“Cielo fiscal” en el exilio
Desde
2015, el país creado por el checo Vit Jedlicka impulsa negocios
mediante blockchain mientras
busca el reconocimiento del resto de Estados.
Muchos
croatas nunca habrán escuchado hablar de los quebraderos de cabeza
que ha ocasionado un territorio de siete kilómetros cuadrados junto
a la frontera con Serbia. Y muchos serbios también desconocerán que
se ha celebrado un festival en su territorio en nombre del
microestado más joven del mundo, sin contar que el resto de
nacionalidades quizá tienen una oficina de representantes en su país
o relaciones comerciales mediante blockchain sin su conocimiento. Con
pequeños pasos y mucho entusiasmo, Liberland intenta reclamar su
hueco junto al resto de Estados y de momento lo consigue en el ámbito
económico.
Volvamos
a su origen. Antes de su proclamación como nuevo microestado, esta
zona conocida con el nombre de Gornja Siga a orillas del Danubio se
consideraba terra
nullius, es
decir, que no pertenecía a ningún otro Estado. Tras la disolución
de la ex Yugoslavia y la firma de los acuerdos de Dayton, Serbia y
Croacia delimitaron sus territorios y repartieron los meandros del
río que separa ambos países. Pero dejaron uno de siete kilómetros
cuadrados con forma de corazón sin reclamar para no alimentar la
tensión que imperó durante los años 90.
Y
así, el 13 de abril de 2015, el checo Vit Jedlicka vio su
oportunidad para fundar un nuevo Estado a la antigua usanza: diseñó
una bandera, viajó hasta la zona sin dueño con su novia y unos
amigos y proclamó la República Libre de Liberland. Así de
sencillo, o eso parecía en un primer momento. Porque mientras la
comunidad internacional pensó que se trataba de una broma, el
proyecto de Vit Jedlicka se ha expandido con unos cimientos firmes
que necesitan el reconocimiento de sus vecinos.
UN
PAÍS EN EXILIO
Un
primer paso del presidente Vit Jedlicka fue aplicar los principios
recogidos en la Convención de Montevideo para reconocer a Liberland
como un nuevo Estado, aunque en la práctica sea más complicado de
lo que parece.
Según
esta convención, el Estado necesita un territorio definido. Y lo
tienen, ocupa casi el triple que Mónaco, pero necesitan la
colaboración de Croacia, que no reclama el meandro y tampoco permite
la instalación de nuevos inquilinos. En un primer momento, personas
que estaban a favor del nuevo país instalaron tiendas de campaña en
la zona que actualmente es Liberland hasta que la policía croata
intervino e incluso detuvo Vit Jedlicka. Solo se puede visitar
Liberland en barco y sin pisar la tierra por posibles arrestos y
hasta multas de 300 euros.
“Es
un país en exilio”, aclara Conrad Freeman, representante de
Liberland en España, y añade que tienen a gente que vive en los
alrededores, principalmente en Serbia, el país con el que mantienen
mejores relaciones porque piensa que le beneficiará por el turismo.
Por ejemplo, el Gobierno de Liberland celebró su aniversario este
año en territorio serbio con el Festival Floating Man que, según
Conrad Freeman, se repetirá cada año con artistas internacionales.
“Nuestra estrategia ahora es utilizar la diplomacia y las
relaciones públicas para obtener el reconocimiento de otros países”,
afirma y explica que de momento han dado un paso en positivo con sus
vecinos al llevar una ley de reconocimiento al parlamento croata.
Un
Estado nuevo también necesita una población permanente. Cientos de
personas solicitaron la ciudadanía en la primera semana de vida de
Liberland y actualmente hay 600.000 personas esperando por ella, de
los cuales 3.000 son españoles. Todos ellos comparten el lema del
país, “vive y deja vivir”, y mantienen como idioma oficial el
inglés. Y podría suponer una limitación, pero no tener territorio
no significa que la actividad de la sociedad de Liberland esté
bloqueada. En el ámbito deportivo han conseguido formar un equipo
profesional de ajedrez que compite en Europa, la selección de
Liberland de hockey sobre hielo ganó en Indonesia y han impulsado un
equipo de baloncesto con discapacitados que juega en Serbia. No podía
faltar Eurovisión: han presentado su candidatura para 2020 y lo
intentarán de nuevo para la próxima gala.
Por
último, y lo más esencial para ser un Estado, necesitan establecer
relaciones con sus vecinos. Liberland solo ha conseguido el
reconocimiento mutuo de Somalilandia, pero han abierto oficinas de
representantes en 130 países. No se han olvidado de España, la
ciudadanía se puede solicitar en Madrid, Barcelona, Murcia y las
Islas Canarias, donde se encuentran las oficinas de representantes
que funcionan como embajadas, aunque también es posible hacerlo
mediante la página oficial.
DEMOCRACIA
DIRECTA Y CRIPTOMONEDAS
Tampoco
se han olvidado de componer un Gobierno. Vit Jedlicka es el
presidente, hay dos vicepresidentes, cinco ministros y siguen una
Constitución provisional. “La Constitución limita mucho al
Gobierno, tenemos impuestos voluntarios y todos los derechos son para
las personas, que aseguran justicia para honrar los contratos y la
seguridad”, expone Conrad Freeman. ¿Y las elecciones? De nuevo,
gracias a plataformas de blockchain se podría votar cada seis
minutos a través de los móviles. “Se hace todo de forma
voluntaria y de mutuo acuerdo”, especifica el embajador de
Liberland en España, y explica que todo el registro está en
blockchain, incluso el sistema judicial.
Los
“méritos” son las criptomonedas oficiales, aunque aceptan
cualquier moneda porque defienden “tener un sistema monetario que
no sea controlado por un banco central”. Los proyectos que tienen
lugar en Liberland se financian mediante crowdfunding, es decir, las
carreteras se crearían con dinero voluntario. El ejemplo más
directo sería la construcción de la propia ciudad de Liberland,
basada en la celebración de un concurso de arquitectura que ganó un
estudio estadounidense y emiratí con su propuesta de una
urbanización sostenible y ecológica que utiliza algas.
La
falta de obligación del pago de impuestos ha hecho que aumentasen
los rumores sobre la posibilidad de que Liberland sea un nuevo
paraíso fiscal, a lo que Conrad Freeman responde: “no es que sea
un paraíso fiscal, es que el resto del mundo es un infierno fiscal”.
“Queremos que sea un ‘cielo fiscal’, no es el plan de Liberland
el esconder dinero”, aclara. En cuanto a los negocios, de momento
están construyendo una zona de libre comercio en Serbia y han
fundado una cámara de comercio en República Checa.
A
pesar de ser principalmente un país que funciona en plataformas de
blockchain porque no tienen un territorio, Liberland mantiene su
ilusión como el primer día. “Queremos ser un ejemplo en el mundo,
que se puede hacer un país con un gobierno e impuestos voluntarios y
que no tenemos que crear un gobierno sobre violencia como hay en
otros sitios”, alega Conrad Freeman.
Por supuesto, necesitan el
permiso de Croacia: “El reto más grande que tenemos ahora mismo
es, sobre todo, el reconocimiento de otros países”, evidencia.
Mientras tanto, la bandera de Liberland continúa viajando por el
mundo explicando su futuro modelo de vida.
https://www.elsaltodiario.com/paraisos-fiscales/bienvenidos-a-liberland-el-cielo-fiscal-en-el-exilio
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