9/3/21

Sólo a algunos rarísimos individuos no nos hace efecto.

LA VACUNA INFORMATIVA

La vacuna funciona. Y muy bien, no hay duda. No sé si la vacuna contra el Covid va a funcionar igual, pero la vacuna informativa está funcionando a la perfección. Esa debe de ser la explicación, una vacuna informativa, porque de otra manera es imposible comprender lo que está sucediendo estos días.

Ello explica por qué las demoledoras declaraciones que sacó a la luz el grupo de médicos y científicos de la alianza Front Line Covid Critical Care (FLCCC) el 30 de octubre no han arrasado en redes sociales.

Estos brillantes médicos e investigadores, con su extenso currículum académico, afirmaron que ya se ha encontrado la cura a la enfermedad que lleva nueve meses aterrorizando a la humanidad. Ya está demostrado. Hay pruebas más que suficientes. Después de revisar meticulosamente más de 30 ensayos clínicos y varios artículos ya publicados y revisados por pares, afirman, sin lugar a dudas, que hay un medicamento seguro y eficaz que cura la Covid-19 y previene su contagio. Además, es barato y se podría fabricar en grandes cantidades y distribuir a toda la humanidad en cuestión de semanas.

¿Se lo creen ustedes? No ¿verdad?

No se preocupen. Es normal. Es el efecto de la vacuna.

Esta es la noticia que hemos deseado oír durante meses y meses: se acabó el estado de alarma y el agobio de las mascarillas, se acabó el miedo a juntarse con los amigos, se acabaron las PCR y las cuarentenas, se acabó el no poder salir de fiesta, se acabó el miedo a que se arruinen las empresas y los negocios familiares. Por fin… ¡¡¡¡¡hay cura!!!!!! Se llama ivermectina.

Si esta noticia hubiera sido publicada hace seis meses, habría corrido como la pólvora de móvil a móvil y de tweet a tweet, varios periodistas hubieran hecho reportajes que habrían tenido miles de lecturas y los médicos estarían como locos buscando información sobre ello.

Pero ahora no. No corre como la pólvora porque hemos sido vacunados. El virus informativo ya no se transmite.

El mecanismo de la vacuna informativa es el siguiente. Para que se formen las dinámicas explosivas que crean los “trending topics”, las noticias deben difundirse entusiastamente sin pensarlo dos veces. Para ello es preciso que, quien lo difunde, se sienta acogido dentro del imparable remolino de una idea sabe que va a gusta a su tribu. No debe tener miedo a hacer el ridículo.

Ahí es donde actúa la vacuna: inhibiendo el calorcito de la tribu.

Para ello basta con hacer que, en contacto con ciertos pedacitos de ADN informativo, el cuerpo social genere los anticuerpos de dos adjetivos especialmente eficaces para marginar de la tribu: ridículo y malvado.

Hay varias formas de hacer esto según la tribu a la que se desea vacunar.

Para la tribu Convencional se puede utilizar el mecanismo de la magufería antivacunas que basa su efecto en el gran prestigio que la Ciencia tiene en la sociedad. Hace ya tiempo que el cuerpo social ve a la magufería antivacunas como el enemigo número uno de la Ciencia, porque esta idea lleva años siendo administrada masivamente en los medios de comunicación.  

Por ello es fácil que cualquier ADN informativo que recuerde a la magufería antivacunas (porque critica a las farmacéuticas, por ejemplo) sea inmediatamente asociado con los dos adjetivos deseados. Por una parte, es ridículo (crédulo, acientífico, desinformado, sensiblero, new age) y, por otra, malvado (insolidario, irresponsable, etc.). Una vez asociado con esos dos adjetivos, quien difunde esos mensajes es mal visto en la tribu de los Convencionales.

Pero siempre hay personas que ya pertenecen a tribus Magufas o Antisistema y, en ellas, esta asociación no crea ninguna marginación social. Para estos grupos la vacuna informativa debe ser más sofisticada y basarse en otro mecanismo más sutil: la desconfianza sistémica.

Este mecanismo se basa en la difusión masiva de oscuras teorías plagadas de dudas, dudas y más dudas. Estas teorías explican la corrupción de todo: toda la ciencia, toda la política, toda la medicina, todo el periodismo, toda la sociedad… Son, además, teorías siempre cambiantes y siempre nuevas que cuestionan hasta el más mínimo detalle y el más recóndito dato de la pandemia. De esta forma, una ya no puede confiar siquiera en las teorías conspiranoicas, que siempre están cambiando. Confiar en alguna de ellas la hace ridículamente crédula y antigua. De esta manera la desconfianza se hace sistémica y lo envuelve todo.

Este mecanismo tiene una enorme capacidad de paralización porque inhibe la transmisión de toda información que huela a esperanza de victoria sobre cualquier cosa, por nimia que sea. Es ridículo confiar que algo sirve para algo. Es ridículo luchar o hacer cualquier cosa. La única actitud que permite seguir recibiendo el respeto de la tribu Desconfiada es dudar de absolutamente todo detrás de la pantalla.

A base de inocular estos dos principios activos durante meses en el cuerpo social, prácticamente toda la población ha quedado vacunada ante mensajes como los de la FLCCC y su esperanzadora ivermectina.

Los Convencionales, que, en principio, deberían escucharles porque son gente de la Academia,  asocian el mensaje a magufería por no ser la solución oficial (la vacuna), por no salir en las portadas de los periódicos y por el toque de conspiración que da la sospecha de que está siendo silenciada porque no es negocio.

Pero tampoco la tribu magufa antivacunas convertida en Desconfiada escucha el mensaje de la FLCCC porque es demasiado bienpensante, oficial, esperanzador…demasiado ingenuo.

Aparte de que, con tanta inyección informativa, se ha generado tal cantidad de ruido que no se oye nada.

De esta forma, nadie escucha el mensaje de la ivermectina que es  mitad oficial y mitad clandestino, mitad desconfiado y mitad esperanzador.  

Yo, sinceramente, no creo que esta vacuna sea producto de un grupo de malvados conspiradores que controlan la información del planeta. Quizá porque tengo más de convencional de lo que parece. O quizá porque todo lo tiendo a ver como propiedades sistémicas emergentes de las habituales torpezas, codicias, egoísmos y estupideces humanas. Pero de lo que no dudo es que la vacuna existe. Y funciona.

Sólo a algunos rarísimos individuos no nos hace efecto. Es posible que sea algún tipo de candidiasis crónica lo que nos hace sucumbir ante ese inocente impulso de:… ¡¡qué bueno es esto, voy a difundirlo!!! sin pensar en la cantidad de amigos que nos miran con cara rara.

Al no tener anticuerpos, enfermamos gravemente. Los síntomas de la  ivermectiniosis FLCCCica son terribles y duran muchos meses. Incluyen insomnio, obsesiones, incapacidad de callar la boca, impulsos incontenibles de escribir, curiosidad insaciable por revisar artículos científicos indescifrables y curvas de contagios…. La infección nos hace intentar por todos los medios posibles contagiar al resto de la población y sufrimos dolores indecibles por no conseguirlo. Con decirles que uno de los enfermos que conozco afirmaba hace unas semanas que estaba pensando quemarse a lo bonzo para ser escuchado…

No se lo recomiendo a ninguno de ustedes. Es una enfermedad terrible.

Así que, por favor, háganme caso: vacúnense.

https://contadashabas.wordpress.com/2020/12/11/la-vacuna/

1 comentario:

Steven Rivera dijo...

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