EL CLUB SOCIAL DE LA 'BICI'
Primero
nacieron en los movimientos sociales ciclistas, luego formaron una asociación
hasta que sus trabajos para fomentar el uso de la bicicleta les permitió
constituir la cooperativa que siempre habían pensado y crear un espacio en el
centro de Zaragoza que colocara al vehículo de dos ruedas como una herramienta
central de transformación social. Así nació La Ciclería, un proyecto cultural en torno a
la bicicleta donde ofrecen desde talleres de aprendizaje para adultos, de
autorreparación hasta guardabicis, lavadero, charlas informativas o cursos para
circular por la ciudad.
“Por
un lado somos ciclistas urbanos, deportivos, de alforja y por otro queremos
difundir el uso de la bici y
que pedalee cada vez más gente”, afirma Arturo Sancho, uno de los cinco socios
trabajadores que forman la cooperativa Cala y Pedal. Hace diez años comenzaron
a trabajar juntos para empezar a crear su proyecto de autoempleo elaborando
unidades didácticas en colegios para alumnos de 5º y 6º de Primaria alrededor
del vehículo de dos ruedas. “Con la excusa de la bicicleta enseñábamos
Matemáticas, Conocimiento del Medio, Música o Educación Física”, explica el
cooperativista, quien señala que una rueda podía ser la herramienta perfecta
para enseñar a los chavales Geometría. La Bicicleta en la Escuela es un
programa que mantienen ahora en marcha pero enfocado a enseñar a los alumnos
cómo moverse en bicicleta por la ciudad.
También
comenzaron a ver qué se estaba haciendo en otras ciudades y de Barcelona se
trajeron los cursos de aprendizaje para adultos dedicados a las personas que nunca pudieron aprender en su infancia a
montar en bicicleta. La
Biciescuela para adultos
cumple ahora 10 años y en esta década más de 1.000 personas han aprendido a
pedalear por primera vez.
El 70% son mujeres. “Es un reflejo de una época, la
de las décadas de los 60 y 70, que era muy machista y cuando eran pequeños el
que aprendía a andar en bici era el niño y la niña aprendía otras cosas”, cree
Sancho, quien también ven por los talleres que las mujeres son más lanzadas a
dar el paso y tienen menos vergüenza a desarrollar una habilidad de mayores que
nunca pudieron hacer de niñas.
Impulso a la movilidad sostenible
En
base a estos talleres y buena acogida que iban teniendo formaron la asociación
con la que ganaron un concurso municipal para llevar el Centro Municipal de
Promoción de la Bicicleta para precisamente impulsar el uso de estos vehículos
en la ciudad. En 2012, constituyeron finalmente la cooperativa, “el objetivo
que siempre habíamos tenido en mente”. Fue entonces cuando cambiaron de local y
todo el recorrido de los años atrás acabó por concretarse, aglutinarse y
ampliarse en La Ciclería, un local en pleno centro de la ciudad en el que
aprender a reparar una bici, tomarse un café, consultar libros sobre movilidad
sostenible, lavar o aparcar el vehículo o encontrarse con colectivos y
proyectos afines como Ecologistas en Acción o Som Energía.
“Menos venta y
reparación hacemos de todo”, afirma el cooperativista, quien señala que desde
el principio tenían claro que no pondrían en marcha esos servicios por existir
ya en la ciudad La
Recicleta, un proyecto con el que colaboran habitualmente, y ambos
pertenecen al Mercado
Social de Aragón. “Lo que queremos es cooperar no competir”, afirma.
El
local tiene dos plantas. En la que da a la calle las personas que viven en el
barrio o las que se desplazan habitualmente al centro pueden aparcar sus bicis.
“Nos dimos cuenta que en la zona hay pocos edificios con ascensores y trasteros
y ello echaba para atrás a quien quería usar la bici para moverse”, detalla.
También hay un espacio dedicado al taller de reparación donde quien
quiera puede utilizar las herramientas que tienen en el local para arreglar su
vehículo por tres euros a la hora. Además, trabajadores de la cooperativa
asesoran y enseñan a quien aprender a autorrepararse su bici.
Ser miembro de su Social Club permite colaborar con el proyecto y además disponer de un seguro de
responsabilidad ciclista, del uso libre del taller de reparación y de
diferentes descuentos en el alquiler de los vehículos o el guardabicis. Las
nuevas incorporaciones deben abonar 45 euros al año y 35, las renovaciones. “Es
todo un espacio de transformación social alrededor de la bicicleta”, señala
Sancho.
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