan formas de organización, redes de solidaridad.

DE LA NECROPOLITICA NEOLIBERAL A LA EMPATIA RADICAL

Violencia discreta, cuerpos excluidos y repolitización

¿Necropolitica ha dicho?

Una clarificadora  obra de la activista Clara Valverde, en la que se desvela el centro de gravedad de la política del neoliberalismo y sus servidores.

POLITICA DEL CAOS para evitar EL DESARROLLO de los pueblos 

Verdades como puños, inapelables, apabullantes, que también es verdad que a pesar de su contundencia y rotundidad no será leído por los responsables del caótico cotarro; aunque cierto es que también si lo leyesen tampoco modificarían su aberrante comportamiento ya que lo primero es lo primero, y lo primero es el mantenimiento del sistema asegurándose así una vida cómoda, lograda en base a la penuria, la desasistencia y exclusión de otros, que no tienen ni voz, ni voto. 

Al fin y al cabo son seres que pertenecen a la galaxia sin ( trabajo, nacionalidad, techo, atención, ayudas…) y quienes engrosan este conjunto no sirven para la obtención de plusvalía, son lo que Hannah Arendt llamaba human superfluity. 

Con ellos no queda otra que dejarles malvivir o morir que viene a ser lo mismo, de ahí el tajante título de la demoledora obra, ya que en él se habla de la política de la muerte, viniendo a ser ésta lo que Michel Foucault designaba con el nombre de biopoder (con sus continuaciones en las obras de Giorgio Agamben, con su homo sacer, o Esposito con su Inmunitas y communitas): « el derecho de hacer morir o de dejar vivir».


Si hablaba del “tajante título”, una inicial mirada podría llevar a pensar que estamos ante una exageración de la autora o un recurso fácil, y demagógico, al sensacionalismo, mas en la medida en que avanzamos en la lectura veremos con claridad que no estamos ante ninguna exageración, pues Clara Valverde va paso a paso desenmascarando las falacias que se pretenden extender desde los poderes gubernamentales y económicos del neoliberalismo, trufando su discurso de cifras, significativos ejemplos de desatención, de exclusión, de represión y de declaraciones de víctimas y, también, de los beneficiarios del desastre controlado que se vende como el paraíso…

Y el que no sea capaz de disfrutarlo es que «algo habrá hecho o dejado de hacer» (enfermos crónicos, discapacitados, ancianos con pensiones míseras, niños hambrientos, jóvenes sin futuro, enfermos mentales sin redes de apoyo y los inmigrantes de países del Tercer Mundo).

Pone al desnudo los objetivos de los poderes económicos de deshacerse de los inservibles o los peligrosos para su orden; se detiene en el papel de los gobernantes y de sus secuaces de la prensa reverencial que no hacen sino transmitir las bondades del sistema y toda una cohorte de reverenciados « expertos»  (psicólogos, asistentes sociales, médicos y demás personal sanitario…) que dictan lo que se ha de hacer siguiendo criterios mercantiles que nada tienen que ver con la salud de la población y sí con los bolsillos de unos pocos profesionales que en muchas ocasiones, aceptando los planes que se trazan sobre el trato que se ha de dar a los pacientes, se comportan como verdaderos policías (clasificando a los pacientes en «buenos y malos enfermos», imponiendo su saber como el poder que está en condiciones de exigir obediencia y silencio, sin olvidar los métodos de «coleguismo y buen rollito» que no hacen sino disimular la intolerancia que se oculta tras la cacareada « tolerancia», plasmada en dosis industriales de rancio paternalismo y toneladas de propaganda acerca de los beneficios de ser positivos y conformarse con la desgracia, ya que así es menor y además hay otros que lo pasan peor…sabido es que a todo hay quien gane). 

Tampoco se resisten los profesionales nombrados a someterse a los dictados de los gobiernos que les exigen colaboración en que todo funcione con suavidad, sin sobresaltos; en la medida que el profesional equis cumpla a pies juntillas las órdenes será premiado, si se resiste a aplicar las normas -que benefician, por otra parte, a la iniciativa privada- no les quedará más que atenerse a las consecuencias.

