21/11/12

Necesitamos una moneda que ayude a todo al mundo a compartir.


DROPIS: La moneda para los intercambios
En un mundo sacudido por una crisis sistémica surgen nuevos modelos de valor. En este mundo, la moneda que usamos todos los días ya no funciona bien: tiene intereses incorporados, está hipercontrolada y es escasa por definición. Día tras día nos damos cuenta que necesitamos una nueva moneda: una que no sea más que un idioma. Necesitamos una moneda que ayude a todo al mundo a compartir.

Con esta entradilla empieza el post “Why You cannot spend Trust as a Currency” en el blog de Dropis que he encontrado sumamente interesante. Aprovecho la ocasión para presentar brevemente a Dropis y añado la traducción de parte del artículo con permiso de los autores.
Dropis es una startup de origen italiano que propone un crédito online (“dropis”) que no puedes comprar: sólo lo puedes conseguir en la medida que compartas cosas con otros. Es una moneda para el intercambio, una nueva manera de comprar y vender sin usar dinero.
Todos los que estáis familiarizados con las monedas sociales diréis: y ¿qué hay de nuevo en todo esto? La novedad que introduce Dropis es que lo proponen como una herramienta universal para los websites que se basen en compartir, intercambiar, trueque, alquiler, etc. En Italia ya ha llegado a acuerdos con varias empresas para empezar a desplegar Dropis. A ver si podemos ayudar a que ocurra algo similar en España.
En el post se argumenta que la llamada Economía de la Colaboración está empezando a ser vista por muchos como “next big thing” y está creciendo por todas partes: la crisis monetaria y la aparición de sistemas alternativos no monetizados, la crisis de consumo, la necesidad de cooperar en vez de competir. Todos ellos son elementos a tener en cuenta y han creado un terreno fértil para que la economía colaborativa y del compartir esté prosperando tanto.
Con todo, la economía del compartir tiene una clara limitación, y que a la vez se podría considerar su ventaja principal: está formada por muchas comunidades distintas (formadas por personas que comparten una razón común) y no se trata de un bloque social monolítico.
Conectando las comunidades mediante una moneda
Para dar algunos ejemplos: los que participan en la comunidad Couchsurfing comparten la pasión para descubrir el mundo a través de la gente local; los usuarios de coche compartido comparten su necesidad de viajar de manera más económica. Resulta fácil ver que el tamaño de la tribu es el tamaño de la economía de la colaboración: permitir que esas tribus se comuniquen, interaccionen y compartan a una escala global es el objetivo del proyecto.
Varias voces defienden que las herramientas para unificar estas comunidades serán la reputación y la confianza. En un artículo reciente en Wired, Rachel Botsman (autora del libro sobre consumo colaborativo “What’s mine is yours”) dice:
Fragmentos de datos que hasta el momento habían existidos de manera aislada estarán disponibles en un sólo lugar. Las respuestas en Quora, las críticas en TripAdvisor, los comentarios en Amazon, las opiniones en Airbnb, los vídeos subidos a YouTube, los grupos sociales a los que perteneces o tus presentaciones en SlideShare; y también un histórico y un flujo en tiempo real acerca de quién ha confiado en ti, cuándo, dónde y porqué. Todo el conjunto se agregará en tu tablero de reputación personal, dibujando tus intenciones, capacidades y valores de manera comprensible y definitiva.”
Aunque Dropis está de acuerdo en que la confianza es un indicador muy creíble para el crédito social, no están del todo convencidos de que pueda usarse como una moneda y por lo tanto que se “pueda gastar”.
Juho de Sharetribe escribió hace unos meses en Shareable un artículo muy interesante y recomendable de leer. Hay una lista interminable de preguntas que indican de manera clara porqué la confianza puede no ser la herramienta adecuada para conseguir la federación e integración de distintas comunidades. Juho indica por ejemplo que valores arbitrarios – como por ejemplo la puntuación en Klout – no tiene “ningún sentido para la mayoría de la gente”.
Aún cuando la confianza y la reputación se refieren a la calidad de la experiencia, lo que incide sobre la disponibilidad y el acceso es la moneda. En otras palabras, la moneda es el habilitador del intercambio y la reputación entra en juego en el momento de elegir. Si no hay moneda, ser una persona en la que se confía mucho no va a resolver el problema del acceso. En palabras más técnicas, la confianza permite almacenar valor a la vez que la moneda debería ser sólo un mecanismo de intercambio.
Necesidad de una infraestructura de moneda alternativa, sin fricciones para los intercambios
Así hay una necesidad social bien identificada para una moneda que:
  • Se haya diseñado para que los intercambios de valor con sentido tengan lugar
  • Que no se pueda mezclar con la moneda de uso corriente (€) para que no se diluya el valor con el que se ha generado (nota: los Dropis no se pueden vender ni comprar)
  • Sin fricciones de manera que aquellos que quieran usarla la puedan adoptar de inmediato
Un sistema de pagos y crédito simple, potente y fácil de integrar. Esta es la propuesta de Dropis y yo la he encontrado muy interesante.

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