20/12/19

Los bancos siempre importantes para los medios, ahora han pasado a ser sus dueños

GRANDES MEDIOS DE COMUNICACIÓN
De quién son y a quién se deben

El 70% de la oferta comunicativa global está en manos de solo seis grandes grupos mediáticos. El 80% de las audiencias de televisión y radio en el país dependen de cuatro consejos de administración. En Cataluña, la propiedad de los medios ha sido relativamente más plural y diversa. La banca tiene un peso notable en el accionariado y el gobierno de los grandes grupos de todo el país.

Los grandes medios de comunicación sufren un proceso de concentraciones y fusiones, fruto de una crisis que ha provocado pérdidas millonarias. El origen de la crisis es triple: la disminución de ingresos por publicidad, el bajón de la prensa en papel y la pérdida de credibilidad ante la ciudadanía. Los grandes grupos mediáticos dependen cada vez más de la publicidad institucional –poder político– y de la financiación directa o indirecta de la banca –poder económico– para mantenerse vivos. No obstante, los proyectos periodísticos independientes todavía no han conseguido superar en cifras de lectores o subscriptores a las grandes cabeceras tradicionales que dominan el mercado desde hace cuarenta años. En el caso de Cataluña, los grandes medios que se pueden consumir están en pocas manos y, sobre todo, destaca el poder de cuatro grandes grupos: Prisa, Godó, Prensa Ibérica y Mediapro, una de las productoras audiovisuales de más volumen de Europa.


La mayoría de grandes medios han vuelto a los números verdes gracias, sobre todo, a la financiación –o condonación de créditos, como en el reciente caso de El Periódico de Catalunya– por parte de la banca –privada, pero también de los institutos públicos de crédito, como el Instituto Catalán de Finanzas. La crisis a partir del año 2008 dejó tocado el sistema de medios de comunicación en todo el Estado. Decenas de empresas tuvieron que cerrar o fusionarse y miles de periodistas fueron despedidos. Los ejemplos más destacados son la instauración de un oligopolio televisivo básicamente en manos de dos grandes empresas privadas –Atresmedia y Mediaset–, la desaparición del Grupo Zeta como referente de la prensa en Cataluña, la conflictiva fusión de los dos periódicos históricos del catalanismo –El Punt y Avui–, el cierre de la mayoría de periódicos gratuitos y, finalmente, la desaparición de buena parte de las televisiones, radios y revistas locales. A pesar de la explosión de nuevo medios digitales, con docenas de pequeños proyectos, la gran tendencia es otra: la concentración de la propiedad en pocas manos. Una veintena de grandes conglomerados de comunicación mundiales controlan buena parte de la información y la opinión publicada en el mundo.

Seis grupos controlan el 70% del negocio global
Los grandes conglomerados mediáticos del planeta están, según se ve en una tendencia que ya empezó en los noventa, concentrados cada vez más en pocas manos. Los seis grandes conglomerados transnacionales –aunque todos tienen sede en Estados Unidos– son Time Warner, Disney, NewsCorp (recientemente fusionada con 21st Century Fox), NBC Universal, Viacom y CBS (estas dos últimas se podrían volver a fusionar pronto). Un informe de Reporteros sin Fronteras denunciaba que, si en los ochenta había cincuenta grandes empresas en los Estados Unidos que controlaban el 90% del sector, en la actualidad esta cantidad se había reducido a seis.

Los seis supergigantes de la comunicación controlan el 70% del negocio en todo el planeta y son propietarios de unos 1.500 periódicos, 1.100 revistas, 2.400 editoriales, 9.000 emisoras de radio y 1.500 cadenas de televisión. “Ellos son los que deciden qué tenemos que ver en la televisión, cuál es la agenda y qué tema es más noticia que el resto”, denuncia Jesús González Pazos en el libro Medios de comunicación: ¿al servicio de quién? Uno de los grandes magnates de la comunicación global es Rupert Murdoch, el dueño de NewsCorp, que extiende su negocio desde Australia (Herald SunThe Australian) hasta los Estados Unidos (Fox News, Wall Street Journal o New York Post) pasando por el Reino Unido (BSkyB, SunTimes).

