11/11/19

El Vivir Bien no es un regreso al pasado sino que existen otras formas de organización

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ALTERNATIVAS SISTÉMICAS

BUEN VIVIR

La búsqueda del equilibrio

Para el Vivir Bien el objetivo es la búsqueda del equilibrio entre los diferentes elementos que componen el “todo”. Una armonía no sólo entre seres humanos, sino también entre los humanos y la naturaleza, entre lo material y lo espiritual, entre el conocimiento y la sabiduría, entre diversas culturas y entre diferentes identidades y realidades.

El Vivir Bien no es una versión de desarrollo que es simplemente más democrática, no antropocéntrica, holística o humanizante. Ésta cosmovisión no abrazó la noción de progreso de las civilizaciones occidentales. En oposición al crecimiento permanente, persigue el equilibrio. Este equilibrio no es eterno ni permanente, por lo que engendra nuevas contradicciones y desencuentros que requieren de nuevas acciones para re-equilibrarse. Esa es la fuente principal del movimiento, del cambio cíclico en el espacio-tiempo. La búsqueda de la armonía entre los seres humanos y con la Madre Tierra no es la búsqueda de un estado idílico sino la razón de ser del “todo”.

Este equilibrio no se asemeja a la estabilidad que el capitalismo promete alcanzar a través del crecimiento continuo. La estabilidad, al igual que el crecimiento permanente, son quimeras. Tarde o temprano todo crecimiento sin límites genera trastornos severos en la Pacha como lo estamos viendo actualmente en el planeta.
El equilibrio siempre es dinámico. El objetivo no es llegar a un equilibrio perfecto sin contradicciones, aquello no existe. Todo se mueve en ciclos, es un punto de llegada y salida para los nuevos desequilibrios, para nuevas y más complejas contradicciones y complementariedades.

Vivir Bien no es alcanzar un paraíso, sino buscar el bienestar y equilibrio dinámico y cambiante del “todo”. Sólo entendiendo el “todo” en sus múltiples componentes y en su devenir es posible contribuir a la búsqueda de nuevos equilibrios y vivir acorde con el Vivir Bien.

Para Josef Estermann, en la visión andina, los seres humanos no son propietarios o productores, sino más bien, “cuidadores” (Arariwa), “cultivadores” y “facilitadores”. La única fuerza estrictamente productiva es la Madre Tierra, la Pachamama, y sus diversos aspectos, tales como el agua, los minerales, los hidrocarburos y la energía en general. Los seres humanos no “producen” o “crean”, sino que cultivan o crían lo que la Pachamama les da (Estermann, 2012b). Los seres humanos son los que ayudan a “dar a luz”(1) a la Madre Tierra (Medina, 2011). El rol de los humanos es ser un puente (chakana), un mediador que contribuye a la búsqueda del equilibrio cultivando con sabiduría lo que nos da la naturaleza. El reto no es ser más o tener más, sino buscar siempre el equilibrio entre las diferentes partes de la comunidad de la Tierra.

Este componente esencial del Vivir Bien tiene grandes implicaciones porque no solamente cuestiona al paradigma dominante del crecimiento sino que promueve una alternativa concreta con la búsqueda del equilibrio. Una sociedad es vigorosa no por su crecimiento sino porque contribuye al equilibrio tanto entre los seres humanos como con la naturaleza. En este proceso, es fundamental superar el concepto de los seres humanos como “productores”, “conquistadores” y “transformadores” de la naturaleza y sustituirlo por el de “cuidadores”, “cultivadores” y “mediadores” de la naturaleza.

(1) Entiéndase en el sentido de alumbramiento de una nueva vida.

La complementariedad de diversos

El equilibrio entre contrarios que habitan un todo sólo se puede dar a través de la complementariedad. No anulando al otro, sino complementándose con él. La complementariedad significa ver la diferencia como parte de un todo. El objetivo es cómo entre estas diferentes partes, algunas de las cuales son antagónicas, podemos complementar y completar el “todo”. La diferencia y la particularidad son parte de la naturaleza y la vida. Nunca seremos todos iguales. Lo que debemos hacer es respetar la diversidad y encontrar maneras de articular experiencias, conocimientos y ecosistemas.

El capitalismo opera bajo una dinámica muy diferente. Según la lógica del capital, lo fundamental es la competencia para aumentar la eficiencia. Todo lo que restrinja o limite la competencia es negativo. La competencia hará que cada sector o país se especialice en aquello en lo que es mejor. Al final, cada uno se volverá más eficiente en algo y se incentivará la innovación e incrementará la productividad.

Desde la perspectiva de la complementariedad, la competencia es negativa porque unos vencen y otros pierden desequilibrando el “todo”. La complementariedad busca la optimización mediante la combinación de fuerzas. Cuanto más se articula el uno con el otro, mayor es la resiliencia de cada uno y del “todo”. La complementariedad no es la neutralidad entre opuestos sino el reconocimiento de las posibilidades que brinda la diversidad para equilibrar el todo.

En términos concretos esto significa que en vez de buscar la eficiencia a través de reglas iguales para grupos, sectores o países desiguales, debemos promover reglas asimétricas que favorezcan a los más desaventajados para que surjan todos. El Vivir Bien es el encuentro de la diversidad. “Saber vivir” es practicar pluriculturalidad, es reconocer y aprender de la diferencia sin arrogancia o prejuicio.

Aceptar la diversidad significa que en nuestro mundo hay otras formas de “Buen Vivir”, además de la versión andina, que perviven en la sabiduría, el conocimiento y las prácticas de pueblos que buscan su propia identidad. El Vivir Bien es un concepto plural, tanto por el reconocimiento de la pluriculturalidad humana como por la existencia de la diversidad de ecosistemas en la naturaleza (Gudynas y Acosta, 2014). El Vivir Bien propone un encuentro intercultural entre diferentes culturas. No hay una sola alternativa. Hay múltiples alternativas que se complementan para formar alternativas sistémicas.

El Vivir Bien no es un regreso utópico al pasado, sino el reconocimiento de que en la historia de la humanidad ha habido, existen y habrá otras formas de organización cultural, económica y social que pueden contribuir a superar la actual crisis sistémica en la medida en que se complementen.

Extracto del capítulo VIVIR BIEN del libro ALTERNATIVAS SISTEMICAS
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Alternativas Sistémicas






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