DECRECIMIENTO SÍ, PERO ¿DE QUÉ?
PORQUE DECRECER EN UNOS SECTORES IMPLICA CRECER
EN OTROS
Imagina que repentinamente ocurre algo imposible: unos
científicos consiguen una forma de energía totalmente
ecológica, fácil de usar y extraordinariamente barata. ¿Sería buena noticia?
Pues NO.
Sería otra
invención terrible para la biosfera, para todos los organismos vivos —sintientes o no—
humanos incluidos. El problema
ambiental+climático no radica exclusivamente en lo que contamina
la energía, sino
también en qué se usa esa energía.
En física, «energía» se define como la capacidad para realizar un trabajo, entendiendo trabajo como mover cosas de un sitio para otro. Y ahí está la clave. No es lo mismo usar energía para construir un colegio que para construir un tanque con sus proyectiles. Si la energía fuera barata, sería más fácil hacer colegios, pero también tanques, aviones, barcos de guerra, minería a gran escala, etc.
Por eso, lo importante es saber qué tipo de sociedad
queremos construir y cómo medimos si progresamos o no en esa dirección. De ahí
que no debamos usar el
PIB para medir la marcha de la economía, por mucho que lo usen
organismos internacionales. El PIB es fácil de calcular, pero no mide si
avanzamos en la dirección adecuada. Hay formas de medir mucho más inteligentes y realistas, como el
IPG.
Un ejemplo: el hidrógeno
Ante la mala fama de los combustibles fósiles y de la energía
nuclear, el oligopolio energético quiere seguir haciendo negocio con
el hidrógeno o con los mal llamados biocombustibles.
Con ellos no reducimos emisiones ni consumo. Cultivaremos campos para
coches y aviones. Perderemos más suelo y
más ecosistemas.
Para engañar más, hablan de hidrógeno «verde».
Ya han convencido a la UE y a sus miembros para invertir millones en esta locura;
sin planificar ni poner límites claros en sus objetivos. Solo España ha puesto
más de 15.000 millones de euros (planes PERTE ERHA y PERTE de descarbonización
industrial; y otros con el nombre de Proyectos de Interés Común). Se pretende transportar
hidrógeno entre Cádiz y Huelva hasta el resto de Europa, construyendo una red
inmensa de tuberías (gasoductos), sin tener en cuenta que el hidrógeno se
escapa fácilmente: hasta el 80% podría perderse en una red tan
descomunal.
El objetivo de este despropósito es doble. Por una parte, la
mera creación de todas estas infraestructuras es un negocio jugoso, aunque sean
ineficientes o no lleguen a usarse. Por otra, lo que está implícito es
aparentar que podemos seguir viviendo como si no hubiera crisis energética. Y
es falso. Los vehículos de hidrógeno no son ecológicos. Las industrias que usen
hidrógeno «verde» tampoco serán ecológicas.
Lo urgente es
asimilar que tenemos que afrontar un decrecimiento
ordenado y planificado en muchos sectores económicos. El
sector de la energía y el ganadero son dos ejemplos buenos y urgentes.
Políticos y politólogos usan la palabra crecimiento para
referirse (casi en exclusiva) al crecimiento
económico.
DECRECER no
es solo reducir dinero y energía, sino que conlleva indefectiblemente CRECER en
múltiples aspectos que son auténticamente necesarios, tales como:
- Crecer
en salud, incluyendo la menospreciada salud mental.
- Crecer
en calidad de vida, en tiempo libre, y en felicidad.
- Crecer
en justicia social, equidad y ecofeminismo.
- Crecer
en fiscalidad ambiental, para que no salga barato fastidiar a la
humanidad.
- Crecer
en respeto al diferente y a las minorías, inmigrantes incluidos.
- Crecer
en respeto
a los animales y en el reconocimiento a sus derechos.
- Crecer
en puestos de trabajo en sectores auténticamente sostenibles (sin greenwashing).
- Crecer
en zonas
renaturalizadas, bosques y zonas
verdes.
- Crecer
en hectáreas de zonas auténticamente protegidas.
- Crecer
en educación
ambiental, con eco-huertos
escolares.
- Crecer
en la aprobación del ecocidio como delito ambiental y en
su persecución judicial.
- Crecer
en agricultura
sostenible y regenerativa,
con más cultivos de secano (imprescindibles para salvar la humanidad según
el IPV
2022 de WWF).
- Crecer
en usos sostenibles del agua para evitar el colapso
hídrico al que nos dirigimos.
Por tanto, hablar de decrecimiento es
principalmente hablar de en qué queremos crecer.
Y con ese propósito, ¿quién no quiere decrecer?
Pero atención, todo esto no ocurrirá si no lo exigimos, si
no elegimos gobernantes comprometidos y si no lo planificamos entre todos.
https://blogsostenible.wordpress.com/2024/03/01/decrecimiento-con-crecimiento/
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