6/5/13

Mi capacidad de hacer lo que anhela mi corazón depende de que todo mi organismo crea en aquello que propongo


CAMBIANDO EL DISCURSO Y ENCONTRANDO NUESTRA ITACA

“En estos tiempos de beneficios e intereses personales, permitamos que el cambio comience conmigo con una idea diferente de por qué estamos aquí en la Tierra”.
¿De qué hablamos realmente? ¿De banalidades y superficialidades, o nuestras palabras tienen profundidad y crean interés? ¿Hablamos de nuestras propias necesidades y esperanzas o somos capaces de articular algo mucho más amplio y hablar sobre algo en lo que dos o más puedan estar interesados? En nuestra vida personal y profesional, las conversaciones que tenemos son muy frecuentemente sobre la idea de “ganar”, sobre aquello que queremos alcanzar y poco más. ¿Has estado comiendo alguna vez en un restaurante y escuchado la conversación en la mesa de al lado sobre asuntos de negocios? Suena como la conversación más aburrida y egoísta que hayas podido escuchar. No puedo dejar de pensar por qué malgastamos nuestro tiempo hablando de estas cosas. Más allá de las muy reales necesidades de nuestra vida diaria, como ganarse la vida, parece que para mejorar nuestras vidas y darle un significado mayor, necesitamos comenzar a cambiar al menos parte del diálogo que estamos teniendo con los demás y en última instancia con nosotros mismos.
Cambiar el discurso es, en primer lugar, creer que es posible hacerlo. Este insight inevitablemente te pide que analices y quizás que cuestiones tu estructura de creencias, qué sería, qué es aquello verdaderamente importante para ti.  La segunda cosa que te pregunta es, ¿estás representando fielmente esos principios cuando hablas y diseñas lo que será el desarrollo de tu vida? Se trata también de liderazgo, ya que cambiar la naturaleza de tu discurso y guiarlo hacia un propósito más alto a menudo implica estar solo entre la multitud. La última cosa que te pide es que tengas un plan y unos medios para mantener tus metas a la vista. Vamos a analizarlos uno a uno.

