2/12/24

Desobedecer leyes injustas es el primer paso para construir una sociedad más justa

¿LA DESOBEDIENCIA ES EL COMIENZO DE LA JUSTICIA?

Así lo sugiere Henry David Thoreau

Cuando un gobierno deja de cumplir su función elemental, la desobediencia se presenta como una alternativa de organización social

La desobediencia civil, según Thoreau, no es simplemente una reacción ante leyes injustas, sino un acto consciente y moral que busca corregir las fallas del sistema. Thoreau argumenta que la justicia no es solo el cumplimiento de las leyes, sino la alineación de las acciones individuales con los principios éticos más elevados. 

Si el Estado impone leyes que perpetúan la injusticia, como la esclavitud o la guerra, es el deber del ciudadano oponerse a ellas, incluso si esto significa desobedecer. 

El concepto de desobediencia civil se basa en la primacía de la conciencia individual sobre la ley. Thoreau ve la legalidad como una herramienta que puede ser mal utilizada por el poder para controlar y oprimir. En su ensayo afirma que cuando el gobierno deja de servir a la justicia y al bienestar común, debe ser cuestionado, y es deber de los ciudadanos resistir pacíficamente a la opresión. En una de las líneas más provocadoras de su ensayo, dice:

Bajo un gobierno que encarcela injustamente, el verdadero lugar para un hombre justo es una prisión.

Thoreau también distingue entre la mayoría que gobierna por la fuerza de los números y la minoría, que puede tener la razón moral. En este sentido, la desobediencia civil ofrece una vía para que las minorías éticas, aquellos que se niegan a aceptar leyes injustas, puedan desafiar al sistema y provocar el cambio. Este acto de desobediencia no es un rechazo absoluto del estado, sino un llamado a la reforma. Escribe:

Que cada hombre dé a conocer qué tipo de gobierno le inspiraría respeto, y ese será un paso hacia su obtención.

Después de todo, la razón práctica por la que, una vez que el poder está en manos del pueblo, se permite que una mayoría gobierne, y que continúe haciéndolo durante un largo período, no es porque tengan más probabilidades de tener razón, ni porque esto parezca más justo para la minoría, sino porque son físicamente los más fuertes. 

Pero un gobierno en el que la mayoría gobierna en todos los casos no puede basarse en la justicia. ¿No puede haber un gobierno en el que las mayorías no decidan virtualmente el bien y el mal, sino la conciencia? ¿Debe el ciudadano, por un momento, ceder su conciencia al legislador? ¿Para qué entonces todo ser humano tiene consciencia?

Creo que debemos ser humanos primero y súbditos después. No es deseable cultivar el respeto por la ley, tanto como por el derecho. La única obligación que tengo derecho a asumir es la de hacer en cualquier momento lo que considero correcto. En verdad se dice que una organización no tiene consciencia; pero una organización de seres humanos conscientes es una organización con consciencia. La ley nunca ha hecho a los hombres un ápice más justos y, por medio de su respeto por ella, incluso los bien dispuestos se convierten a diario en agentes de la injusticia.

La historia ha demostrado el poder transformador de la desobediencia civil. Líderes como Mahatma Gandhi y Martin Luther King retomaron las ideas de Thoreau, utilizándolas para liderar movimientos de resistencia pacífica que lograron grandes avances en los derechos humanos. En este sentido, la desobediencia se convierte en un principio fundamental de la justicia, al ser el mecanismo mediante el cual se corrigen las fallas de las estructuras de poder.

Entonces, ¿es la desobediencia el principio de la justicia? Siguiendo a Thoreau, la respuesta podría llegar a un sí. Cuando la ley y la moralidad están en conflicto, es el individuo, guiado por su consciencia, quien debe tomar una postura activa. Desobedecer leyes injustas es, en este marco, el primer paso para construir una sociedad más justa y equitativa.

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