14/5/19

Pese a tenerlo «todo» me enfadaba a menudo, lloraba y me sentía infeliz.

DEJARLO TODO E IRSE 
Cinco años viajando sola
Hoy hace cinco años que estoy viajando sola, que me cargué la mochila y comencé a viajar.  Hace cinco años que me despedí con mucho miedo y con un nudo en la garganta de mi familia y de que el que era entonces mi pareja me llevó a la estación de tren con mucha tristeza y otra tanta dosis de amor. Cinco años desde que rompí a llorar mientras sonreía sentada ya sola en ese tren que me llevaba a Barcelona, desde que volé a Bangkok y no me encontré en esa ciudad tan rápida en la que me sentía tan sola.
Este dos de mayo escribo desde algún lugar de Hungría, cumplo cinco años viajando sola y celebro que el nombre de mi blog tiene un sentido real, que vivo sintiéndome un poquito más libre y también más viva.
CINCO AÑOS VIAJANDO SOLA; PREGUNTAS Y RESPUESTAS
Llevo cinco años viajando sola, en general sin billete de vuelta y con complejo de turrón ya que siempre vuelvo a casa por Navidad. Aprovechando la ocasión, hoy respondo a las preguntas que obtuve como respuesta en una story de Instagram y a otras tantas en Facebook.  ¿Cómo y por qué tomé la decisión? ¿Cómo lo comuniqué y se lo dije a la familia? ¿Cómo han sido estos cinco años viajando sola? ¿Tan fáciles y bonitos como parecen? ¿Me veo volviendo a una estabilidad estándar con trabajo, piso y pareja? ¿Cómo me financio todo esto?


Viendo las preguntas, he querido hacer una comparación respecto a cada tema entre cómo lo viví y cómo lo vivo ahora después de estos cinco años viajando sola y de dejarlo todo e irse. Sigue leyendo ¡Voy a ello! Por supuesto, si después de leerlo te quedan más preguntas puedes preguntar en comentarios.
¿POR QUÉ DEJARLO TODO E IRSE?
Hace 5 años
Después de estudiar biotecnología y alguna experiencia por Europa para aprender idiomas, trabajaba en una farmacéutica especializándome en Gestión de Proyectos. Tenía pareja, familia y amigas, un trabajo, planes cada fin de semana y un viaje o dos al año. Sin embargo, pese a tenerlo «todo» me enfadaba a menudo, lloraba y me sentía incompleta. Me sentía infeliz.
Estaba muy frustrada.
Después de dos años, con uno como becaria y con cinco idiomas a mis espaldas, continuaba trabajando por un sueldo irrisorio pero con  mucha  proyección de futuro (ya sabéis), haciendo un trabajo que no me gustaba y no me hacía feliz mientras dejaba todas esas cosas que quería hacer para un futuro que no sabía si llegaría.
Yo siempre había viajado mucho por la excusa de los idiomas y, a esta edad, me había imaginado viajando, teniendo experiencias y probando cosas nuevas. Por supuesto, estaba teniendo otro tipo de viaje y experiencias vitales pero ¿la casa, el trabajo y la pareja? ¿Eso quería? Estaba formando una vida que no quería y, si la quería, no la esperaba tan pronto.  Entonces decidí que no y lo dejé todo. No fue fácil, escribí este artículo (por el que muchas llegáis a este blog) y en el que lo expliqué a fondo… y me fui a Tailandia.
5 años después: La casa, el trabajo estable y la pareja ¿podrás o lo querrás?
Es una pregunta que me han hecho mucho. También es una pregunta que me hacía yo a menudo: Si me acostumbro a esta vida ¿podré algún día amoldarme a una vida estándar? ¿A las ocho horas diarias, a una pareja estable, a tener una hipoteca?
¿Quiero o querré tenerlo?
Con el tiempo dejé de hacérmela. No sé si me la he respondido todavía, pero ya no me importa. He entendido que soy quien siento que soy en este momento, estoy abierta al cambio de nuevo (de mente, de vida y de sentimientos) y no sé qué es lo que querré mañana. Si siento que quiero estabilidad (otro tipo de estabilidad porque, aunque desde afuera parezca inestable, la verdad es que me siento más estable que nunca) la tendré. Pero estoy segura de que nada de eso lo tendré por imposición. Siendo sincera, hoy en día ya no me imagino en una oficina, 8 (ó 10 horas) al día, hipotecándome para tener una casa (un piso con suerte) y con una pareja para toda la vida (mucho menos prometiéndolo o firmándolo en un papel), pero como digo, creo que somos seres en un cambio constante y que eso es bastante bello como para disfrutarlo en el presente. Si un día decido cambiar de mentalidad de nuevo, me sentiré totalmente libre de hacerlo.