En Europa, según la misma investigación elaborada por González Pazos, los grandes grupos multimedia son hoy el alemán Bertelsmann, la británica BBC, los franceses Vivendi y Lagardère, el italiano MediaSet (fundado por Silvio Berlusconi) o el español Prisa. Y en América Latina, destacan cuatro grandes conglomerados más: Televisa en México, Globo en el Brasil, Clarín en Argentina y el Grupo Cisneros en Venezuela, además de los intereses de empresas españolas de comunicación como Prisa.

En la era de la revolución tecnológica, también han entrado en el mercado mediático, sobre todo el audiovisual, los gigantes de Internet como Google –que compró el principal canal de videos del mundo, Youtube, por 1.300 millones de dólares en 2006–, Facebook –que ha adquirido Whatsapp e Instagram–, Apple –que ha hecho una enorme apuesta por la televisión en línea a la carta para competir con Netflix y HBO–, Amazon –y su apuesta por Amazon Prime Videos–, Yahoo! o Microsoft.

Salvar a los medios de comunicación, de Julia Cage, es la obra de referencia de los últimos años sobre la crisis de los medios. Cage todavía señala una tendencia más reciente: “Hay un auge de la compra de medios de comunicación históricos por parte de multimillonarios −a menudo del ámbito de los nuevos ricos globales del mundo tecnológico o del sector financiero”. Destacan los casos de Jeff Bezos, fundador de Amazon, que compró en 2013 el Washington Post, por 250 millones de dólares; el de John Henry, inversor y propietario del equipo de béisbol Red Sox, que adquirió el Boston Globe por 70 millones de dólares; o el de Warren Buffet, que a través de su holding Berkshire Hathaway, ha multiplicado las adquisiciones en los últimos años −solo en 2012, compró 63 periódicos del grupo Media General.

Paradójicamente o no, también se están produciendo inversiones de millonarios para impulsar nuevos medios de comunicación críticos con el poder político. El fundador de eBay, Pierre Omidyar, ha invertido casi 250 millones de dólares en la creación de First Look Media, una operación híbrida que combina una redacción sin ánimo de lucro y una empresa de tecnología con ánimo de lucro, y que cuenta con periodistas como Glenn Greenwald, conocido por haber publicado el caso Snowden, y el medio de periodismo de investigación The Intercept. Una de las grandes fortunas francesas, Xavier Niel, es coaccionista de Le Monde y Le Nouvel Observateur y también ha invertido en el medio independiente de izquierdas  Mediapart. En el Estado español, el caso más similar sería el de Jaume Roures, uno de los fundadores de Mediapro, que a título personal ha invertido, primero en el periódico en papel Público y, después de su desaparición, es uno de los inversores del digital Público.

El sector mediático español, también muy concentrado

Un informe del Center for Media Pluralism and Media Freedom, realizado en 2016, revela que un altísimo porcentaje de las audiencias de radio y televisión en el Estado español dependían de un número reducido de grandes grupos mediáticos. En el ámbito televisivo, los dos grandes conglomerados privados –Mediaset y Atresmedia– seleccionan lo que ve el 58% de la audiencia y, además, se llevan el 89% de los ingresos por publicidad de la televisión en formato abierto. Recordemos que el momento clave para los medios privados en España fue el permiso concedido por el gobierno del PSOE a tres nuevos canales de televisión privada en los noventa: Antena 3 (ahora en la órbita de Planeta y, anteriormente, controlada por la exempresa pública Telefónica), Tele 5 (vinculada con el empresariado italiano), y Canal Plus (un canal de pago inicialmente con apoyo francés y del Grupo Prisa).

En el caso de la radio, el informe denuncia que son el grupo Prisa (Cadena SER), la Iglesia católica (COPE), Planeta (Onda Cero) y el grupo Godó (RAC1) quienes deciden lo que escucha el 80% de la audiencia total de la radio española, y controlan el 97% del mercado.

