SUSAN GEORGE: "ANTES PEDÍAMOS QUE EEUU SE FUERA DE VIETNAM; ERA MÁS FÁCIL QUE EXPLICAR EL TTIP"
Entrevista a la filósofa y politóloga Susan George,
que presenta el libro: Los usurpadores. Cómo las empresas transnacionales
toman el poder
Susan George
vuelve a la carga en su denuncia contra una globalización que beneficia a un
grupo selecto de empresas y ciudadanos. Es lo que esta filósofa y politóloga
llama Los usurpadores,
título de su último libro, que acaba de publicar en castellano Icaria
Editorial, y que lleva por subtítulo Cómo
las empresas transnacionales toman el poder. Ha superado los 80 años pero
sigue firme en el activismo que le ha llevado a presidir el Comité de
Planificación del Transnational Institute de Amsterdam o a ser vicepresidenta
de ATTAC Francia, entidades que reclaman un sistema financiero más justo.
Los
usurpadores llega
tras el éxito de las dos ediciones de El
informe Lugano (2001 y 2012) y Sus
crisis, nuestras soluciones (2010).
El gran objetivo por el que lucha ahora es que no se apruebe el Tratado
Transatlántico de Libre Comercio e Inversión (TTIP) que negocian la Unión
Europea y los Estados Unidos. A su entender, sería un nuevo triunfo de los
lobbies empresariales que pretenden mover los hilos de la política saltándose
los principios democráticos y los intereses de la mayoría.
¿Quiénes
son estos usurpadores de los que habla en su libro?
Son corporaciones
transnacionales, muy grandes, y quienes las ayudan, que son las compañías y las
personas que les hacen de lobistas. Confluyen en entidades como la Mesa Redonda
Europea de Industriales, que agrupa a la mitad de los presidentes de las mayores
empresas industriales y negocian con los estados siempre que quieren. Hay
organizaciones similares en todas partes, trabajando para un sector o para
varios sectores al mismo tiempo. Si vas a Bruselas, puedes hacer un tour por todos los lobbies que hay,
especializados por sectores o clientes.
Usted
habla del crecimiento de una autoridad ilegítima. ¿Quién es esta autoridad?
Están tomando
poder de forma ilegítima, por eso los califico de usurpadores. Son
corporaciones que desplazan a personas elegidas democráticamente. O que
trabajan tan acopladas que no podemos ver la diferencia entre unas y otras.
Corporaciones que dictan a los políticos lo que tienen que hacer.
Por ejemplo, el
Pacto por la Competitividad fue preparado y presentado por un alemán y un francés,
presidentes de grandes corporaciones, para que lo firmara François Hollande. Y
lo hizo. Dos dirigentes de la Mesa Redonda Industrial Europea escribieron este
pacto y, además, lo hicieron con el apoyo de técnicos de los gobiernos.
Utilizaron la Comisión Europea para hacer aprobar el texto. La Comisión hizo
127 reuniones para preparar el pacto, de las cuales el 93% fueron con
empresarios y representantes de los lobbies de todos los sectores afectados.
Sólo el 7% de los consultados fueron consumidores, ecologistas, sindicalistas y
representantes de la ciudadanía.
Dedica
gran parte del libro a alertar sobre los peligros que conllevaría la puesta en
práctica del Tratado Transatlántico de Libre Comercio e Inversión (TTIP). ¿Por
qué le preocupa tanto?
Empezaron a
prepararlo hace veinte años. No hay ningún problema entre las corporaciones
europeas y las de los Estados Unidos. Están totalmente de acuerdo en lo que
quieren. Como ciudadanos tenemos regulaciones mejores, más protectoras en
Europa que en Estados Unidos, salvo en el ámbito de las finanzas. A las
corporaciones europeas ya les va bien acabar con las regulaciones actuales.
Por ejemplo, en
la mayor parte de Europa no se puede vender comida o semillas modificadas
genéticamente. Pero las corporaciones quieren hacerlo, y sin tener que
explicitarlo en las etiquetas de los productos. Y también quieren practicar elfracking.
O tribunales privados que diriman los litigios con los estados. Este tipo de
tribunales ya han dado la razón a grandes corporaciones que han contaminado
países como Ecuador. Hay muchos ejemplos. Uno, que aún está por resolver, es el
de la empresa de servicios francesa Veolia, que ganó el contrato de eliminación
de residuos de Alejandría, y que ha demandado a Egipto porque aprobó un aumento
del salario mínimo que considera que la perjudica.
Por este motivo,
las corporaciones quieren estos tribunales privados. Pueden tener sentido si
estamos hablando de países pequeños, débiles y corruptos, pero en Estados
Unidos y Europa no hay ninguna justificación posible.
Mal papel
de Europa en cuanto a regulación financiera si está peor que Estados Unidos.