MIEDO A VIAJAR SOLA
Hace 5 años
¿Por qué sola? Pues porque nadie quiso venirse conmigo en un viaje indefinido por el Sudeste Asiático ¡Y mira que lo intenté!
Viajar sola no era, para nada, la primera idea que me vino a la cabeza. Tenía muchos miedos (¡demasiados!) sobre viajar sola. Éstos pasaban desde el peligro físico, al aburrimiento, a no encontrarme, a qué sería de mí a la vuelta, al sentirme sola, a perderlo todo… Pero supe que si no lo hacía sola no lo haría nunca, y ese miedo fue más fuerte que cualquier otro.
Como no encontré en otros blogs lo que buscaba (las viajeras solitarias me parecían superheroínas que no hablaban de miedos), decidí escribir sobre todos estos miedos en un montón de artículos.
Empecé con muchísimos miedos, tabúes y dudas. Ahora con perspectiva veo que no, los miedos a viajar sola no se me quitaron en un primer viaje a pesar de que éste durase siete meses.
Después de 5 años viajando sola, ¿tienes miedo?
Después de cinco años viajando sola no puedo decir que no tenga ningún tipo de miedo. Sin embargo, ya no tengo miedo por países, ya no me bloquea ni se interpone. Me muevo segura de mí misma y ya no me pregunto si es posible viajar sola a tal o cuál país. Sé que se puede porque en todos los países viven mujeres. Ya no me considero más débil por ser una mujer la que viaja sola, he hecho dedo en países de diferentes continentes, couchsurfing y he aceptado quedarme a dormir con gente que he conocido en el viaje. Conozco mis riegos, pero ser una mujer en cualquier ciudad del mundo también los tiene (lamentablemente). Escribí un artículo muy claro sobre esto llamado Tú te lo buscas por viajar sola. 
He entendido que hay cosas o actividades que puedes disfrutar o no disfrutar y que ya no depende del género. Todavía hay cosas que no disfruto (claramente por los miedos) como es acampar sola o caminar sola entrada la noche. Hay viajeros que no se fían de viajar solos a dedo y que nunca acamparían en solitario, mientras que he conocido a muchas viajeras que hacen ambas cosas (y me da mucha envidia que puedan disfrutarlas).
PLACER VIAJANDO SOLA
Hace 5 años
Al principio, mi placer viajando sola era encontrar nueva gente con la que viajar. Me costaba disfrutar en solitario, mi cabeza hablaba demasiado y sentía de mucho más cerca los miedos.
Al principio me costaba estar sola en un lugar con mucha gente, me sentía rara o incluso tonta. Aprendí a llenar mi tiempo de otras formas; con la fotografía, con la escritura o la observación y a liberar (también así) mi mente.
No ha sido un camino sencillo, no creo que sea algo para lo que estemos preparados ni lo aprendí en mi primer viaje. Por supuesto ha habido momentos en los que me he sentido o he estado sola. 
5 años viajando sola ¿viajarás sola siempre?
¿Disfrutas viajando sola? ¿No te aburres viajando sola? ¿No has encontrado a nadie con quién viajar en esos 5 años que sigues viajando sola? ¿Te ves siempre viajando sola? ¿No te gustaría compartir un viaje? 
Después de cinco años sigo disfrutando mucho de viajar sola, quizás cada día disfruto más. Por supuesto, hay días o destinos más solitarios (Europa está siendo uno de estos), pero he aprendido a gustarme en soledad.
Con perspectiva, veo que elegir el Sudeste asiático como primer destino para viajar sola fue un gran acierto ya que es, probablemente, el continente en el que menos sola se viaja.
¿Si me veo siempre viajando sola? Viajar sola no significa que siempre esté viajando sola: conoces a mucha gente, compartes partes del viaje y bonitas conversaciones. Muchas veces se comparten unos días, incluso semanas. Pero no, por supuesto que no me veo siempre viajando sola; en el fondo de mí espero encontrar a alguien con quien compartir, con un objetivo y una forma de ver la vida en común. Sin embargo, esto quiere decir que no cambiaría mi forma de vida por alguien ni esperaría que alguien la cambiase por mí. También escribí un artículo muy interesante sobre el miedo a quedarse sola.
