Hace unos días, un lector que había leído mi análisis sobre el último informe de la Agencia Internacional de la Energía me escribió para preguntarme si, en vista del planteamiento que hace la AIE este último año (completamente contradictorio con lo que hizo el año pasado) tenía sentido preocuparse por el problema del descenso energético. A fin de cuentas, me decía, parece que hay grandes reservas de todas las materias primas energéticas, en particular de petróleo, y seguramente el problema en el que nos debemos centrar es en el del Cambio Climático.
Yo
le escribí un largo mensaje en el que dejé a un lado la parte más
rigurosa pero también más farragosa, intentando ser lo más claro y
divulgativo posible para que entendiera por qué el problema del peak
oil no tiene que ver con las reservas, sino con la capacidad de
producir petróleo. Utilicé para ello metáforas y recursos que he
ido elaborando a lo largo de estos años de divulgación, en
numerosas charlas. En cierto modo, mi mensaje era un resumen
estructurado de todos esos recursos para hacer el problema del peak
oil más
comprensible a todo el mundo.
Al
acabar ese mensaje (que mi interlocutor me agradeció después),
pensé que quizá merecía la pena compartirlo y lo colgué en
Facebook. Tuvo un éxito como nunca antes lo ha tenido ninguna
publicación mía, hasta el punto de que en pocas horas varias
decenas de personas me pidieron amistad. Como creo que ciertamente
esa larga pero didáctica explicación podría tener un cierto valor,
he decidido volver a copiarla en este post,
de manera que quien la necesite en algún momento la pueda tener a
mano. Éste es el único contenido real de este post.
Y he aquí mi mensaje.
Un
tema recurrente en estas discusiones es el de confundir recursos con
producción. Hoy día en el mundo existen enormes, casi diría
ingentes, recursos de hidrocarburos
líquidos (nombre
más apropiado que petróleo,
porque implican muchas sustancias diversas que no son completamente
equivalentes).
Si
miramos solo el petróleo crudo convencional, hay suficiente como
para abastecer el consumo actual durante unos 30 años.
Si
añadimos los petróleos extrapesados (bitumen), hay suficiente como
para cubrir el consumo actual durante un siglo.
Si
añadimos los recursos contenidos en las lutititas y formaciones
similares (el shale oil que se explota con fracking)
hay suficiente como para alimentar el consumo actual durante más de
dos siglos.
Conclusión
intuitiva: no hay ningún problema con el petróleo, por lo menos no
inmediato. ¿Verdad? Éste es el enfoque de los medios de
comunicación de masas, y ésa es la razón por la que me decidí a
abrir el blog The
Oil Crash.
¿Cuál
es la realidad?
La
realidad es que no importa cuánto haya en el subsuelo, sino a qué
ritmo se pueda extraer. Es decir, cuál va a ser la producción. Le
pondré un ejemplo.
Imagínese
que Vd. tiene sed y quiere beber agua. Yo le digo que tiene un vaso
de agua disponible.
Posibilidad
1: Hay
un vaso lleno de agua. Vd. lo coge y se lo bebe. Eso es lo que hizo
el mundo con el petróleo desde el siglo XIX hasta 1970.
Posibilidad
2: El
agua está derramada sobre una superficie lisa. Vd. coge una pajita
y, con más esfuerzo que en el caso anterior, acaba consiguiendo
beber el agua. Eso es lo que hizo el mundo con el petróleo desde
1970 hasta el 2000.
Posibilidad
3: El
agua está mezclada con arena. Vd. tiene que calentar la arena en un
recipiente estanco, condensar el agua que se evapore y que acabe por
un alambique en el vaso, y luego tiene que esperar a que se enfríe.
El proceso no es perfecto, parte del agua nunca se evapora de la
arena y parte se pierde porque sale en forma de gas al final del
alambique o se evapora del vaso porque aún está bastante caliente,
así que Vd. recupera 2/3 del vaso original. Además, el proceso es
lentísimo y hace mucho calor, así que Vd. tiene cada vez más sed y
ese proceso no le sacia. Eso es lo que hizo el mundo con el petróleo
del 2000 al 2010.
