Lucas Cervetti estuvo muerto por unos instantes y esta experiencia cambió su vida radicalmente. “Es cierto que viví una muerte física. Pero fue la experiencia más maravillosa que viví en esta vida”, sostiene.
Hemos
escuchado historias de niños que regresan de la muerte, relatos de
túneles blancos y encuentros con seres superiores. La expectativa
que genera saber que hay más allá de la muerte es tan intrigante
como controversial.
Algo
de eso fue lo que intentó explicar el músico y escritor
argentino Lucas Cervetti en su reciente libro La
luz de la conciencia. Luego
de un exceso que lo llevó a que su corazón se detuviera por
completo, este joven sostiene que redescubrió la vida. “No
hubo tubo luminoso, ni un Jesús o una virgen María. Simplemente
comprendí quien soy verdaderamente”.
En
tu libro cuentas que una experiencia traumática en tu vida te acercó
a una nueva forma de vivirla, ¿qué te sucedió?
Si,
así fue, aunque yo no la llamaría traumática. Porque el trauma
habla de un evento que deja una huella negativa en la psiquis o con
una dificultad para sanar. En mi caso, es cierto que viví un
infarto, mi corazón se detuvo y tuve una muerte física.
Pero fue la experiencia más maravillosa que viví en esta vida. Fue el día de mi cumpleaños número veinte, y en ese instante, al salir del cuerpo, comprendí tanto, pero tanto, que mi vida nunca más volvió a ser la misma. No hubo tubo luminoso, ni un Jesús o una virgen María. Simplemente comprendí quien soy verdaderamente. Quiero decir, comprendí quien soy más allá de mi personalidad.
Pero fue la experiencia más maravillosa que viví en esta vida. Fue el día de mi cumpleaños número veinte, y en ese instante, al salir del cuerpo, comprendí tanto, pero tanto, que mi vida nunca más volvió a ser la misma. No hubo tubo luminoso, ni un Jesús o una virgen María. Simplemente comprendí quien soy verdaderamente. Quiero decir, comprendí quien soy más allá de mi personalidad.
¿Cuáles
fueron las diferencias entre el antes y el después?
Básicamente
todo. Es imposible para mí acotar en pocas palabras tanta
experiencia vivida en ese instante. Porque en definitiva fue un
cambio completo de paradigma. En ese instante fuera del cuerpo viví
la eternidad. Comprendí las reglas de este juego que llamamos vida.
Supe que la realidad que vivimos es subjetiva, porque no solo vemos
lo que somos, sino que la realidad que vivimos se crea a partir de
nuestras emociones.
Quiero
decir, nosotros
no podemos decidir cuándo va a nacer una emoción o cuando no.
Vivimos una experiencia, e inmediatamente nace una emoción. Cuando
esa emoción nace busca ser expresada, si nosotros no la expresamos
por un dogma religioso, cultural, social, familiar, ético o moral;
automáticamente esa emoción se expresa por dentro, se estanca, y
pasa a ser una especie de imán que comienza a atraer experiencias,
personas, contextos, o enfermedades para mostrarnos que hay emociones
que están buscando ser expresadas y sanadas. Ese básicamente es el
proceso por el cual creamos nuestra vida desde el inconsciente.
De
la misma forma la única manera de saber, es a través de la propia
experiencia.
Entonces, siempre vemos la realidad a través de todo lo
que hemos vivido. Cuando vemos algo, automáticamente lo analizamos
desde lo que sabemos, y lo que sabemos viene del pasado. Y eso que
sabemos puede que no sea justamente lo que estamos viendo. Por eso es
que vemos siempre lo que somos, y no lo que en verdad es. Porque la
verdad también es subjetiva.
¿Cómo
llegaste a todos los conocimientos que vuelcas en tu libro La
luz de la conciencia?
Fue
en ese instante del infarto. Lo supe todo. La información estaba
entera allí desde siempre esperándome. Pasado, presente, futuro…
era todo lo mismo. Al salir del cuerpo dejé de estar atado al tiempo
y al espacio. Es como si mi conciencia hubiese entrado en un registro
de información universal. En ese instante, hablaba infinitas
conversaciones al unísono con lo que comúnmente se conoce como
ángel de la guarda. Pero yo sabía que no era un ángel, sino que es
la misma conciencia de la que formo parte, que habita diferentes
realidades (dimensiones) al mismo tiempo.