LA FAMILIA
Hace 5 años
¿Cómo se lo comuniqué a mi familia? ¿Qué opinaron de esta decisión? ¿Cómo se lo tomaron?
Fui poco a poco. Primero les comuniqué que iba a dejar el trabajo en la farmacéutica, que si en unos meses no encontraba nada que me gustase me iría del pueblo (y del país) y ya a dos meses de dejar el trabajo les dije que me iba al Sudeste asiático sola. Poco a poco entendieron que me iba sin billete de vuelta y sin un plan definido. Se lo tomaron bien, con bastantes miedos, pero pensando que era una etapa en mi vida y que cuando volviese de esa locura de viaje asentaría la cabeza.
No quise llevarles la contraria, en parte porque ni yo misma lo sabía y  en parte porque creo que este tipo de noticias se llevaban mejor poco a poco. Funcionó bien, lo entendieron, me apoyaron y, en cierto modo, cambiaron también su forma de entender la vida. Aquí escribí un artículo con relación a esto si estás pensando hacer algo parecido.
Después de 5 años: ¿Me entienden mis padres? Y yo ¿quiero tener familia?
Después de cinco años viajando sola mi familia me acepta. No sé si entender es la palabra, pues estar viajando sola durante cinco años no es algo que ellos harían, pero me aceptan como soy y me ven más feliz y completa que nunca.  Eso les vale, y debería valerle a cualquiera que te quiera. Debido a todo el mundo que me preguntaba por mi «pobre» madre, le hice una entrevista sobre cómo se sentía eso de que su hija viajase tanto sola. Gustó mucho y puedes leerla aquí.
¿Si quiero tener familia? Familia ya tengo. Tengo a mis padres, mis hermanos, mis sobrinos, mis abuelas y una gran tanda de tíos y primos. Tengo a mis amigas repartidas por varias partes del mundo. Pero si lo que me preguntas es si quiero tener hijos responderé algo parecido a si quiero viajar en pareja. Me gustaría, pero si es el momento, si tengo la compañía adecuada y una estabilidad viajera definida que pueda incluirlos. Puestas a imaginar, me gustaría poder criar unos hijos en el viaje, demostrarles lo bueno del mundo, que aprendiesen idiomas y no tuviesen demasiados apegos, sobre todo a las cosas materiales, que siempre tuviesen unas raíces a las que volver, porque son importantes y aunque yo no las haga crecer siempre las riego volviendo a ellas de nuevo. También escribí un texto muy bonito, personal e íntimo sobre Viajar sola, tener hijos y tortugas marinas. 
EL DINERO
Hace 5 años
Me fui a Asia con 4000 euros, que es todo lo que tenía ahorrado hasta el momento. Sin más ataduras sin más posesiones, sin nada que poder vender en caso de necesitarlo. No sabía si era mucho o poco, pero era todo lo que tenía. Por suerte, tenía una familia y una casa a la que poder volver y dos manos, dos pies y una cabeza con la que poder trabajar.
No tenía miedo, tenía pánico: Estaba dejando la posibilidad de construirme una carrera en la industria farmacéutica, tenía 27 años, según dicen los mejores años para crecer profesionalmente, por lanzarme al vacío al irme a «hippear» por el Sudeste Asiático. Tenía mis dudas que, después de eso, alguien en España quisiera contratarme de nuevo.
Viajé mirando mucho el dinero, asustada por lo que gastaba y gastando lo mínimo posible. No siempre fue fácil, dejé de hacer muchas cosas que quería hacer o probar por no gastar y dormí en lugares bastante feos. Al final viajé durante siete meses y volví a casa con unos 700 euros, lo que da una media de unos 16 euros por día.
Volver a ahorrar, a encontrar trabajo, a reinsertarme era uno de mis mayores miedos conforme pasaban los meses. Hasta escribí este artículo de por qué contratar a una chica que viaja intentando autoconvencerme de que en vez de haber perdido siete meses los había ganado (y, por supuesto, sigo totalmente de acuerdo).
