21/1/16

Un verdadero cambio de paradigma, donde con amabilidad se vela por el bien común y se confía.

GIFT ECONOMY: Cuando la generosidad pone a las personas en el centro de la economía

La economía de la generosidad o gift economy lleva tiempo practicándose en la India. Este sistema económico rompe los paradigmas clásicos del capitalismo sustituyendo las simples transacciones por relaciones de confianza ciega que ayuda a crear comunidades.

En los movimientos sociales se habla mucho de poner a las personas en el centro de la economía, pero las dificultades de compartir, confiar y cooperar nos lastran una y otra vez. Pues bien, en India hay un ecosistema en expansión de personas, grupos y procesos donde eso ya es una realidad. Hay muchas Indias. Está la India de la gente hiperpobre y la de los nuevos ricos hipercapitalistas, la India de los Ashram, del yoga y del Ayurveda. Pero hay una India que poco se conoce, la India de la generosidad.

Vine a India como cooperante Sur-Norte, es decir, vine a aprender de lo que hacen aquí para ver si nos puede resultar útil en España. Aquí he descubierto la economía de la generosidad o gift economy que explicaré como lo harían en India: ¡con una historia!

Érase una vez, hace unos días, un encuentro de iniciativas sociales donde se trabajaba en grupos para enmarcarlas en el paradigma de la gift economy, que no es precisamente poner las cosas a precio libre. Veamos un ejemplo...


Dos personas querían fomentar el intercambio de libros en Bombay y otras ciudades. Tenían pensado hacer un sistema de intercambio de libros basado en tasar los libros que la gente ofrece y comprárselos con rupias virtuales que solo tienen valor en la red. Con esas rupias virtuales pueden comprar otros libros de otras personas que los vendan dentro de la red. Así evitan que la gente se aproveche de la generosidad de los donantes de libros y poder implementar ese sistema en otras ciudades.

Y ahora empieza el proceso orgánico de reconversión a gift economy...

Para empezar ponemos en duda el sistema de rupias virtuales y ofrecemos la alternativa de un sistema basado en la confianza y la generosidad... «Pero, ¿y si la gente se aprovecha de ello?» Las resistencias a la confianza son esperables en personas nacidas en occidente, educadas en una sociedad basada en la identidad individual. Pero al practicar la generosidad bien cuidada, la reacción de la gente es increíble. La sonrisa es tan amplia como su apertura emocional. Y así es casi imposible que se aprovechen, pues su gratitud las inclina a la generosidad... Además, si alguien revendiese los libros por la mitad de precio la persona que los compre los leerá, con lo cual, en el peor de los casos, estaremos fomentando la lectura, que es el objetivo inicial.

Luego llega un amigo de Vinoba (el compañero espiritual de Gandhi) y nos dice en un hindi tan transparente que no hizo falta traducción, que las cosas, cuanto más sencillas mejor.

Con un sistema basado en la confianza y en la sencillez llega el siguiente paso: dotar a los libros de un significado. El capitalismo vacía todo de significado y lo convierte en un bien de consumo, otro producto más, una abstracción que es necesaria para su acumulación. Así que iniciamos el proceso inverso... Y se nos ocurrió que cada persona que done un libro puede escribir una carta a mano contando lo que le ha aportado ese libro. Quien recibe el libro recibe también la carta, y ahí se crea el vínculo emocional, justamente entre dos personas que no se conocen físicamente pero que tienen algo en común: cada libro es una puerta a un mundo único donde habitan todas las personas que lo han leído.

Y ahí llega el cambio de foco: lo importante no es el intercambio de libros, sino generar comunidad, interconectar a las personas... los libros son solo una excusa, un medio. Conectar a las personas a través del gozo de dar y recibir... eso es gift economy.

Si hacemos eso con cada una de las iniciativas económicas, producir alimentos, ropa, arte o dar masajes o clases de yoga serán la excusa para crear comunidad. Eso es gift economy, eso es poner en el centro de la economía a las relaciones entre las personas.

