24/1/20

Hay que reducir la jornada laboral para que esta sociedad pueda ser SOSTENIBLE

DOS ERRES URGENTES
RENTA BÁSICA Y REDUCCIÓN DE LA JORNADA LABORAL
Examinemos tres grandes problemas a los que nos enfrentamos los humanos y que están empeorando a nivel global:
  1. Falta de empleo: Esto conlleva pobreza y desigualdad social, lo que genera otros problemas (violencia, desestructuración, desahucios, crisis, migraciones…).
  2. Crisis ambiental: Cambio climático, contaminación, agotamiento o destrucción de recursos naturales… que agrava el problema anterior.
  3. Una población creciente y descontrolada (superpoblación) [1]: Esto agrava los dos problemas anteriores, además de aumentar el riesgo de pobreza y de migraciones masivas.
Hay, además, otros problemas muy urgentes e importantes [10], pero los tres citados están íntimamente relacionados y hay que afrontarlos de forma urgente. Así, nos planteamos estas preguntas:
  1. ¿Cómo vamos a generar empleo en un mundo con una población creciente, con migraciones masivas y con crisis ambiental?
  2. ¿Cómo vamos a reducir la pobreza y la desigualdad generando empleos en una sociedad cada vez más mecanizada, donde la mano de obra es cada vez menos necesaria y más abundante? (como ya dijo De Jouvenel [11]).


A nivel global será muy complicado que los países generen empleo al ritmo demandado y, de hecho, lo más probable será que se destruya empleo [12]. También es evidente que a todos nos interesa una sociedad sin pobreza y sin grandes desigualdades. Sin embargo, vamos justo en la dirección contraria (en España lo avisa la OCDE) [13].

Por tanto, hay que tomar medidas urgentes y han de ser “drásticas”, porque hacer lo que se ha hecho hasta ahora, vemos que ya no funciona. La solución podría ser tan simple como aplicar estas «dos erres» que se complementan muy bien:

  1. RENTA BÁSICA, para reducir pobreza y desigualdad.
  2. REDUCIR JORNADA LABORAL, para repartir mejor el trabajo.

Tengamos en cuenta que se podrían instaurar estas 2 medidas a modo de prueba” durante 1 ó 2 años. Si funcionan bien, se sigue con ellas, y si no, se abandonan. Es preciso, por supuesto, fijar el número de indicadores que nos permitirán valorar si funcionan o no (niveles de pobreza, desigualdad, felicidad, salud, educación, endeudamiento, fraude, respeto ambiental… o el IPG).

Examinemos con algo más de detalle estas «dos erres»:

1. La RENTA BÁSICA o GRATUIDAD: La Renta Básica es un sueldo que recibiría cada ciudadano mayor de edad, por el mero hecho de pertenecer a un país y vivir en él. Podría ser muy pequeña (inferior al salario mínimo), pero que al menos permita una mínima subsistencia. Hay quienes lo consideran como justo pago por los recursos naturales que extrae el país, y que supuestamente  pertenecen a todos. Podría también aplicarse paulatinamente, empezando por los jóvenes y mayores sin empleo, a los que la crisis golpea duramente. Algunos aseguran que las élites saben que la Renta Básica será necesaria en el futuro [2], pero que no interesa que se plantee, para poder ofrecer peores condiciones laborales. 

Una Renta Básica hace más libres a los ciudadanos, y no genera vagos,  porque con ella no habría suficiente para mantener el estilo de vida que la mayoría de la gente desea (coche, hijos, hipoteca, estudios…). Sobre su financiación ya se ha escrito mucho [7, 8, 9] (téngase en cuenta que se reducirían todos o casi todos los demás subsidios y los costosos gastos en gestionarlos, y que implica una  reforma fiscal que establezca ingresos mínimos y máximos).

Las experiencias de Renta Básica han sido escasas, pero con resultados muy positivos [9]: se reduce la violencia y la delincuencia, los jóvenes terminan sus estudios, se reduce el endeudamiento familiar, la pobreza, la desnutrición infantil, el absentismo escolar, las visitas al médico, los fraudes en el cobro de subsidios, los gastos de su gestión…

Por otra parte, si hubiera gente que se contentara con esa mínima renta básica (ascetas), habría que verlo como un favor que estarían haciendo a la sociedad, reduciendo su huella ecológica para que otros pudieran aumentar la suya.

Por otra parte, la Renta Básica podría bien sustituirse por la GRATUIDAD de todos los servicios básicos, por supuesto con ciertos límites (en el agua, luz…). La ventaja de este segundo modelo es que se puede controlar que esos servicios sean prestados de forma sostenible, mientras que dando dinero no podemos garantizar que se emplee adecuadamente. Un ejemplo de gratuidad bien gestionada es el caso de los libros escolares en Andalucía: son gratis, se reutilizan mientras los libros estén bien, y no se despilfarran libros por el hecho de ser gratis.

2. REDUCIR LA JORNADA LABORAL es, por otra parte, algo básico en  economía sostenible y con suficientes efectos positivos [4]: menos paro, más tiempo libre, menos explotación de la naturaleza, menos desigualdad social… Por ejemplo, la jornada de 6 horas se está extendiendo por Suecia [5] (con igual sueldo que trabajando 8 horas).

