3/10/12

Somos culpables de sustentar, con nuestra apatía en muchos casos, y nuestra estupidez en otros, todo lo que nos sucede


Culpabilización, fascismo… y los PGE

Tengo amigos y amigas que son un auténtico lujo, que piensan mucho, y piensan bien. Al texto que publiqué ayer de Albert Batiste (y que recibió más de 4.000 visitas) sumo hoy las reflexiones de Zana sobre el síndrome de culpabilidad. 
 
Me parece muy oportuno lo que escribe, tanto en el sentido original como traducido y adaptado al victimismo del que tanto abusan algunos políticos. Creo que alguien que ha estado en las recientes luchas de la minería sabe mucho de intentos de culpabilizar a quienes defienden sus derechos y exigen que se cumplan las promesas de administradores de lo público cuya palabra nada vale. Pero sobre todo me parece especialmente adecuado cuando uno de los males que están enfermando nuestra sociedades y corroen nuestra convivencia se debe, precisamente, a esta culpabilidad que de manera especialmente atroz quieren infligir sobre las personas en situación más débil: las inmigradas, las enfermas, las que viven en la marginación y en precario las estafas cotidianas del neoliberalismo suicida…
 
Empieza Zana explicando que han sido los anglosajones -bajo el epígrafe “victim blaming” que literalmente quiere decir que hay que culpar a la víctima de su propia tragedia- quienes primero nos advirtieron, y sigue:

No voy a descubrir nada nuevo si digo que “culpar a la víctima” es una de las características que más y mejor definen el fascismo. La pusieron en práctica en los campos de exterminio y, en una parte de los recluidos, tomó cuerpo. Ahora, con los castigos que nos imponen, en forma de recortes en calidad de vida y libertades, para pagar su deuda a sus bancos, hacen lo mismo. Habéis vivido por encima de vuestras posibilidades, nos dicen, y una gran parte de nosotr@s, lo creemos.

Ha calado, y de una manera verdaderamente preocupante, la idea de que todos los males que nos acechan es por culpa nuestra, y mientras no nos desembaracemos de ese sentimiento de culpabilidad la lucha está perdida.

Y, sin embargo, sí que hay algo de cierto en esto de que somos culpables de nuestra propia tragedia. Tragedia que es como una versión del Síndrome de Estocolmo, donde nosotr@s, aceptando de buen grado el castigo, pagamos sonrientes y amablemente el rescate a los captores.

Sí, creo que somos culpables de nuestras desgracias, en tanto y cuanto somos los responsables de que gobierne quien nos gobierna. Bueno lo de gobernar es un decir, una manera de hablar, figurar, figura Rajoy, otra cosa es que quien manda son los de siempre, es decir, los banqueros.

Y aún reconociendo que el modelo de elección, la Ley Electoral, está corrompido y diseñado para que ganen los partidos que defienden al Sistema, es decir la Alternancia “Socioneoliberal” representada por los partidos conservadores y socialdemócratas, con la inestimable ayuda de los partidos periféricos (también de cultura y trayectoria Socioneoliberal), aún reconociendo esta trampa seudodemocrática, y mientras no se demuestre pucherazo electoral, gobierna quien los votantes quieren. 

Aquí voy a hacer un apunte un tanto curioso: gobierna quien los votantes quieren y lo hace con la complicidad un tanto extraña de quienes, declarándose antisistema, se abstienen. Y digo extraña complicidad porque conociendo, como conocen, que su abstención favorece, por la simple caída del peso de la lógica numérica, a los partidos contra los que dicen quieren luchar, aún así, se abstienen.

Somos culpables de sustentar, con nuestra apatía en muchos casos, y nuestra estupidez en otros muchos, todo lo que nos sucede. Acabamos de saber que los Presupuestos Generales del Estado para 2013 inciden, de manera un tanto draconiana, en más y enormes sacrificios y recortes. También hemos visto como el día de la “presentación en sociedad” de dichos recortes, robos habría que llamarlos, los tres ministros sin vergüenza que allí estaban sonreían ampliamente, como quien lo hace con la convicción del deber cumplido.

Culpables de permitir, con nuestra apatía y estupidez, que la política fiscal, aprobada por quienes ganan en las urnas, sea regresiva (en vez de progresiva) y que por tanto, y como viene sucediendo desde hace muchos años, beneficie a las rentas del capital y a las rentas superiores a costa de las rentas del trabajo.

Culpables de mirar para otro lado mientras algunos advertíamos que nos estaban imponiendo un modelo de desarrollo sustentado en el agravamiento de las desigualdades. 

Culpables de no entender, o de no querer entender, aquello que Martín Niemöller dijo: primero vinieron a por…, pero como yo no lo era no hice nada para evitarlo.

Culpables de no sentir ya ni nauseas cuando un exministro, Eduardo Serra para más señas, se despacha con esta frase: la prioridad de un Estado es la Defensa, por encima de Educación y Sanidad.

Sí, lo mismo tienen razón cuando nos dicen que la culpa es nuestra.” ZANA

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