Como resultado de este proceso, vivimos la transformación interior de estas dos personas, ahora más felices y con muchas ganas de iniciar este sistema de dar y recibir libros desde la generosidad. Van a probar en su pequeña red afectiva en Bombay y, tras seis meses de aprendizaje, pondrán a disposición de todo el mundo lo que hayan aprendido, así como el software de intercambio.

Cuando una persona da el salto a gift economy se produce una transformación interior y exterior. Por un lado, se pasa de la transacción a la confianza, es decir, del intercambio pre-acordado a una generosidad imposible de equilibrar, de la conformidad a la gratitud. También se hace la transición de una identidad individual a una identidad relacional, es decir, ya no somos individuos que se relacionan sino que somos en parte esa comunidad. Este cambio es tan importante que marcó el paso de sociedades igualitarias con un sentimiento de comunidad a sociedades patriarcales y belicosas basadas en la dominación.

Otra transición que se vive es la de consumir a contribuir. Y es que realizar pequeños actos de generosidad por otras personas sienta tan bien o mejor que darse un lujazo... y, al fin y al cabo, satisface más necesidades humanas que el consumo individual. Además se pasa de la escasez artificial generada por el egoísmo a una abundancia real consecuencia natural de la generosidad. Y, por último, se pasa de tener relaciones comerciales o de amistad a tener una verdadera familia.

Ejemplos de gift economy hay muchos. Existe un conductor de rickshaw que cuida a las personas que lleva, tiene decorado el interior con frases sobre la felicidad y da a conocer varios proyectos. Por supuesto las personas deciden cuánto quieren pagar, él solo confía. También hay un programa de empoderamiento financiero de mujeres de un slum que hacen corazones de tela y algodón para que se puedan regalar como un acto de cariño. No piden nada a cambio, pero la gente colabora. Hay un profesor de yoga que tampoco pide nada a cambio, pero da la opción de colaborar realizando actos de generosidad hacia otras personas pues, cuando el corazón se agranda, lo que se da a otras personas también se recibe. Hay varios restaurantes por el mundo donde puedes comer pero no puedes pagar por lo que has comido, ¡porque la persona anterior ya te ha invitado! Si quieres puedes invitar a la persona siguiente, una persona que no conoces.

Gift economy no es poner las cosas a precio libre y conmover a las personas para que paguen más. Gift economy es un verdadero cambio de paradigma, donde con amabilidad se vela por el bien común y se confía. Hay una frase que lo ilustra muy bien: no te preocupes por llamar a muchas hormigas, conviértete en miel y las hormigas vendrán solas.

Es normal sentir miedo o desconfianza hacia este sistema, pensar que no va a funcionar. Pero la verdad es que cada vez que una persona da el paso a gift economy no hay vuelta atrás, pues entra a formar parte de un ecosistema donde se siente segura y amada, útil y amante. Y es algo que, aunque minoritario, se va expandiendo por el mundo.

El fin del capitalismo pasa por una transformación interior ligada a la creación colectiva y experimental de nuevas y mejores formas de relacionarse con el dinero, las personas y la naturaleza. Y es que para salir de un sistema basado en la violencia estructural, la ambición, la acumulación, el despilfarro y el egoísmo no hay nada como empezar a cultivar la amabilidad, el compartir, crear abundancia con generosidad y abrirnos a las personas para vivir la comunidad, el ecosistema. No se trata de descolonizar el imaginario, como defiende Serge Latouche, sino de encarnar e incorporar una forma diferente de existir en el mundo: de la separación a la unión.

Gandhi decía que el secreto de la felicidad es que la cabeza, las manos y el corazón estén alineados. Pero el cambio empieza en el corazón. Cuando sentimos diferente empezamos a actuar diferente, y las manos cambian. Y la experiencia emocional y práctica nos va dando algo que ninguna teoría puede discutir, porque es real, y entonces la cabeza entiende. En Occidente solemos cambiar la cabeza e imponer las ideologías a cómo nos sentimos y qué hacemos. Y así nos va...



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