Toda
la información la recordé siendo Alma fuera del cuerpo, por lo
tanto era sin concepto, porque no había sido procesada por mi
cerebro aún. Al volver al cuerpo, los siguientes tres años después
del infarto, pasé tiempos muy lindos en soledad, ordenando un poco
toda la información y, sobretodo, conceptualizándola.
¿Qué
respuestas tuviste cuando contaste tu experiencia y tu cambio de
vida?
Bueno
en verdad, al volver al cuerpo estaba tan pleno con lo que había
vívido que no estaba atento a lo que los demás pensaban sobre mí.
Tal es así, que cuando volví al cuerpo, me dejé de ver con todos
mis amigos de siempre, me aislé. Necesitaba tiempo para ordenar la
información, para seguir comprendiendo como es que funcionan las
especies, las plantas, los planetas, el aire, el mar, los mamíferos,
las dimensiones, los chakras, las auras, las galaxias, etc. Me urgía
poder organizar toda esa información en mi cerebro.
Fueron
años muy entretenidos. Viví
100% dentro de mí. No comía, no dormía.
Mi vida era mi piano, el cosmos y yo. Todo lo demás había quedado
fuera de mi interés: la adolescencia, los amigos, las mujeres, los
boliches y la vida social ya no me interesaban.
Luego,
alrededor de los veinticinco años, me fui incorporado nuevamente en
nuestra sociedad y pude saber que en esa época del infarto, todas
las personas que me conocían creían que yo me había vuelto loco,
me juzgaron mucho.
Pero es lógico, para esos días yo me había salido de la norma
social. Empecé a volar y a hablar de temas que hoy ya son más
vulgares, pero hace doce años casi que ni se sabía lo que era el
yoga, mucho menos un chakra o el plano astral.
¿Por
qué crees que en nuestra cultura occidental cuesta tanto acercarse a
la espiritualidad? ¿Sientes que eso está cambiando?
No
sé si es solo nuestra cultura occidental, creo que es la humanidad
entera. A veces se cree que en la India son todos espirituales, que
viven meditando y no es así. Además habría que redefinir que es la
espiritualidad. Para mí, espiritual es todo lo que hay. Partiendo de
la base que somos espíritus viviendo una experiencia en un cuerpo,
todo lo que hagamos va a ser una experiencia espiritual. Todo.
Entonces,
para mí la espiritualidad no tiene que ver con vestirse de blanco,
dejar de comer carne o meditar en posición de loto. Para
mí la espiritualidad es ir hacia adentro, es entrar en
introspección, es cuestionarse todo lo que somos,
ser sincero con uno mismo y, sobre todo, es hacer consciente al
inconsciente. Para mí eso es evolucionar. Y para ello, uno puede
llevar una vida muy occidental, u oriental. Para ello uno puede
vestirse de blanco, o escuchar rock and roll tomando una cerveza.
Entonces,
volviendo a la pregunta: Sí,
creo que la sociedad está cambiando. Nos
estamos animando a ir hacia adentro. A buscar nuevas formas de vivir
la felicidad. Nos estamos empezando a dar cuenta que el dinero y el
éxito social están buenísimos, pero que la paz interna y la
plenitud no tiene que ver con estos dos factores. Sino con poder
vivir en presencia, con poder concentrarnos en el presente para
habitarlo al 100%. En el pasado no podemos ser felices, y en el
futuro tampoco.
¿Qué
es la paz interior?
La
paz interior es dejar de buscar por fuera, para comenzar a encontrar
por dentro. Es como decía, aprender a vivir en presencia. Porque la
paz interior no está en el futuro, ni en el pasado.
Es
dejar de querer cumplir con las normas sociales, para empezar a
seguir nuestro sentir, descubriendo qué es lo que realmente hemos
venido a caminar en esta vida.
