EL COLAPSO DE NUESTRO MODO DE
DESARROLLO
En un artículo para «Le Monde», el sociólogo Eric Macé lamenta que, a pesar de los diagnósticos firmemente fundados, el mundo que solíamos llamar «moderno» no se esté reformando, sino que, por el contrario, está intensificando los fallos que han conducido a la actual crisis «socioecológica».
Si durante mucho tiempo pudimos pensar que la alternativa
entre transición socioecológica y colapso era simétrica, hoy es imposible
pensar que podría ganar el escenario de la transición.
Si las palabras tienen algún significado, un modo de desarrollo insostenible no puede durar: en algún momento, colapsa. Ya está bien establecido que el modo de desarrollo moderno desplegado a lo largo de varios siglos, basado en una relación extractivista con la naturaleza y en una relación desigual entre los seres humanos, no es sostenible.
Este modo de desarrollo, que ha estructurado todos nuestros
modos de vida, de producción y de consumo, es la causa directa del
calentamiento global, a través de la producción exponencial de gases de efecto
invernadero, y del primer colapso del
progreso, el de la biodiversidad.
Los equilibrios planetarios que hemos conocido durante los últimos 11.000 años
en el Holoceno están en proceso de descontrolarse a un ritmo cuya
rapidez hace cada vez más seguras amenazas de consecuencias incalculables.
Presión antropogénica
exponencial
Desde este punto de vista, la interpretación dominante de la
noción de Antropoceno es un obstáculo para comprender lo que nos está ocurriendo:
los humanos no nos hemos convertido en
una nueva «fuerza geológica», no acabamos de entrar en una «nueva era
geoplanetaria». Todo lo contrario. El Antropoceno no es una nueva era que
sucede a la modernidad: el Antropoceno es el nombre retrospectivo de la propia
modernidad.
Mientras que la
modernidad basó su legitimidad histórica en el proyecto de emancipar a los
seres humanos de su vulnerabilidad original mediante los beneficios del
progreso y el crecimiento en un futuro ilimitado, la trágica paradoja es que
este modo de desarrollo conduce a una vulnerabilidad aún mayor porque ya no es
local o estacional sino global, mundial, y su «futuro» catastrófico se
precipita cada vez más rápidamente hacia el presente.
En otras palabras, el
Antropoceno, que comenzó con los albores de la modernidad en el siglo XVI, ha
ejercido desde entonces una presión antropogénica exponencial sobre los
equilibrios planetarios, hasta el punto de amenazar las condiciones mismas de
existencia de los humanos y de los no humanos asociados.
En este sentido, ya estamos en el proceso de salida del
Antropoceno, porque la reducción drástica de la presión antropogénica ya ha
comenzado. La primera fase ha sido claramente identificada: Es la transición de
un modo insostenible de desarrollo moderno (capitalista, extractivista,
inigualitario, imperialista) a modos sostenibles de vida, producción y consumo,
es decir, no sólo técnicamente descarbonizados, sino sobrios y cooperativos,
capaces de nuevas formas de alianzas y solidaridad entre humanos y con los no
humanos... Cuando uno escribe y lee
esta frase, que está llena de esperanza y parece de lo más razonable, se da
cuenta de que actualmente las cosas van exactamente en la dirección contraria.
Por un lado, las
lógicas capitalistas, extractivistas, inigualitarias, imperialistas,
etnonacionalistas y etnopulistas han vuelto a imponerse, amenazando todas las
formas existentes de cooperación internacional para una acción concertada y
justa de reducción de los gases de efecto invernadero y de restauración de la
biodiversidad.
Estas lógicas
modernas aceleran las lógicas de colapso de un modo de desarrollo insostenible: los colapsos ecológicos en curso
conducen a una vulnerabilidad creciente de los sistemas globalizados modernos
que se han vuelto tan interdependientes y tan tecno-dependientes que los
colapsos económicos, sociales, sanitarios y técnicos están abocados a
seguirlos, con la violencia internacional y social asociada.
Por otro lado, los
promotores de un «Antropoceno bueno» promueven un «crecimiento verde»
hipermoderno, argumentando que si los humanos han sido capaces de desordenar el
clima, también son capaces de regularlo con más inversión capitalista, más
tecnología y más ingeniería climática.
Efectos bumerán
Esta opción,
ampliamente adoptada por los actores dominantes del mundo moderno (los Estados
imperialistas, las grandes fortunas del carbono, la deeptech y la inteligencia
artificial, y una cultura científica prometeica), pasa por alto dos aspectos
esenciales.
En primer lugar, los
riesgos de este tipo de operación son muy elevados, con consecuencias
catastróficas incalculables y efectos boomerang que perturbarán aún más
brutalmente el clima y la biodiversidad, en un mundo que ya no tiene exteriores
ni refugios seguros. En segundo lugar, esta opción se basa en la hipótesis de
un mundo con un medio ambiente constante, aunque no hay ninguna garantía de que
las condiciones actuales de producción y energía, tecnológicamente densas, no
se deterioren.
Por tanto, la salida
del Antropoceno se orienta cada vez más hacia una reducción drástica de la
presión antropogénica, como resultado del colapso programado de un modo de
desarrollo moderno insostenible. Nuestros sistemas políticos siguen
estando totalmente estructurados en torno a las relaciones de poder de la
modernidad: por un lado, la producción y redistribución del crecimiento y, por
otro, el doble rasero de los beneficiarios del progreso en términos de género,
raza, etc.
La única salida es inventar nuevas formas de pensar y
actuar.
La única salida es
inventar relaciones de poder y cuestiones específicas del final del
Antropoceno: una inmensa vulnerabilidad reconocida como común y la necesidad de
repensar nuestra solidaridad, es decir, la organización social de la
interdependencia entre humanos y no humanos, sobre la base de un «cuidado»
universal que se ha vuelto indispensable. No bastará con adaptarse al cambio
climático: queda por ver quiénes serán los actores capaces de impulsar un
verdadero proyecto de transición socioecológica.
https://www.climaterra.org/post/el-colapso-de-nuestro-modo-de-desarrollo-est%C3%A1-programado
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