Posibilidad
4: No
hay agua líquida, pero yo le digo que Vd. la puede condensar del
aire. Es un proceso muy lento e ineficiente, pero Vd. tiene sed y de
algún lado tiene que sacar agua. El problema es que Vd. tiene que
seguir bebiendo y la humedad relativa de la habitación va bajando.
Aún queda mucha agua en el aire, pero cada vez la extrae más
lentamente. Podría construir una megamáquina para secar
todo el aire de
golpe, pero realmente no tiene Vd. los recursos para hacer eso, así
que se tiene que conformar con lo que hay. Eso es lo que está
pasando con el petróleo desde 2010.
Obviamente,
en el mundo real tenemos una mezcla de las 4 posibilidades, desde los
yacimientos sencillos de explotar (posibilidad 1) a los ridículamente
caros de explotar (posibilidad 4), pero a medida que pasa el tiempo
se nos van agotando los yacimientos sencillos y nos van quedando cada
vez los más complicados.
A
veces te encuentras con economistas que te dicen que ok, que eso es
cierto, pero que invirtiendo más dinero y con el progreso de la
tecnología se va a conseguir hacer rentables y rápidos los
yacimientos de la posibilidad 4. Es mentira. El problema no es la
rentabilidad económica de los yacimientos, sino la rentabilidad
energética (es decir, cuánta energía se gana por cada unidad de
energía que se invierte en obtenerla). Si se gasta más energía que
la que luego se extrae, olvídate, esa explotación no será rentable
energéticamente y por tanto tampoco económicamente por razones
obvias. Si se gana solo un poco más de energía, seguramente la
explotación no será rentable económicamente, porque hay otros
gastos. Para que un yacimiento se pueda explotar en la práctica has
de ganar mucha más energía que la que gastas. Y en cuanto a la
tecnología, la termodinámica impone límites al rendimiento de los
procesos, límites que no se pueden superar, y ya estamos demasiado
cerca de esos límites. No hay grandes mejoras que esperar (habrá
mejoras, qué duda cabe, pero ya no serán grandes).
Ésta
es la situación en la que estamos. Los yacimientos de hidrocarburos
líquidos que nos van quedando son de peor calidad y cuesta extraer
el petróleo de ellos. Por ese motivo, la producción de petróleo ya
no sube y probablemente bajará en picado en los próximos años. El
petróleo no se va a acabar ni en 30 años, ni 100, ni 200: durará
muchos más siglos. Lo que pasa es que cada año vamos a disponer de
menos cantidad. En las charlas siempre comento que la situación es
parecida a la de una persona a la que le van reduciendo el sueldo. Al
principio gana 2.000 euros al mes y esta persona está bien,
tranquila. El año siguiente le bajan el sueldo a 1.800 euros al mes
y, bueno, sigue bien. Al siguiente año se lo bajan a 1.600 y ya se
comienza a enfadar. Al otro se lo bajan a 1.400, otro año más y se
lo bajan a 1.200, al siguiente a 1.100, luego 1.000, luego 900, luego
850, luego 800, luego 775… Nunca deja de cobrar un sueldo, pero con
lo que gana la vida se le hace cada vez más difícil. Ésta es
nuestra situación: nuestro sueldo
energético va
a ir disminuyendo con el paso de los años y nosotros tendremos que
aprender a vivir cada vez con menos.
No
espere un punto
de ruptura,
las cosas no van a cambiar radicalmente de la noche al día, sino que
será una caída paulatina aunque no precisamente lenta. Habrá
momentos de disrupción, de caída más brusca, pero en general el
proceso será bastante progresivo y se extenderá durante décadas.
Aunque, en todo caso, la próxima década será bastante crítica.
Así
que, si ha entendido lo que le he explicado, sabrá que sí que tiene
que preocuparse por el problema de los recursos.
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