20/7/15

Sigo viendo, ¡oh dolor!, a la clase media, ignorante de lo que se avecina, buscando volver a la cornucopia pre-ladrillera


DE DRACÓN A SOLÓN 

Perdona nuestras deudas, así como nosotros…


Repasando la historia griega, uno recuerda a Dracón, en el siglo VII a.C., el tipo que primero intentó ajustar los machos a la aristocracia griega. En el 621, algo harto de que los nobles juzgasen arbitrariamente las cosas, siempre en su beneficio (esto nos recuerda a nuestros tribunales nombrados por esta nueva aristocracia) se le ocurrió en el 621 a.C. recopilar y hacer públicas las leyes existentes para conocimiento general, que hasta entonces se transmitían oralmente y operaban siempre en beneficio de los mismos.
Este código contemplaba penas muy severas (draconianas), obviamente y sobre todo, al gusto de la aristocracia, aunque a pesar del susto de estas élites, apenas tocaban asuntos contra el homicidio y del derecho común. No había ni empezado y no le dieron los cien días preceptivos de las modernas democracias, como a algunos que yo me sé.
Y entonces llegó Solón en el 594 a.C y fue nombrado arconte. Para esas fechas, la situación en Atenas se había agravado notablemente y los pobres y empobrecidos se encontraban exasperados, con crecientes ideas de liberarse del yugo de los nobles y de tomar el gobierno de la ciudad, mientras los nobles estaban dispuestos a defender sus privilegios. El nombramiento de Solón, fue un intento de compatibilizar los incompatibles intereses de ricos y pobres. Recurrieron para ello a un filósofo y no a un político al uso.

Interesante transición aquella de la aristocracia a la democracia. Fue una muy antigua suerte de transición. Dio participación en el gobierno a todos los ciudadanos. Hasta entonces, un hombre perdía su libertad y quedaba convertido en esclavo si no podía pagar las deudas contraídas. Y conociendo la naturaleza de las deudas crecientes, abolió todas las deudas de esta naturaleza y que se libertase a todos los ciudadanos que hubiesen quedado esclavizados por deudas de este tipo.
Aunque sus reformas, que incluyeron mejoras del censo, que hasta entonces no importaba a la aristocracia, llegaron a mejorar algunos estratos medios, pero las clases más bajas no llegaron a obtener el reparto de tierras con el que soñaban.
Solón entonces se desterró voluntariamente de Atenas diez años en los que viajó por Egipto, Chipre y Asia Menor, para comprobar a su vuelta que las clases medias no habían sabido aprovechar la oportunidad, aunque ciertamente mejoraron a Grecia y le dieron unos años más de subidón y grandeza. Terminó siendo nombrado uno de los siete sabios de Grecia.
Hoy repaso los titulares de nuestros grandes medios y veo que seguimos como hace 2.600 años.
Veo aristocracia con privilegios. Veo un sistema judicial corrompido hasta las cachas y juzgando de forma torticera y prevaricadora por doquier. Veo gente harta e indignada. Veo que algún filósofo empieza a desplazar a los políticos al uso llamado por la presión popular (populista, dicen los aristócratas asustados).
Veo algunos intentos nobles de eliminar la deuda que se sabe sólo puede conducir a la esclavitud, con una enorme resistencia (más que draconiana) de los acreedores, a los que se les acaba el negocio, por exceso de avaricia y por haber sobrepasado los límites de lo extraíble.
Veo a algún que otro dirigente que ha tomado la cabeza y luego se ha desterrado voluntariamente (salvando las diferencias y el tiempo, Monedero, Varoufakis).
Veo que las propuestas apenas alcanzan para que la deteriorada clase media vuelva a dejar de estar esclavizada (ahora se denomina a esto la “pérdida del Estado de Bienestar”), pero ni siquiera proponen como hizo Fidel o Chávez (llegó el comandante y mandó a parar) distribución de tierras o reparto a los más miserables.
Veo algún atisbo de censar a los miserables y desnutridos, como los que hoy Carmena descubre bajo las alfombras, que son 10 veces más de los que contabilizaba a regañadientes la aristócrata anterior.
Veo a la aristocracia queriendo ejemplarizar sobre los Espartacos rebeldes, incluso aunque se han puesto de socialdemócratas moderados (que los otros ven como draconianos bolivarianos y comunistas de checa), más por el fuero que por el huevo.
Que se sepa quienes mandan, es para los que mandan lo importante. Si doblegan los pobres, hasta están dispuestos a ceder alguna ración extra, reducir en algo los latigazos o hasta hacer una quita parcial de deuda, pero primero los quieren arrodillados y reconociendo que el sistema es intocable. Y sigo viendo, ¡oh dolor!, a la clase media, ignorante de lo que se avecina, buscando volver a la cornucopia pre-ladrillera y seguramente, con afán dilapidador, de la mano de sus recién estrenados salvadores; igual de ignorantes sobre los límites de los recursos y el agotamiento inexorable de los mismos, que sus aristócratas gobernantes.
Los griegos fueron de los primeros ciudadanos, agrupados ya en polis, o en ciudades Estado, en atisbar la conveniencia de pasar de aristocracia a democracia, aunque con todas las imperfecciones y limitaciones de la época hace ya 2.600 años. Hoy apenas se estudian estas cosas de los clásicos, pero estamos de nuevo en las mismas de lo viejo.
Voy a ver si logro entrar en el barril de Diógenes, al que no se por qué le achacan acumular basura, algo más propio de esta civilización que no de la vida de aquel gran cínico, el más asceta de todos, que hasta el cuenco de beber arrojó cuando vio a un niño que bebía de la fuente con la mano. El único que se cagó en la pompa de Alejandro Magno. Me cago en todas las pompas de este mundo.
http://www.15-15-15.org/webzine/2015/07/13/de-dracon-a-solon-y-perdona-nuestras-deudas-asi-como-nosotros/

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