LA TERCERA GUERRA MUNDIAL
El ser humano puede ser el más estúpido de toda la creación,
un ser carente de estrategia, de valores y de objetivos, que no estén al
servicio de su ambición. Con tal de lograr su meta, es capaz de erradicar a
media humanidad, con tal de llevarse su ganancia, ya sea mediante guerras,
sucias vacunas envenenadas, hambre, manipulación, mentiras y todo tipo de
artimañas. En eso se ha convertido la ingeniería de masas, que ahora es también
de los cielos, porque, si nos engañan, nos envían inundaciones.
La tercera guerra mundial, no nos engañemos, comenzó hace cuatro años con la plandemia del covid y sus remedios mágicos, con su mascarillas absurdas y rituales, con los silencios y distanciamientos sociales por orden de mentes oscuras, con los miedos infundados, asustándonos como si fuésemos niños (sin duda lo fuimos para creernos esa sarta de mentiras sin virus que existiera), todas las olas de contagios sacadas del sombrero de los periodistas y de los especialistas comprados por la falsa OMS y todas sus absurdas medidas.
Se nos internó en la dictadura 2030, de la noche a la
mañana, se nos introdujo el feminismo para dividir a hombres y mujeres para que
no procreasen, se hizo creer que la mujer era la víctima y el hombre el agresor
en una sucia campaña que parece ser alimentada por un odio recalcitrante, como
todo lo que hacen, se convenció a nuestro hijos de que podrían cambiar de
orientación a discreción, perdón de género, porque, según la ONU, son más de 100,
como si quisieran volvernos literalmente locos, se les convence, en un acto de
abuso sexual infantil simulado que pueden cambiar de género con ir al registro
civil, pasando por encima de la voluntad de los padres, destrozando no ya la
relación entre hombres y mujeres, sino entre padres e hijos que pueden
denunciar y condenar a sus progenitores por odio. Todo ello sin contar los
tratamientos hormonales y las mutilaciones consentidas por los gobiernos.
El cisne negro inflacionario, la crisis económica, la
presión fiscal, la corrupción descarada porque “yo lo valgo” y todas esas
medidas de Valencia, pensadas para dejar un reguero de víctimas sin que nadie
se responsabilice ni auxilie de manera correcta, salvo el pueblo, es la muestra
de que las estructuras estatales, supranacionales, económicas, militares, así
como la UE y la ONU tienen el mismo y oscuro propósito.
Se atrevieron a seguir haciendo experimentos con el clima,
introduciendo sales de aluminio, bario, arsénico, material nanométrico, yoduro
de plata, para crear y deshacer lluvias a su antojo, como grandísimos
ignorantes que finalmente han logrado que realmente cambie y provoque
inundaciones, por un lado, y sequías pertinaces otro.
Osaron desarrollar políticas para erradicar la agricultura y
la ganadería, mediante multas y amenazas, erosionaron las rutas del agua con
los chemtrails y la destrucción de presas para que el líquido no se acumule y
nadie pueda regar sus campos.
Autorizaron el consumo de insectos en forma de harina en
pastas y galletas con la excusa de que hay que disminuir el consumo de carne y
celebran estas ideas en las falsas cumbres climáticas, financiadas por empresas
petrolíferas para amenazarnos por nuestra huella de carbono, por si comemos
carne o pescado, no sé si para matarnos de hambre.
Nos han declarado la guerra y el estado lo sabe desde 2020,
de lo contrario, no se entiende su dejación y continuación de políticas que
parecen más dictatoriales que cualquier otra cosa. Nos imponen su absurdo
pensamiento único, su estúpida cultura wok y sus principios liberales e
idílicos, que podría tragarse sólo alguien que consuma alguna droga.
Se han apropiado de todas las instituciones, han amnistiado
a delincuentes, sacado a etarras de la cárcel y siguen, erre que erre, con la
cantilena de la repulsiva agendita 2045, por orden de la diabólica organización
de naciones unidas.
Pero no, no les basta con todas estas sucias jugadas. Biden
autoriza el ataque a Rusia para poner a los ciudadanos la piel de gallina,
porque sin miedo no mandan y lo saben, hay demasiadas personas que ya se dieron
cuenta de quiénes son en realidad y ahora nos amenazan con la tercera guerra
mundial, porque no saben ya qué hacer para convencernos de que ellos son
nuestros amos y nosotros sus esclavos. Tienen esa terrible enfermedad mental,
como una posesión diabólica en la que se creen dueños de todo y el resto de
nada, sin que tengamos derechos, tal como nos contaban en los protocolos de
Sion.
Su triunfo final es nuestra desaparición como especie
díscola y rebelde, por eso sueñan con censurarnos, silenciarnos, evitar
nuestros discursos de verdad porque les queman como si estuviesen en el mismo
infierno; no los soportan, ni tampoco aguantan ver sus reflejos en el espejo.
La tercera guerra mundial les viene a pelo. Ellos saben lo que para nosotros es
una guerra de verdad y hasta el momento nos han engañado con una guerra
híbrida, con intentos de control de pensamiento, incluso mediante el uso de
ciertas ondas cerebrales y, nosotros, pobres ingenuos, nos han engañado porque
hasta el momento no han lanzado ni un solo misil contra nosotros, por lo que
creemos que vivimos en paz; mas, como se trata de asustarnos, ya van directos a
la yugular, provocan a Rusia para ver si salta de una puñetera vez y boom.
No tienen reparos en ello. ¿Acaso queda algún ingenuo que cree
que nos van a proteger estos sujetos de algo, si no lo han hecho en cuatro
años? ¿Acaso lo están haciendo con las víctimas de la dana, mientras en
Bruselas se preocupan por poner en un cargo importante a la principal
responsable de la catástrofe que puede tener 2000 fallecidos, que nunca
contarán, por si acaso?
Porque vayamos de lo pequeño a lo grande y de ahí a lo
diminuto, es lo mismo. La irresponsabilidad, el abuso de poder, la usurpación
de riquezas por impuestos y la gestión desastrosa que nos va arruinando poco a
poco, es lo mismo que el genocidio que anuncia el nuevo secretario general de
la OTAN, mientras nos montan un show, un espectáculo en el que los monstruos se
manifiestan como si estuviésemos viendo una película de terror, porque, hasta en
eso meten sus pezuñas, intoxicándonos con ideas satánicas en los guiones de
Hollywood.
La gente vive en una matrix criminal de la que podría no
salir ni viva ni bien parada, somos parte de sus mentes y de sus engranajes y,
créetelo, no nos dan tregua. Bienvenidos a la tercera guerra mundial. ¿Qué será
lo próximo?
Los cónclaves con sus mentes mafiosas parecen ya aburridos y
quieren más acción y empiezan a jugar con fuego lanzando misiles al enemigo. Es
de suponer que el psicópata de Biden tendrá un refugio, así como nuestro
querido dictador hispano. Lo que estamos viendo es como la maldad se muestra
tal cual ante nuestras narices haciendo su show de chulería despectiva, sin que
se asuma ninguna responsabilidad sobre lo que se hace.
Es la cultura del mal, del egoísmo, de la mentira, de la
traición, de la muerte, de la destrucción, del caos, de la confusión, del
miedo, de la destrucción de la sociedad. ¿A qué modelo nos quieren llevar?
Albert Pike ya nos lo dijo en 1871 y si se levantara de la tumba diría “llegó
el momento del sueño deseado.”
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