La
paz interior es comprender que el éxito es
ser fiel a uno mismo, y
que solo vas a ser exitoso cuando tu pensar, sentir y hacer estén en
congruencia.
A
diferencia de la felicidad, la paz interior es estar en paz con lo
que te toca vivir. Porque el dolor de la vida es inevitable. Cuando
vivimos una experiencia fuerte, va a haber dolor. Pero si sabemos
enfrentarlo, comprendiendo que en ese enfrentamiento crecemos,
viviremos ese dolor con paz interna.
Entonces
para mí la espiritualidad es
aprender a vivir en paz interior,
que es muy diferente a vivir feliz todo el tiempo.
¿Qué
debemos hacer para acercarnos a vivir con plenitud?¿En qué
cambiaría nuestra vida?
Bueno,
un poco con todo lo que decía antes. Dejando de buscar por fuera lo
que nos está esperando desde siempre dentro de nosotros.
Siempre
digo que la salida para todo problema es hacia adentro. Es buscar
dentro de uno mismo. A veces la sociedad nos marea, y nos quita la
posibilidad de ser auténticos. Y hay que comprender que no hay un
camino igual a otro, porque cada Alma es única e
irrepetible. Entonces
si buscamos por fuera, en algún punto fracasaremos. Y
si fracasamos no pasa nada, pero sufriremos. Y creo que el punto de
la vida es no sufrir.
Como
dije, el dolor es inevitable, pero el sufrimiento si se puede evitar.
El sufrimiento es el dolor no trabajado. Cuando negamos una situación
dolorosa y la esquivamos, ésta queda debajo de la alfombra y cada
vez que queramos estar en paz interior va a aparecer para recordarnos
que tenemos que hacernos cargo y resolver ese dolor.
Por
eso hay mucha gente que cree que es feliz, porque tiene su casa, su
auto, su familia, su trabajo, su dinerillo y sin embargo por la noche
no puede dormir y toma pastillas. No vive en plenitud, y eso no es
felicidad.
¿Cómo
se siente que tu música sea utilizada para sesiones de meditación y
yoga?
Realmente
es un honor que la música que hago pueda acompañar momentos tan
profundos. Me alegra saber que acompaño espacios donde las personas
se entregan a desplegar vuelo interno para crecer.
También
las utilizan cirujanos para operar, obstetras en los partos, maestras
jardineras en las clases, artistas para pintar y crear.
En
tu libro tienes un capítulo especial dedicado a la alimentación,
¿cómo influye algo tan cotidiano como lo que comemos en nuestro día
a día?
Mucho,
porque somos lo que comemos. En definitiva los alimentos que
ingerimos se van a transformar en nuestras células, en nuestros
átomos. Entonces si nos alimentamos de amor, tendremos un cuerpo
amoroso. Si nos alimentamos de químicos, tendremos un cuerpo
químico.
Todos
los seres vivos nos alimentamos de la energía del Sol. Cuanto menos
sintetizada este la luz del Sol, mayor vibración habrá. Hay
sistemas que se alimentan directamente de la energía del Sol y ellos
la sintetizan, como las plantas o árboles. Hay sistemas biológicos
que se alimentan de la energía del Sol ya sintetizada, como es el
caso de las vacas que comen el pasto. Hay sistemas que ingieren la
energía del Sol dos veces sintetizadas, como los leones que comen
una cebra, que a su vez comía pasto. Y hay sistemas biológicos como
nosotros, los humanos, que comemos la energía del Sol tres veces
sintetizada; porque por ejemplo tomamos la leche de la vaca, que es
energía del Sol sintetizada por el pasto, luego por la vaca, y luego
nosotros la procesamos con químicos y la ingerimos en algún
producto alimenticio.
Más
allá de todo, creo que es importante sentir el cuerpo, para saber
que nos pide ingerir. Si es carne, carne.
Soy
muy respetuoso con la alimentación que cada uno elige. Porque en
definitiva no hay mal o bien en el Universo, simplemente hay
experiencias para ser vividas y no soy partidario del juicio. Cada
uno se alimenta como quiere y debe.
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