El
concepto de decrecimiento es un ariete contra el mito del crecimiento
económico ilimitado en una tierra finita, que no ha hecho sino
agravar las desigualdades sociales y el deterioro ecológico global.
El crecimiento indefinido es a su vez consustancial al capitalismo,
que opta siempre por una huída hacia delante. La propia idea de
“capitalismo verde” es por tanto una falacia. Lo único posible,
a la par que necesario, es un cambio radical de la estructura social
y económica.
Pero el decrecimiento no se propone como una receta, ya que en él confluyen diversas tradiciones de transformación radical del sistema. El esquema decrecentista se ubica en tres esferas: la individual, la colectiva y el cambio político. En lo personal, propone esencialmente la simplicidad voluntaria, la autoproducción o la reducción de la dependencia del mercado, que se oponen frontalmente a la sociedad de consumo. En lo colectivo (indisociable de lo individual), la autogestión y la autoorganización son fundamentales en iniciativas como cooperativas de producción, de consumo o sistemas de intercambio no mercantil.
Pero el decrecimiento no se propone como una receta, ya que en él confluyen diversas tradiciones de transformación radical del sistema. El esquema decrecentista se ubica en tres esferas: la individual, la colectiva y el cambio político. En lo personal, propone esencialmente la simplicidad voluntaria, la autoproducción o la reducción de la dependencia del mercado, que se oponen frontalmente a la sociedad de consumo. En lo colectivo (indisociable de lo individual), la autogestión y la autoorganización son fundamentales en iniciativas como cooperativas de producción, de consumo o sistemas de intercambio no mercantil.
Pero
sin cambio político, todo esto será marginal. Promovemos, pues, la
reducción y el reparto del tiempo de trabajo; redistribución de la
riqueza; banca pública; sustitución del PIB como referente de
progreso; participación colectiva desde lo local; relocalización de
la producción; agroecología; rediseño sostenible de las ciudades;
fomentar la prevención frente a la reparación; reconversión de los
sectores más contaminantes, a nuevas industrias basadas en el
reciclaje y el cierre de ciclos... Y, en general, la reducción del
consumo mediante incentivos al ahorro y penalización del
despilfarro.
En definitiva: el decrecimiento no es ir hacia atrás, sino más bien ‘echar el freno’ y replantear conceptos como ‘felicidad’ y ‘progreso’, que se encuentran más en la justicia social, el desarrollo personal y el equilibrio ambiental que en el crecimiento económico ilimitado.
En definitiva: el decrecimiento no es ir hacia atrás, sino más bien ‘echar el freno’ y replantear conceptos como ‘felicidad’ y ‘progreso’, que se encuentran más en la justicia social, el desarrollo personal y el equilibrio ambiental que en el crecimiento económico ilimitado.
José
Belver - Decrece
Madrid
http://www.decrecimiento.info/2019/11/contra-el-mito-del-crecimiento.html
http://www.decrecimiento.info/2019/11/contra-el-mito-del-crecimiento.html
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