Además, trabajando menos horas se gana productividad [3]: Mirad lo que pasa en Alemania [14] (el país de la OCDE con menos horas trabajadas). En España, en cambio, aumenta el número de empresas que no paga las horas extras (algo ilegal por lo que la empresa puede ser sancionada [6]).

No podemos olvidar que la tecnología destruye puestos de trabajo [12], como recordó el Papa Francisco en su encíclica “Laudato Si” [15]. Pero eso es bueno, porque nadie puede apenarse porque las máquinas hagan el trabajo más duro. El problema es cuando ese poco trabajo queda agrupado en pocas manos y son sólo las empresas las que se benefician de los avances tecnológicos que destruyen empleo. ¿Cuántos trabajadores tendría que contratar un banco si no existieran ordenadores o cajeros automáticos? ¿Cuánto se reducirían sus beneficios?
Mientras las empresas aumentan sus beneficios de forma gigante, la sociedad percibe la mecanización en forma de desempleo. Mientras unos tienen más de lo necesario, otros no llegan ni al mínimo. Si no estamos dispuestos a dejar de usar las máquinas, tenemos que reducir la jornada laboral.

Si la gente trabaja menos horas, y gana menos sueldo, esta gente se podrá permitir menos “lujos”, pero a cambio habrá otra gente que podrá acceder a puestos laborales y alcanzará, al menos un mínimo digno para vivir.
Evidentemente, los que venden productos de lujo están en contra de esta medida, porque la gente comprará menos joyas, menos coches, hará menos viajes caros… pero a cambio, más gente tendrá acceso a comprar alimentos básicos y saludables como frutas, verduras, pan… Así, la solución es que esos que venden joyas, abran panaderías cuando les vaya mal el negocio.
Sabemos que tocar el “poder adquisitivo” es abrir la caja de Pandora, pero nos enfrentamos a problemas muy serios, como hemos expuesto anteriormente. Todos están a favor de trabajar menos horas cobrando lo mismo, pero no es eso lo que aquí proponemos. Lo que proponemos es bajar los salarios pero sólo un porcentaje respecto a las horas que se reduzcan (podría ser el 50%, o sea, si se reducen 10 horas semanales, reducir el sueldo de 5 horas a la semana). Pensemos que la Renta Básica complementaría el sueldo, y por esto estas dos medidas son complementarias.

Proponemos un ejercicio global de solidaridad, aunque sea impuesto por leyes (como es el caso de las leyes que obligan a pagar impuestos).

Los empleados deben entender que trabajar menos horas mejorará su nivel de vida, aunque tengan que consumir menos. Los empresarios deben entender que, tal vez, tendrán que contratar más gente para continuar al mismo ritmo, aunque con ello aumenten sus gastos. Y todos, debemos entender que “repartir el empleo” es algo bueno y deseable en una sociedad sana. Reducir la desigualdad, beneficia a todos.

Algunos han propuesto trabajar de lunes a jueves y descansar tres días… y aunque nuestra propuesta es flexible, podría concretarse en algo como lo siguiente:

  1. Reducción de la jornada laboral: Bajar de las 40 horas semanales, a 32 horas, lo cual puede aplicarse trabajando sólo de Lunes a Jueves (8 horas al día). Para conseguir altas tasas de igualdad, tal vez, debamos acercarnos paulatinamente a las 20 horas semanales.
  2. Reducción salarial: Si la jornada se reduce en un 20%, el salario podría reducirse un 10% por ejemplo (nunca por debajo del salario mínimo legal).
  3. Renta Básica para los mayores de edad: Podría empezarse con la mitad, o la tercera parte, del salario mínimo, y sólo para desempleados… Para los menores de edad no, porque el estado no debe fomentar la natalidad (el que quiera tener hijos tendrá que pagárselos).
  4. A empresas: Exigir que se paguen las horas extras como marca la ley [6], facilitar la conciliación de la vida laboral y personal y exigirles un plan de  Responsabilidad Social Empresarial. Demandar buenas condiciones laborales en toda la cadena de la empresa, incluso en las subcontrataciones en el extranjero.
  5. Favorecer el trabajo a tiempo parcial: La reducción de la jornada laboral debería ofrecerse, al menos, para el que voluntariamente quiera acogerse a ella. Mucha gente preferiría trabajar menos y ganar menos, para tener más tiempo libre, o para que su empresa pueda contratar a una persona en paro. También puede verse como un interesante paso intermedio antes de la jubilación total.
En resumen, es estupendo vivir en una sociedad donde las máquinas hacen gran parte del trabajo duro, pero eso destruye empleo. Por tanto, hay que reducir la jornada laboral para que esta sociedad pueda ser SOSTENIBLE. A la vez, la  renta básica garantiza una mínima subsistencia, y complementa los bajos salarios.

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Este artículo fue publicado previamente en El Samón Contra Corriente (sin las referencias), un medio informativo sobre economía real, ecología y mucho más.


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