¿Cuáles son tus creencias? ¿Has tratado alguna vez de definirlas? ¿Son parte de quienes somos y de lo que la vida significa para nosotros? En cierto modo, te estamos pidiendo que saltes en la piscina existencial del pensamiento y busques en lo más profundo de ti esas ideas que han estado flotando a tu alrededor. La primera cosa que podríamos preguntarnos es, ¿somos felices con el modo en el que se están desarrollando nuestras vidas? ¿Amamos levantarnos por la mañana pensando en lo que nos depara el día, con sus promesas e inesperadas maravillas? Con esa idea, existe el concepto subyacente de que a través de la historia del hombre, uno debe amar lo que uno hace y hacer lo que uno ama. Es la realización en sí misma, lo que eleva al hombre sobre lo mundano y monótono de su vida, permitiéndole a sí mismo sacar el máximo de su potencial como ser humano. Estamos en búsqueda del Santo Grial, para encontrar el significado de la vida, y comprender de dónde viene nuestra felicidad es clave en nuestro proceso de descubrimiento.
Así que comenzamos y nos preguntamos, ¿de qué soy capaz, cuáles son mis talentos, cuáles son mis intereses más genuinos,  qué me gusta hacer? ¿Elegí correctamente cuando fui a la universidad, o mis intereses han cambiado con el tiempo? ¿Cuáles fueron las razones que me llevaron a elegir de esa forma, o, las cosas han cambiado para mí con el pasar de los años? Quizás, debemos preguntarnos a nosotros mismos si está bien cambiar. Después de todo, ¿debemos permanecer en este camino, incluso si al final ha resultado ser insatisfactorio? Debe haber alguna ley natural en el universo que permita el cambio y el crecimiento con mayor comprensión de en quiénes nos hemos convertido al día de hoy.
Encontrar lo que eres capaz de hacer es una prueba, pero no es tan imposible o difícil como uno podría imaginar. Un lugar por el que comenzar es observar aquello que pueda estar limitándote. Incluso si piensas que los factores limitantes están en tu lugar de trabajo o en cualquier otra relación que tengas, probablemente los factores reales son aquellos de naturaleza personal. Nuestras ideas de quiénes somos vienen de todas aquellas ideas que prevalecen en la sociedad y aceptadas por nosotros como bases de nuestra existencia.
Por alguna razón nos dijeron que debíamos convertirnos en doctores o abogados, contadores o personas de negocios, ingenieros o constructores. Pocos son guiados hacia un camino completamente diferente como educadores o artistas. La idea de tu propia valía es importante porque mi capacidad de hacer lo que anhela mi corazón depende de que todo mi organismo crea en aquello que propongo. Si mi cabeza no puede seguir y apoyar mi corazón, desde el principio estoy destinado al fracaso porque, al final, mi mente racional me dará miles de razones por las que no debería hacer aquello que estoy contemplando o aquello que siento que debería hacer. Hay un poema de Khalil Gibran sobre la razón y la pasión que nos da una visión diferente.
“Vuestra razón y vuestra pasión son el timón y las velas de vuestra alma navegante. Si vuestras velas o vuestro timón se rompen, sólo podréis navegar a la deriva o permanecer inmóviles en medio del mar. Porque la razón, si reina por sí sola, restringe todo impulso; y la pasión, abandonada a sí misma, es un fuego que arde hasta su propia destrucción. Así, que vuestra alma eleve vuestra razón a la altura de vuestra pasión, y así esta última podrá cantar; y que dirija vuestra pasión para que ella pueda vivir una resurrección cotidiana y, como el fénix, renazca de sus propias cenizas.”
Entonces, ¿qué me impide hacer lo que anhela mi corazón? ¿Puede que sean mis pensamientos que me guían hacia un camino alejado de mí mismo? Muy a menudo esos pensamientos se basan en suposiciones irracionales y acaban encontrando un lugar permanente dentro de mí. Me parece que siempre hablan de pérdidas potenciales. Preferiría que mis pensamientos me hablaran de ganancias futuras, como aquello que puedo obtener de un mayor bienestar físico, intelectual y emocional. Pienso que es importante que todos nosotros, tanto a nivel individual como colectivo, comencemos a concentrarnos en lo que cada uno de nosotros es capaz de hacer en el camino para sentirse realizado y para ser feliz en nuestras vidas. Es el camino hacia el descubrir nuevos talentos que fueron desatendidos en los últimos años y, quizás, hacia creer en nuestro potencial innato para superar los retos que emergen como míticas pruebas para demostrar su valía, como Ulises tratando de volver a Itaca.
¿Cuál es nuestra Itaca y dónde se encuentra? Puede estar en cualquier lugar, pero definitivamente está donde mi espíritu descansa y encuentra la paz. La vida me enseña que la encuentro después de que todas mis habilidades han sido puestas a prueba, cuando he encarado mis demonios, los dioses y sus caprichos, e incluso mi propio espíritu ondeante. Es superando las dificultades como uno aprende a confiar en su voz interior y finalmente a creer en su misión.
Cuando empiezo a ver mi camino a casa de forma diferente, sin miedo a cruzar peligrosos mares o a encarar incontables peligros imprevistos con aplomo, estoy efectivamente cambiando el diálogo que he tenido hasta ahora conmigo mismo. Es encontrar esa chispa en mi corazón, el fuego en mis entrañas que me guía hacia mi viaje. Reúno la fuerza y el impulso. Es como cuando las aguas de un río corren sin esfuerzo sobre las rocas al acecho de su marcha hacia el mar, parecen ganar velocidad y correr aún más rápido hacia su objetivo. Cuando estoy comprometido, recibo ayuda inesperada de innumerables y desconocidas fuentes. Johann Wolfgang Von Goethe lo explica brevemente.
“Hasta que nos comprometemos, hay vacilación, la posibilidad de retroceder, siempre inefectiva. En lo concerniente a todos los actos de iniciativa y creación, hay una verdad elemental cuya ignorancia mata incontables ideas y espléndidos planes: En el momento en que uno se compromete definitivamente, entonces… una serie de eventos surgen de esa decisión, generando a nuestro favor toda clase de incidentes, encuentros imprevistos y asistencia material que ningún hombre podría haber soñado jamás que vendrían en su ayuda. Aquello que puedes hacer o sueñas que puedes hacer, comiénzalo. La audacia tiene genio, poder y magia. Comienza ahora.”
Encontrar tu mítica Itaca, donde tus sueños son guardados, ayuda a definir el diálogo que tienes en el camino. Sin duda alguna, si nuestras esperanzas y deseos son sólo obtener bienestar material, entonces nuestro diálogo reflejará esos sueños. E igual de cierto es asumir que si estás tratando de desarrollar carácter – conciencia – el diálogo que tienes contigo mismo y con otros es inspirador, expansivo y noble. Incluye a otros y se preocupa por su bienestar tanto como por el tuyo. Es una declaración positiva, que el universo y los caprichosos dioses no podrán negar.
La pregunta entonces sería, ¿no soy noble de carácter? Si en algún momento llegara a pensar que no lo soy, sería una medicina difícil de tragar. Todo lo que me pido a mí mismo es no limitar mi vida a números y ecuaciones, a ganancias y pérdidas – que ni siquiera me preocupe por la pérdida, sino pensar en lo que me gustaría decir sobre mi propia vida y sobre las vidas de los demás.
¿Cómo puede la vida ser tan lineal? Sabemos que esto no es real, hablar sólo sobre el beneficio personal no satisface un propósito mayor inherente a la naturaleza. ¿Y qué pasa con el dar? Estamos todos interconectados – es una verdad innegable. Además, cuándo ignorar partes vitales de mí ha podido ser la receta hacia la felicidad plena. Mi alma necesita alas para volar, para elevarse a sí misma sobre el estancamiento de la vida y nuevamente sentir el fuego de mi imaginación. Lo que me sostiene desde lo profundo de mí es precisamente lo que necesito para actuar con todos mis poderes conscientes sobre mí.
Existe un dicho hebreo antiguo que dice así y que me dice que yo soy el único responsable de mi vida. “Si no estoy para mí mismo, ¿quién estará para mí? Si estoy sólo para mí mismo, ¿quién soy? Si no ahora – ¿cuándo?” Mi vida fluye hacia delante desde el input que le doy. Las aguas pueden fácilmente oscurecerse o purificarse y volverse claras. Entonces mi plan es revisitar constantemente mis pensamientos, que, en definitiva, forman el diálogo que estoy teniendo conmigo mismo. Permite que mis pensamientos se eleven con la pasión por la vida que puedo traer a ellos. Permite que sean de propósito noble para que puedan incluir a los demás y puedan ser para el bien común.
En estos tiempos de beneficios e intereses personales, permitamos que el cambio comience conmigo con una idea diferente de por qué estamos aquí en la Tierra. El liderazgo es sobre avanzar con una visión diferente, que soy capaz de articular para mí mismo y luego permitir que esos mismos pensamientos ganen fuerza para transmitir a todos aquellos que me encuentre el mismo entusiasmo que siento por la vida y sus posibilidades.
Reflexiones de Hargobind Singhsobre cambiar el monotema materialista de nuestras conversaciones internas y externas y encontrar nuestro lugar en el mundo…
(*) filósofo, formador de profesores de Kundalini Yoga, discípulo de Yogi Bhajan, fundador de World Prem y orador internacional) 

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