EL RADICALISMO ECOLOGISTA NO ES VIVIR
EN CUEVAS
«No tiene nada de intrínseco para los humanos vivir bajo
el capitalismo; los humanos somos capaces de organizarnos en todo tipo de
órdenes sociales distintos, incluidas sociedades con horizontes mucho más
lejanos en el tiempo y mucho más respetuosos con los sistemas naturales que
sustentan la vida. De hecho, hemos vivido así durante la gran mayoría de
nuestra historia, y muchas culturas indígenas mantienen vivas todavía hoy
cosmologías centradas en la Tierra. El capitalismo es solo un pequeño accidente
en la historia colectiva de nuestra especie».
Por supuesto, Naomi Klein es una anticapitalista convencida. De hecho, cualquiera con un poco de sensibilidad defiende, como mínimo, reformar el sistema capitalista actual.
Quien no quiera hacer reformas debe ser rico, egoísta e inconsciente (como por ejemplo Andrew Tate). Si no ves problemas serios, está claro que no te interesa ni verlos ni lo que dice la ciencia.En otro libro, Filosofía
ante la crisis ecológica, Marta
Tafalla llama a acabar con esta civilización que ella denomina como industrial-capitalista-colonial-acelerada-insaciable.
Pero volvamos a Klein. Leyendo solo el extracto anterior,
alguien podría deducir que ella está proponiendo volver a vivir como indígenas,
en cabañas o cuevas, por supuesto sin electricidad y sin las comodidades de
la vida moderna (en los países ricos). Sería una simpleza. La realidad es más
compleja. De hecho, la humanidad no puede volver atrás. La evolución es un
camino de un solo sentido.
Klein aporta muchas alternativas para nuestra civilización en decadencia, en el libro
citado al principio y en otros, particularmente en Esto
lo cambia todo. Podemos dirigir nuestro futuro hacia el caos (por
ejemplo, una guerra como pintó Thomas
Cole), pero también podemos construir una sociedad de bajo
consumo energético, resiliente, solidaria y respetuosa con la Tierra y con
los demás seres vivos.
El ecologismo más radical no propone volver a vivir en la
Edad de Piedra. No sabríamos hacerlo. Aunque tal vez sería buena idea, es algo
que tenemos que descartar. Ahora bien, si el ser humano no sabe sacar partido a su inteligencia, nuestra
civilización colapsará y
eso implica ingentes
problemas. Ha de quedar claro que tenemos en nuestras manos muchos futuros posibles; y en todos ellos hay elementos comunes:
simplificación de la sociedad, reducción de la energía disponible,
desglobalización general, pérdida de algunos derechos, disminución de servicios
y comodidades, empeoramiento de la sanidad y, posiblemente, un aumento de
la desigualdad y
de la pobreza.
Tengo malas noticias: el decrecimiento es
inevitable (llámenle Gran
crisis). La parte buena es que podemos hacer un decrecimiento
inteligente. Si elegimos líderes concienciados y responsables, podrán
dirigirnos hacia un futuro austero,
pero razonable. El otro camino es seguir con el despilfarro inconsciente a
favor de unas élites, por una pendiente que nos llevará, si tenemos suerte, a
un feudalismo de la Baja Edad Media.
https://blogsostenible.wordpress.com/2023/11/21/radicalismo-ecologista-no-es-vivir-en-cuevas/
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