Los mecanismos utilizados para imponer sus objetivos se llevan a cabo o bien por medio de la violencia directa o bien por otras formas de violencia más sutiles:
originando culpabilidades en las víctimas, exigiéndoles obediencia y fe en la opinión de sus pastores, haciendo recaer la responsabilidad -que debería ser un servicio público- en los propios excluidos y en sus familiares que han de hacerse cargo de los gastos que la enfermedad u otras situaciones de marginación conllevan.

La dominación impuesta de los expertos hace que muchas de las víctimas se muestren dóciles para conseguir buenas valoraciones ante los responsables de cuidar su estado de salud, o de pobreza, o de…Se origina así un pensamiento ad hoc que responde a la lógica de:

1) Ellos sabrán pues para eso son los expertos, 
2) Las limitaciones que se nos imponen son normales teniendo en cuenta la crisis y la invasión de gente que viene del Tercer Mundo, 
3) Además otros están peor y como dicen las autoridades ( desde consellers a ministros del reino pasando por médicos, enfermeros, y…ONGs que con toda su buena voluntad y tratando de continuar recibiendo las limosnas estatales, completadas por las aportaciones privadas, se pliegan a las órdenes de la superioridad). 

Como señalaba, los ejemplos abundan y así resultan paradigmáticos hasta los topes los programas de inserción laboral de la Caixa y los aplausos que reciben los trabajadores con ciertas deficiencias integrados pues trabajan más motivados que los otros que son unos quejicas y no saben sufrir lo que les hace protestar, y hasta cogerse la baja de enfermedad por cualquier bobadica.

... en ese clima de violencia sufrida y no reconocida en sus justos términos son presentadas algunas actuaciones salvajes contra « gente peligrosa» (anarquistas, manifestantes, solidarios contra los desahucios, okupas…) a los que se les persigue, se les detiene, se les tortura, se les encarcela y se les convierte en la más viva encarnación del mismísimo «demonio con rabo», tachándoles de «terroristas» y otras lindezas. 

... en todo este abanico de imposiciones, de exclusiones , abandonos, represiones…se hace jugar un papel esencial a los «buenos ciudadanos» que “incluidos” en el pensamiento dominante sirven de apoyo a las medidas gubernamentales , al considerarse seres libres y considerando a los otros como un peligro que puede poner en riesgo su modo de vida , más o menos, acomodado. Los dispositivos puestos en marcha responden a un conjunto multilineal en que se cruzan el saber, el poder y la subjetividad…que empapa todo el tejido social.

Imposible dar cuenta de la cabal embestida de la autora en todos sus detalles y todas las imbricaciones, mas si antes he hablado de casos, hechos, ejemplos, cifras…los referentes a los síndromes de sensibilización claman al cielo – mereciendo capítulo aparte-, al ser convertidos estos en unos seres abandonados a la buena de dios, demonizados (como vagos, llorones, cuentistas…) y que, sin embargo, sirven de aviso para navegantes en la medida en que su caso es el espejo, no distorsionado, de lo que puede esperar a cantidad de gente en situación de exclusión…

... resultan así estas personas para el resto de la sociedad como los canarios que utilizaban los mineros británicos para comprobar los límites de lo soportable dentro de los túneles de su trabajo… 

De llevarse las manos a la cabeza son los comportamientos tramposos de la administración, muy en concreto del gobierno de Catalunya…ignorando, mintiendo, amenazando, colgándose medallas para luego hacer todo lo contrario de lo acordado… siempre en beneficio de las empresas privadas y en detrimento de la salud de los ciudadanos.

En todo este asunto no se puede ignorar el importante papel que juega el empeño constante y tenaz de las autoridades, y sus funcionarios y profesionales, por llevar al terreno de lo individual lo que de hecho es colectivo… 
... con tal táctica lo que se trata es de impedir por todos los medios (Valverde llega a informar acerca de un cartel que lucía en un centro hospitalario barcelonés en el que se prohibía hablar a los pacientes entre ellos, ya que ello podía conducirles a desanimarles, a no cumplir los dictados de los galenos, etc.) que surjan formas de organizaciónredes de solidaridad... política torticera en la senda del divide y vencerás…mas en la aparente deslocalización de los seres superfluos, hay espacios intersticiales que pueden suponer puntos de contacto en los que broten los lazos de apoyo, solidaridad y empatía entre los excluidos y los incluidos…potencial espacio común, horizontal y riozmático, en pos del que trabaja esta obra y su autora: Clara Valverde Gefaell.


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