2/1/20

Apostar por el decrecimiento es encarrilarse en un nuevo rumbo

DEVOLVER EL CONTROL DE LA AGRICULTURA A LOS CAMPESINOS
Puede ser difícil de aceptar, pero, desde el punto de vista ecológico, no hay posibilidad alguna de mantener un planeta con recursos finitos que se basen en modelos de crecimiento ilimitado. No existe tierra cultivable suficiente para mantener una agricultura productiva que alimente a las personas, alimente a la ganadería intensiva y que, como nos explican ahora, genere la energía del futuro, los biocombustibles.

No podemos aceptar más políticas de crecimiento económico sabiendo que esconden la generación de pobreza y que comprometen la vida de generaciones futuras. Entonces aparece la propuesta y la necesidad de pensar en el decrecimiento: supeditar el mercado a la sociedad, sustituir la competencia por la cooperación, acomodar la economía a la economía de la naturaleza y del sustento para poder estar en condiciones de retomar el control de nuestras vidas.


La ciudadanía del mundo no pierde nada, pierden las corporaciones. El decrecimiento nos llevará a vivir mejor con menos: menos comida basura, menos estrés, menos pleitesía al consumo. Y también aquí el modelo agrícola puede ilustrar bien estas propuestas. Devolver el control de la agricultura a los campesinos, que con la complicidad del resto de la sociedad aseguren, mediante modelos productivos ecológicos (donde los ecosistemas no están al servicio de la economía sino al revés), el consumo de temporada y una distribución en mercados locales de alimentos sanos.

Apostar por el decrecimiento es encarrilarse en un nuevo rumbo, donde más gente encontrará lugares de vida y trabajo que, sin dañar el medio ambiente, sin competir ni empobrecer a otras regiones, puedan asegurar alimentos de buena calidad y buenos sabores para nosotros., las poblaciones del sur y las futuras generaciones.”

Gustavo Duch

Extraído de: “Lo que hay que tragar. Minienciclopedia de política y alimentación”.

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