AMOR FATI
La filosofía estoica que te enseña a amar tu destino
«Mi fórmula para expresar la grandeza en el
hombre se reduce al deseo de que nada sea distinto con respecto a lo que es o
ha sido, ni en el pasado ni en el futuro ni en la eternidad. No solo hablo de
soportar lo necesario, sino de no disimularlo e incluso amarlo con creces».
La frase es de Friedrich Nietzsche. En ella refleja la esencia del amor fati, un principio estoico que aparece por primera vez en su obra Gaya ciencia y que invita a aceptar y abrazar todo lo que nos acontece, encontrando significado y propósito incluso en los momentos más difíciles.
El concepto de amor
fati
Se basa en la creencia de que todo lo que ha pasado tenía que pasar tal y como ha sucedido, y que nuestras acciones responden a un plan fijado de antemano, al que comúnmente llamamos destino.
Los estoicos afirman que este destino, también conocido como logos cósmico, pneuma, ley natural, necesidad o Dios, es una entidad fundamentalmente racional que rige y mantiene unidas a todas las cosas.El determinismo y el libre albedrío
Una de las cuestiones más intrigantes que plantea el amor fati es cómo reconciliar el
determinismo cosmológico con el libre albedrío. Si nuestro futuro ya está
sellado por el logos universal, ¿significa esto que debemos resignarnos a un
destino inevitable? Los estoicos responden a este dilema con un oxímoron
revolucionario: Estamos obligados a ser libres.
Según esta perspectiva, nuestra libertad para tomar
decisiones utilizando nuestra razón también forma parte del propio destino.
Como explica Epicteto en su dicotomía de control, debemos focalizar nuestra
atención en aquello que sí podemos influenciar, como nuestra reacción y actitud
hacia los eventos exógenos, en lugar de intentar dominar o alterar lo que no
depende de nosotros.
Vivir acorde a la naturaleza
Los estoicos deseaban vivir en armonía con el flujo de la
naturaleza, abrazando el inevitable devenir del cosmos en lugar de luchar
contra él. Resistirse a los acontecimientos externos es enfrentarse al curso
inmutable de la physis o el logos universal, una postura
inútil y agotadora dadas las limitaciones del entendimiento humano.
«No procures que lo que sucede suceda como
quieres, sino quiere que lo que sucede suceda como sucede. Así serás feliz». –
Epicteto
La verdadera sabiduría, según los estoicos, consiste en
aceptar con ecuanimidad cada situación sobrevenida, ya sea compatible con
nuestros deseos o causante de emociones desagradables. El bien moral y la
virtud residen en vivir de acuerdo a la razón, evitando las pasiones que no son
sino desviaciones del intelecto.
El ideal del sabio estoico
El ideal del sabio estoico es aquel que vive conforme a la
razón y está libre de todo vicio. La imperturbabilidad o ataraxia surgirá de la
comprensión de que no hay bien ni mal en sí, ya que todo lo que ocurre es parte
de un proyecto cuya dinámica jamás seremos capaces de comprender en su
totalidad.
«Lo único que recae sobre la voluntad del
hombre es su intención moral, esto es, el sentido e interpretación que le
otorga a los acontecimientos», decía Epicteto.
Según esta filosofía, solo los ignorantes se dejan arrastrar
por sus pasiones. El sabio estoico, en cambio, ha alcanzado la excelencia o areté al alinearse con el destino y aceptar buenamente el
correr de las manecillas del cosmos.
Encontrar significado en la adversidad
Uno de los aspectos más poderosos del amor fati es su invitación a encontrar significado y propósito en
los acontecimientos de nuestra vida, por muy adversos que sean. Si bien es
cierto que la existencia puede ser singularmente cruenta en más ocasiones de
las que quisiéramos, la magnitud de los contratiempos a menudo depende de la
interpretación que les concedamos.
«Quiero aprender cada día a considerar como
bello lo que de necesario tienen las cosas, así seré de los que las embellecen.
Amor fati: ¡sea este en adelante mi amor!» – Friedrich
Nietzsche
Al enfrentar un percance, podemos decidir verlo como una
oportunidad para poner a prueba nuestra fuerza, coraje, disciplina y capacidad
de recuperación. Porque aunque los efectos externos no siempre sean positivos,
lo bueno es que podemos emerger de la experiencia más robustos, sabios y
estables.
La clave de la felicidad
La práctica del amor
fati pone de manifiesto la clave de la felicidad: la eudaimonía. Es, precisamente, esa
capacidad para afrontar los múltiples desafíos que nos brinda la vida con
resiliencia y la de dar la bienvenida a la muerte con ecuanimidad e
indiferencia la que permite alcanzar un estado de bienestar y excelencia.
¿Y no es acaso eso la felicidad?
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