TÚ TAMBIÉN ERES DROGADICTO?
El mundo tecnológico es extraño para los humanos. Estamos
medio drogados. Y eso no es lo peor. Lo más grave es que no lo sabemos; o no lo
queremos reconocer; síntoma clásico de toda adicción.
En paralelo, crece el consumo de medicamentos que nos
adormecen, al igual que nuestra obsesión colectiva por creer que son necesarias
o imprescindibles las tonterías más delirantes, desde las toallitas
húmedas al agua plastificada.
Vivimos en una sociedad enganchada, sumisa a los picos de dopamina. Aunque esto tiene una explicación científica basada en la evolución, hay un lado triste y autodestructivo; deshumanizador y depravado.
¿A qué estamos enganchados? Al menos, a todo esto…
- Esclavos
de la comodidad. Esto es dañino cuando se busca a toda costa y
sin evaluar costos ni riesgos para nosotros ni para terceros.
- Ante
esto, buscar incomodidades
voluntarias es una alternativa estoica antisistema que mejora
nuestra vida.
- Dependemos
del plástico y de los envases de usar y tirar. Hemos convertido
en un peligro para nuestra salud un material que —bien empleado—
podría tener más ventajas que inconvenientes. Ni un SDDR
para los envases sería suficiente, porque reciclar no basta.
- Evitar
envases de usar y tirar, incluso de vidrio, no es tan fácil como
debiera, aunque tampoco es imposible.
- Dependemos
del petróleo. Pocas dependencias son tan graves como la petroadicción.
Gran parte de nuestras sociedades se mueven con combustibles fósiles, desde
este blog hasta la comida que llega
a tu boca. Sin petróleo, sufriríamos apagones, tanto eléctricos
como médicos, psicológicos, de suministros y hasta de paz.
- Caminar
e ir en bici son bombas silenciosas que despiertan a la humanidad.
- Nos
ciega la moda barata. Queremos vestir arreglados para que no nos
miren mal; o para sentirnos superiores, si bien los mayores ladrones y
asesinos siempre se presentan con corbata y relojes caros. Tampoco parece
importar que la moda sea causa directa de enormes problemas
ecoanimalistas.
- Vestir ropa
visiblemente usada, no solo introduce menos tóxicos en nuestro cuerpo,
sino que golpea en el estómago de la segunda industria más contaminante
del planeta, solo por detrás del sector energético.
- Adoramos
la carne, los lácteos, los huevos y la comida
ultraprocesada. Nos da igual lo que diga la ciencia, incluso
aunque nuestra salud se resienta. El consumo de alimentos de origen animal
y ultracondimentados es tan sabroso y barato que nos
engancha en cada mordisco. Los dirigentes venden nuestra salud a macrocorporaciones
ultraazucaradas.
- Solo
un demente o alguien sin alternativas querría trabajar de matarife.
En este oficio, la crueldad diaria insensibiliza al ser humano hasta
niveles inhumanos. A partir de ahí, todos los negocios que se basan en
ello —igual que la caza o la pesca— tienen podridos los
cimientos.
- Huimos
lejos para mirar fuera cuando no queremos ver dentro. ¿Quién nos
ha vendido que si no viajas en vacaciones eres un ser inferior? Los sabios
saben que se aprende más sin salir de casa (Tao Te Ching).
- Viajar
despacio y por tierra (sin volar) no es sinónimo de viajar cerca, ni de
aprender poco. Tener el valor de mirar hacia dentro es más barato, más
productivo y más valiente que subir al Himalaya, pero la foto tendrá
menos likes.
- Buscamos
el ruido. Fabricamos máquinas que producen ruido y rellenamos con
música cuando hay demasiado silencio. Nuestra sociedad se comporta como si
el silencio fuera un terrorífico enemigo.
- No
hacer nada, no provocar más ruido que el de la respiración, es un
acto de profundo respeto. Meditemos.
- Anhelamos
la riqueza. Queremos dinero para que nos admiren. Los ricos no
son superiores; solo los tratamos como si lo fueran, sin importar si el
origen de su riqueza es ético o no; o incluso cuando,
directamente, se sabe que procede de corrupción propia o de sus
antepasados.
- Muchas
personas se consideran clase media porque observan que
hay otros más ricos y otros más pobres. La medida
de Peter Singer para
ver si somos ricos tal vez te sorprenda y te haga
reaccionar ante este mundo asombrosamente injusto.
- Nos
atamos a las telecomunicaciones, a internet, a la tecnología, a la IA,
a las series en streaming. La cosa va más allá del
síndrome FOMO (Fear of Missing Out; miedo a perderse algo),
caracterizado por ansiedad o preocupación constante por no estar al tanto
de eventos y personajes; a veces tan alejados que ni conocemos en persona.
Estar constantemente en conversación con unos y otros no solo es
estresante, sino que nos quita tiempo para cosas importantes: leer,
estudiar, pensar, descansar, pasear…
- Algunas
apps, como WhatsApp, tienen serios inconvenientes si se usan mal. Por
eso, cada vez más personas se pasan a Telegram que, además de tener menos
usuarios (eso quita ruido), no traspasa tus datos a cualquiera de las
redes de Meta.
- Corremos
sin motivo, siervos de la inmediatez y la novedad. Lo que
queremos, lo queremos rápido. Si viajamos, ansiamos llegar pronto; para
así, irnos rápido a otro lugar. Ver la película es más rápido que leer el
libro. Lo nuevo, rápido pasa a ser viejo.
- ¿Y
si cada día nos proponemos hacer algo más despacio, con más calma, con
más pasión?
Por supuesto, no hemos pretendido ser exhaustivos en esta
lista, sino invitar a una reflexión siempre agradecida y agradable. Cambiar no
es fácil, pero tampoco imposible ni difícil, si lo deseamos.
Como sociedad, es bueno saber que hay estudios que reflejan
que no hace falta mucha población
concienciada para provocar un cambio sustancial. Entre un 10-20 %
de personas activas son suficientes para arrastrar a más individuos,
colectivos y también a los líderes,
que tendrían que tomar medidas. Hay muchos ejemplos: el voto
femenino se consiguió cuando ni siquiera muchas mujeres lo deseaban.
La sociedad actual nos ha envenenado. Ya no
somos consumidores. Somos nosotros los consumidos, drogadictos del
sistema; adictos al placer
inmediato y a la comodidad de un sistema de vida insostenible, cuya
factura pagará quién sabe quién.
Asumamos nuestras dependencias. Reconozcamos que tenemos un
problema grave. Ese es el primer paso para desintoxicarnos antes de morir por
sobredosis.
https://blogsostenible.wordpress.com/2025/10/15/tu-tambien-eres-drogadicto/
No hay comentarios:
Publicar un comentario