Sin embargo, podemos decir que son tres los grandes grupos mediáticos privados españoles que por volumen de negocio, por su influencia política y por la audiencia de sus medios, están devorando buena parte del pastel en todo el país.

Grupo Prisa

Las joyas de la corona del grupo mediático español más potente son el periódico El País, el deportivo As y la Cadena SER. Tiene centenares de empresas comunicativas y editoriales −como Santillana−, y actualmente mantiene presencia en 23 países, sobre todo en Latinoamérica. Sin embargo, la viabilidad económica de Prisa se vio comprometida después de la entrada fallida al mundo de la televisión y, posteriormente, con la llamada guerra del fútbol contra Mediapro por el control de los derechos televisivos de los partidos de fútbol. La familia Polanco había sido la propietaria del periódico El País (había llegado a poseer el 70% de las acciones), pero con el paso de los años ha visto como su participación en la empresa iba reduciéndose. Actualmente, el poder en Prisa se encuentra dividido entre las inversiones de fondos de inversión internacionales como Ambar Capital −incluso, hace unos cuantos años entró un fondo de Qatar−, Telefónica o bancos como el HSBC y el Santander. En los últimos tres años, el grupo editor de El País ha perdido más de 430 millones de euros.

Grupo Vocento

A pesar de nacer oficialmente en 2001, el Grupo Vocento es fruto de la fusión de varios medios con una larga historia detrás. El grupo Prensa Española, vinculado a la familia Luca de Tena, monárquica y conservadora, tiene su origen en la fundación del periódico ABC a principios del siglo XX, mientras que el grupo Correo, vinculado a la familia Ybarra, buque insignia de la burguesía vasca, ya hizo sus primeros pasos en el País Vasco antes de los años treinta. Vocento controla actualmente una docena de periódicos regionales en todo el país y, además, distribuye las emisiones españolas de los canales de televisión Disney Channel y Paramount Channel, aparte de varios canales de televisión local. En total, Vocento tiene más de cien empresas dedicadas al mundo de la comunicación.

Grupo Planeta

Planeta es la décima empresa editorial del mundo y en la última década se ha convertido también en un imperio mediático gracias, sobre todo, al control de Atresmedia, una de las dos patas del duopolio televisivo español. El grupo, nacido en 1949 en Barcelona, se ha convertido en un gigante global que factura unos 3.000 millones de euros anuales y reúne un centenar de empresas. En el ámbito de los medios, es el accionista de referencia de Atresmedia, que incluye los canales de televisión Antena 3, La Sexta, Neox, Nova, Mega y Atreseries; las emisoras de radio Onda Cero, Europa FM; tiene el periódico La Razón y las revistas de Prisma Publicaciones, como Interiores y Objetivo Bienestar. Además, tiene una rama de cine, con la productora Atresmediacine y la distribuidora DeaPlaneta. Incluso, durante años, y a pesar del posicionamiento de la familia Lara (propietaria del grupo) en contra de la independencia, fue accionista principal del diario Avui, hasta que lo vendió al Grupo Hermes, propietario del periódico El Punt.

Caso de Cataluña: monarquía absoluta del Grupo Godó
El actual sistema de medios de comunicación en Cataluña, surgido durante la Transición y en el marco de una Generalitat autonómica, está en crisis. Después de tres décadas de crecimiento y estabilidad, la crisis socioeconómica y nacional ha afectado de lleno al establishment de los medios. El bipartidismo mediático-constitucional liderado por La Vanguardia (Grupo Godó) y El Periódico de Catalunya (antes Grupo Zeta, ahora Prensa Ibérica) y la alternativa de medios con una línea editorial más sensible al independentismo como El Punt Avui y Ara  tienen problemas financieros para expandirse ante los retos globales, del crecimiento del castellano en Internet y para frenar la caída de lectores de la prensa en papel. El sistema de comunicación propio catalán, diferenciado del resto del Estado, arrasó con los medios existentes durante la dictadura con la excepción de La Vanguardia, periódico que pertenece a la misma familia desde su fundación a finales del siglo XIX.