Sí. Las
regulaciones financieras en Estados Unidos son mejores que en Europa. Tienen un
poco más de control sobre los bancos, los bonus, determinadas transacciones. En
el ámbito financiero, Europa es más neoliberal que Estados Unidos.
De todos
modos, el TTIP todavía está en fase de negociación.
Pretenden
terminar las negociaciones este año. En 2016 hay elecciones presidenciales en
Estados Unidos y lo quieren resolver antes. Estamos progresando. Hemos
conseguido un millón y medio de firmas en once países europeos contra el
Tratado. Intentamos hacer una campaña oficial de recogida de firmas de acuerdo
con la Unión Europea, pero se negó. Continuaremos recogiendo firmas hasta
octubre. Confiamos en doblar las firmas que la Unión exige en una campaña de
este tipo. Además, el 18 de abril se hará un Día Internacional contra el TTIP.
¿Qué
podría interpretarse como una victoria en esta lucha contra el TTIP?
Que no se apruebe.
Que no se pongan en marcha ni los tribunales privados de arbitraje que
resuelvan los litigios entre las corporaciones y los estados, ni las comisiones
regulatorias que quieren poner en marcha en ámbitos como la alimentación, la
salud, la educación, los salarios, leyes laborales, energía, ...
Estados Unidos
quiere comercializar pollos tratados con productos químicos, lo que los
europeos no aceptan. Si se aprueba el Tratado, pueden intentar que se acepte en
los años siguientes. Europa ha prohibido 1.200 tratamientos químicos mientras
que Estados Unidos sólo ha prohibido 12, desde los años setenta.
Pensar
que esta negociación puede ser reversible y que la Unión Europea podría
convencer a Estados Unidos de adoptar regulaciones más favorables a los ciudadanos
y a su salud, ¿es soñar?
Al principio,
había sindicatos de Estados Unidos que lucharon para conseguir los derechos que
tienen sus equivalentes europeos. Allí no se reconoce el derecho a la
negociación de los sindicatos y un puñado de derechos laborales. El año pasado
intentaron conseguir los derechos sindicales de los europeos pero no lo
consiguieron.
Así las
cosas, calificar de democracia a Estados Unidos requiere hacer algunos matices.
No estoy tampoco
segura de que Europa sea una democracia de verdad. Los griegos votaron y no sé
qué pasará ahora. El 80% de la gente apoya a Syriza tras las elecciones y para
la Unión Europea parece que la democracia no cuenta. Probablemente empujarán a
Grecia fuera del euro, contra la voluntad de Syriza.
La Comisión Europea
no es una organización democrática, ni mucho menos. Votamos en Francia y en los
Países Bajos contra la Constitución, en 2005, y pusieron el Tratado de Lisboa
en su lugar, que era lo mismo. Luchamos para conseguir gobiernos democráticos y
el libro va en esta dirección.
¿Cómo
consiguen estos usurpadores imponer su voluntad?
Tienen mucho
dinero. Están muy bien organizados. Tienen acceso a los políticos. Pagan mucho
dinero a los lobistas. Tienen mucha presencia en los gobiernos. Tienen mucha
más capacidad de influencia que ninguna ONG. Están en todos los comités de
expertos europeos, de todos los sectores.
François
Hollande, en julio de 2012, hizo muchas promesas pero dio marcha atrás
rápidamente. Jean-Claude Juncker ha hecho lo propio y ha renunciado a todas las
promesas que hizo durante la campaña electoral europea.
¿Por qué
lo han hecho?
No estoy en sus
reuniones, pero pienso que se dejan convencer por la dialéctica del
"crecimiento y trabajo". Un estudio de un think tank para la Unión
Europea ha calculado, en su visión más optimista, que el TTIP provocará un
incremento de los ingresos en 540 euros anuales para las familias de cuatro
personas y que se crearán 600.000 puestos de trabajo, en 2027. Otro estudio,
con un modelo diferente, calcula que, por el contrario, se perderán 600.000
puestos de trabajo, se reducirá mucho el crecimiento y Francia será la más
perjudicada.
El acuerdo NAFTA,
firmado por Canadá, Estados Unidos y México, en 1994, provocó la pérdida de
casi 700.000 puestos de trabajo en la industria de los Estados Unidos y los
pequeños agricultores mexicanos desaparecieron prácticamente. Siempre hablan de
"trabajo y crecimiento", pero no es verdad.
La
información sobre cuestiones como esta no llega al gran público.
El papel de los
periodistas es esencial. En la lucha en la que estamos metidos, tenemos que
utilizar la "estrategia Drácula", que significa exponer los vampiros
a la luz. Si no, perderemos. Podemos ganar, pero depende de tu profesión, que
los periodistas sean suficientemente libres para explicar bien el TTIP. Es la
razón por la que he escrito este libro.