Cinco años después
El dinero es importante y nadie puede cambiar esto. Sin embargo, con el paso del tiempo he aprendido a vivir con menos, a desear menos y, por tanto, a gastar menos. También eso supone frustrarme menos o tener que mirar menos el dinero porque no hay tantas cosas que quiero. También, en la otra cara de la moneda, he dicho que no a muchos planes, cenas y escapadas por no gastarme lo que va destinado al viaje.
Soy consciente de que, al tener dos manos, dos piernas y una cabeza, puedo trabajar allí donde quiera. En general, y por comodidad, trabajo cuando vuelvo a casa, pero también, como en el caso de México o con las postales lo he hecho durante el viaje. Hasta ahora y desde entonces, he trabajado limpiando un Zara por las mañanas, en el campo (recogiendo guindillas y plantando), dando clases particulares de química, vendiendo mis postales durante los viajes, haciendo encuestas, de camarera en un bar (aquí conté mi experiencia en México), de recepcionista voluntaria en hostales, como vendedora de verdura en un mercado y hasta como figurante en una película. Hay mucho trabajo temporal que mucha gente no quiere y que es perfecto para alguien como yo. Lo más difícil, sin duda, es acostumbrarse a esa incertidumbre de no saber qué viene después.
Me preguntan mucho cómo me financio mis viajes y siempre respondo que trabajando (aquí el artículo), simplemente es que viajo (y vivo) diferente. Como dato: en este mes de viaje por Europa me he gastado lo que gané por trabajar 4 días como figurante en la película; 320 euros, lo que sale a un poquito más de 10 euros al día; para ello, bastante couchsurfing, viajar despacio, cocinar y caminar.
También hoy por hoy me ayuda algo el blog. No vivo únicamente de él, hacerlo suponía hacer un tipo de trabajo que tampoco disfrutaba, pero con estas publicidades (aquí viene algo de Spam) si clicáis, me dan unos centimitos que acaban sumando.
Además, algunas veces algunas compañías confían en mí para mostrarme sus servicios y que yo pueda luego compartirlos (como observar las ballenas en Islandia o el trekking al Mirador de Guatemala) pequeños caprichos que yo, con en mi presupuesto, no podría permitírmelos.
CARRERA
Hace 5 años
Como he dicho, dejé una prometedora carrera en la industria farmacéutica a cambio de irme a recorrer un poco de mundo. En esos momentos sentí que saltaba al vacío, que perdía los años buenos y que cada año contaba en mi futuro profesional. Sentí que estaba siendo una total irresponsable, pero la realidad era que ese trabajo se me hacía asfixiante.
Dejaba de lado la posibilidad de llegar a ser una persona exitosa, esa con la que a un padre se le llena la boca frente a los amigos, ya no sería responsable en una empresa siendo muy joven, tendría gente a mí cargo o descubriría un fármaco importante.
Cinco años después
Desde entonces, sin buscarlo, me han ofrecido un par de veces trabajos  exitosos, bien pagados pero estables (que he terminado rechazando). Ahora tengo otra percepción respecto a la Carrera, el trabajo y mi vida. Mi definición de éxito y trabajo también han cambiado. Ya no van unidas y trabajo es aquel medio que utilizo para ganar dinero con el que continuar viajando. No sé si algún día volveré al mundo de la Biotecnología pero si vuelvo será porque así lo quiero, porque sea algo breve y bien pagado o porque creo que puedo cambiar algo.
Y aunque, por supuesto, a veces tengo dudas, en este momento mi carrera y mi éxito son este blog, mi propia vida y las cosas que quiero ir escribiendo.
Básicamente es esto lo que quería contarte sobre estos 5 años viajando sola. Sobre este estilo de vida semi nómada y semi virtual de Dejarlo Todo e Irse. Terminar diciendo que creo que cada una tiene que buscar su definición de éxito, ver qué es lo que hace bien y lo que disfruta haciendo. Definir su sueño, entender sus tiempos, sus ciclos, sus intereses y, después, ponerse manos a la obra tomando decisiones. Espero que os haya gustado este artículo tanto como a mí me ha gustado escribirlo.
Soy Patricia. Viajo sola desde 2014, cuando cargando mil miedos en mi mochila dejé mi trabajo en una farmacéutica y me marché al Sudeste asiático sin billete de vuelta. Ya he recorrido sola 4 continentes. Enamorada de viajar sola, lento y a dedo, y luchando por sentirme cada vez más libre, ahora me dedico a animar a otras mujeres a hacer lo mismo siendo cabeza y manos del blog Dejarlo Todo e Irse.


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