La mayoría de actores mediáticos privados y públicos actuales relevantes aparecen en Cataluña al final de los años setenta o principio de los ochenta: en prensa, El País y su importante edición catalana, El PeriódicoAvuiEl Punt; en radio, Catalunya Ràdio; y en televisión, TV3. El profesor de Políticas de Comunicación y experto en los años de los gobiernos de Pujol, Josep Àngel Guimerà, cree que la antigua Convergència i Unió ayudó entre 1980 y 2003 al crecimiento de medios con sintonía ideológica catalanista y conservadora: “Todos los gobiernos catalanes han creído que tenían una cierta legitimidad para influir sobre los medios públicos. Pujol lo dice en sus memorias: ‘Siempre he nombrado al director de TV3 para que sea nacionalista.’” A su vez, durante los años ochenta y noventa se impone también en Cataluña un ecosistema comunicativo en castellano gracias a la inversión pública estatal (Televisión Española y Radio Nacional de España) o inversiones privadas tanto en prensa (El País o El Mundo, sobre todo) como en radio (la SER, la COPE, Onda Cero) y televisión (Antena 3, Tele5 y Canal Plus).

Cinco grupos mediáticos se reparten casi el 60% de los 31 millones de euros que la Generalitat destina a publicidad institucional y, además, se llevan una buena parte de las subvenciones del gobierno catalán para publicar en lengua catalana: el Grupo Godó (líder en audiencia a través de La Vanguardia en papel y RAC1 en radio), El Periódico de Catalunya, el Grupo Hermes (editor de El Punt Avui, controlado por un empresario gerundense que fue senador por CiU), Edición de Prensa Periódica Ara SL, que publica el periódico Ara (propiedad de varios accionistas, entre los cuales destaca actualmente Ferran Rodés, vicepresidente de Havas Media y consejero delegado de Acciona) y, además, las emisoras públicas TV3 y Catalunya Ràdio.

¿Hasta qué punto los bancos mandan a los medios?
Existe una historia que ilustra cómo pueden llegar a ejercer presión sobre el periodismo los accionistas o las grandes empresas anunciantes en los medios. A principios de 2015, el director del Daily Telegraph, Peter Osborne, dimitió para protestar ante la nula cobertura del escándalo Swissleaks en su periódico porque, según denunció él mismo, “no se quería irritar al banco HSBC”, uno de sus principales anunciantes.

En España, el papel de la banca en los medios de comunicación no es anecdótico. El periodista Pere Rusiñol, autor de la introducción del libro Papel mojado sobre la relación entre banca y medios, explica en un artículo en Media.cat que “los bancos siempre han sido importantes para los medios, pero con la crisis se ha hecho un salto cualitativo: han pasado a ser sus dueños”. El Grupo Prisa pasó de tener deudas con la banca a intercambiarlas por acciones que acabaron en manos de CaixaBank –actualmente con un peso irrelevante después de una ampliación de capital–, el HSBC y el Banco Santander; Unidad Editorial, propietaria de El Mundo, es del conglomerado italiano RCS, “con un peso creciente de la banca italiana”; Vocento “estaba tan en la órbita del Banco Santander que llegó a tener un presidente –Rodrigo Echenique– compaginando el cargo con la vicepresidencia del Banco Santander y las responsabilidades de albacea de Emilio Botín”; el Grupo Godó “se ha fusionado, en la práctica, con CaixaBank –con el conde de Godó en el consejo del banco y, antes, como vicepresidente de La Caixa–”; y el diario catalán  Ara tiene como accionista de referencia a la familia Rodés, “con una vinculación histórica con La Caixa que es como si fuera de la casa”. Incluso el fondo de inversión inmobiliario BlackRock, en el punto de mira de los movimientos por el derecho a la vivienda, tiene inversiones en medios de comunicación: un 4,8% de acciones de Mediaset, propietaria de las cadenas Tele5 y Cuatro.

Periodista. Socio fundador de "Crític".
Este artículo es una coproducción de Crític y Opcions.

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