Una investigadora
hizo un estudio durante 17 meses, hasta el pasado mes de febrero, y detectó que
ni la CBS, ni la ABC, ni la NBC y otra cadena televisiva nacional, habían hecho
ninguna mención del TTIP. Son empresas privadas y no quieren que se discuta
esta cuestión.
Una cosa
es la voluntad de los periodistas y otra, la de los propietarios de los medios.
Es un problema
para todos. Nadie es completamente libre. Bueno, yo puedo escribir lo que
quiero. Ganamos en 1998 la batalla contra el MAI ( Multilateral Agreement on
Investment). Cuando conseguimos que apareciera en la primera página del
Libération pensé que habíamos ganado. Y fue así. El gobierno tuvo que
escucharnos. Francia se salió y el MIA colapsó. Fuimos capaces de crear
suficiente conciencia en la gente. Hay esperanza. Hay un puñado de malas
noticias pero podemos ganar. Depende de nosotros.
Nosotros,
dicen, somos el 99%; y ellos, los ricos, los poderosos, un 1%. Entonces ¿por
qué perdemos?
¿Qué parte de
este 99% está realmente bien informada? La política es muy complicada hoy.
Cuando empecé en el activismo pedíamos que Estados Unidos se fuera de la guerra
de Vietnam. Era un mensaje sencillo, claro, comprensible. Se podía no estar de
acuerdo, pero todo el mundo lo entendía.
Ahora, si hablo
del TTIP lo tengo que explicar bien. ¿Cuánta gente tiene tiempo para escuchar
las explicaciones? Sobre todo si no tienen trabajo, si tienen grandes problemas
en casa, si tienen que buscar los alimentos más baratos... Necesitamos
movilizar a los líderes de opinión. Hay mucha gente movilizada. En España, por
ejemplo, Ecologistas en Acción está haciendo muy buen trabajo.
Es un
combate desigual.
Naturalmente. Lo
sabemos. Ellos nunca se rinden. Tienen todo el dinero que necesitan. Mucha
gente trabajando para ellos las 24 horas del día. Publicistas propios. Acceso a
los medios cuando lo desean, en las páginas de opinión, los editoriales. De
todos modos, cuando se entiende el peligro que representan los lobistas y que
este Tratado es perjudicial para la salud de los ciudadanos, su alimentación,
su salud, la educación, la calidad del medio ambiente, el transporte... la
gente dice no.
Movimientos
como Syriza o Podemos ¿representan un cambio político y social en la dirección
que usted considera acertada?
Estoy preocupada
por Syriza. He perdido dos horas de sueño esta noche pensando en un artículo
para plantear preguntas del tipo: ¿está usted contento ahora, Mario Draghi, por
empujar a Grecia fuera del euro? ¿Está usted contenta Christine Lagarde porque
el Fondo Monetario Internacional no dará dos semanas más al nuevo Gobierno para
hacer frente a sus problemas económicos? ¿Está usted contento señor Schäuble
por mantener la presión al máximo sobre Grecia?
¿Hace
falta algún tipo de revolución?
No, una
revolución no. No hace falta ir tan lejos. Tenemos que decir basta. Debemos
exigir que mantengan los negocios en su sitio. Han venido preparando el TTIP
durante veinte años. Hace treinta años no estaban tan bien organizados. La
globalización y el neoliberalismo les han permitido organizarse en todas
partes. Es lo que yo llamo la clase Davos.
Nosotros no
tenemos este nivel de organización y no tenemos tanto dinero como ellos, pero
lo estamos haciendo mejor que hace diez años. Es lento. Pero la campaña para la
recogida de firmas está funcionando muy bien, en muchos países. Tenemos una
coalición en Francia que reúne entre cuarenta y cincuenta organizaciones.
Muchos países tienen sus propias coaliciones.
Algunos
analistas dicen que los poderosos sólo aceptan los cambios que benefician a la
ciudadanía cuando tienen miedo. ¿Hay alguna manera de meter el miedo en el
cuerpo de los "usurpadores"?
Están asustados
ya. Porque están dejando que veamos algunos de los documentos que están negociando.
Están recurriendo a mejorar sus relaciones públicas. Ven que estamos ofreciendo
estudios que demuestran que los suyos son basura. Los socialdemócratas, que
están en coalición con el partido de Angela Merkel, han mostrado su oposición a
los tribunales administrativos privados. Esto está subiendo muy arriba. La
Comisión Europea está asustada ya. Tenemos que conseguir que lo esté más.
Y si los
'usurpadores' pierden, ¿aceptarán la derrota?
No. Las
transnacionales volverán. Lo hacen siempre. Será dentro de unos años. Pero para
entonces yo ya estaré muerta.
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