LECCIONES DE LA PELÍCULA LIGHTYEAR
La nueva película de Pixar tiene mucho que enseñarnos
Durante los últimos días, se ha hablado mucho de la
película Lightyear, el spin-off de Toy Story, que llegó a las salas
de cine en junio y donde se cuenta la historia de Buzz Lightyear, el personaje
en quien se inspiró el entrañable juguete que conocimos en las cintas de la
saga.
Más allá de la polémica en la que Lightyear se
ha visto envuelta –debido a que incluye una escena (que no dura ni un segundo, por
cierto) en la que aparece un beso entre una pareja conformada por mujeres– vale
la pena prestar más atención a los mensajes que se esconden tras su trama de
aventura, acción y ciencia ficción y por supuesto, al gato robot Sox, quien se
vuelve el compañero de Buzz y es el personaje más adorable y memorable de la
cinta.
Antes de continuar, es importante advertir que este texto incluye algunos spoilers de la película, por lo que, si no la has visto y tienes planeado hacerlo, te recomendamos disfrutarla primero, antes de seguir leyendo.
¿De qué trata Lightyear?
En esta película conoceremos la historia de Buzz Lightyear,
un destacado miembro de la Guardia Espacial, quien está acostumbrado a ser el
mejor, a no cometer errores, a cumplir siempre sus misiones con éxito y a
recibir el reconocimiento de sus compañeros y de la sociedad en general.
Su impecable trayectoria da un giro inesperado cuando, en medio
de una misión para explorar un planeta que muestra señales de vida, Buzz comete
un error que provoca el choque de la nave, por lo que todos los tripulantes se
ven obligados a permanecer en ese planeta desconocido y aprovechar los recursos
que tienen a mano para sobrevivir y establecerse.
Pero Buzz, acostumbrado a terminar sus misiones y a no
fracasar, se aferra a encontrar la manera de que todos regresen a la Tierra,
pero los viajes experimentales que realiza para probar el combustible que
requiere para el viaje, fracasan una y otra vez.
Cada vez que Buzz realiza uno de esos viajes, para él sólo
pasan unos cuantos días, pero para las personas que se quedan en el planeta
pasan varios años, por lo que él no envejece, pero sus amigos sí. Aun así,
decide continuar con sus intentos, sin importar las consecuencias.
La importancia de vivir el momento presente
Buzz comparte esta aventura con Alisha Hawthorne, una
comandante que es su compañera de misión y su mejor amiga. Cada vez que Buzz se
va a uno de sus viajes experimentales, regresa para encontrar a Alisha cada vez
con mayor edad y viviendo nuevas experiencias, como tener una pareja, casarse,
tener un hijo, verlo crecer, formar su propia familia y darle una nieta; hasta
que un día, Buzz regresa y ella ya no está, pues ha muerto.
Con esto nos damos cuenta de que Buzz es prisionero de la
culpa y de su enorme miedo al fracaso. Por ello, no se da cuenta que, en su
desesperado intento por enmendar su error y por aferrarse a la idea de volver a
su mundo ideal, en el que todos lo ven como un héroe perfecto y lo alaban, se
ha perdido de estar al lado de su mejor amiga en momentos cruciales de su vida;
y más aún, se ha perdido él mismo experimentar todas esas vivencias.
Esto nos enseña la importancia de vivir el momento presente
y de disfrutar lo que tenemos en cada etapa de la vida, pues nada ni nadie dura
para siempre; además de que no hay un escenario ideal para ser feliz, sino que
debemos aprovechar lo que tenemos a mano para construir esa felicidad día con
día.
Muchas veces nos encerramos en una burbuja esforzándonos por
alcanzar el “éxito”, sin saber muy bien qué es, y por estar en una búsqueda
constante de la felicidad, no nos damos cuenta de que ésta pasa frente a
nuestros ojos y la dejamos ir.
Por eso hay que ser conscientes de que no hay un “mejor
momento” para ser feliz, el mejor momento para experimentar la felicidad es
hoy, es cualquier instante, porque al final, la felicidad está donde nos
sentimos bien y seguros con lo que hacemos, con quienes somos y con quienes nos
rodean.
Además, el hogar no necesariamente está donde nacimos o
crecimos, sino donde creamos lazos y echamos raíces, donde se encuentran las
personas que queremos y nos importan; y eso era algo que Buzz no entendía, por
eso se aferraba a volver a la Tierra, para que todos pudieran ser felices,
cuando en realidad, poco a poco se adaptaron a ese nuevo planeta, donde
hicieron una vida y forjaron nuevas relaciones.
Todos nos equivocamos y necesitamos ayuda
Otra importante lección que nos da Lightyear es
que no tenemos por qué navegar solos; somos seres sociales y, a pesar de que
muchos disfrutemos de la soledad, siempre es importante y necesario tener a
alguien con quien contar y con quien compartir tanto los momentos buenos y
felices como aquellos más difíciles. Además de que, por fuertes que seamos,
siempre habrá un momento en el que necesitemos apoyo, ayuda y ser salvados.
Buzz, acostumbrado a ser el héroe, se mostraba reacio a
recibir ayuda, siempre quería resolver las cosas por su cuenta, aunque las
circunstancias lo rebasaran, y se sentía con la obligación de ser él quien
protegiera y ayudara a los demás.
Sólo hasta que reconoce que él solo no podrá combatir a los
robots extraterrestres que los atacan, es cuando acepta la ayuda de Izzy, la nieta
de su amiga Alisha; Mo Morrison, un torpe voluntario que se equivoca a cada
paso que da; y Darby Steel, una mujer de la tercera edad, exconvicta y capaz de
crear artefactos explosivos con cualquier cosa. Así, junto con el simpático
gato Sox, forman un equipo que finalmente logrará salvar a los habitantes del
planeta del ataque de los robots.
Además, Buzz descubre que ese terco afán por terminar su
misión, lo ha vuelto tan egoísta que incluso podría llegar a ser capaz de pasar
por encima de los demás y de lo que él mismo es realmente, con tal de lograr su
objetivo y redimir su culpa.
Es entonces cuando se da cuenta de que no quiere convertirse
en eso, acepta que pedir ayuda no es un acto de debilidad y que la mejor ayuda
no siempre viene de quienes están más capacitados o tienen mayores habilidades,
sino de quienes ponen el corazón en lo que hacen y de quienes tienen un
compromiso con el equipo.
Finalmente, Buzz pasó de ser ese personaje fanfarrón, que puede hacer las cosas mejor si trabaja solo y que no tolera el error bajo ningún concepto, a ser un comandante más humano, humilde y compasivo. Se convirtió en alguien que tiene claro que, para ganar, necesita de un equipo sólido y unido, y que además aprendió que los errores y el fracaso son parte de ser humanos y que pedir ayuda no es algo malo, sino muchas veces, necesario.
Así pudo volver a disfrutar de su labor como parte de la Guardia Espacial, ya no
trabajando por su cuenta ni con el objetivo de lograr el reconocimiento, sino
con un equipo grandioso y con la meta de mantener seguro su nuevo hogar.
https://pijamasurf.com/2022/06/lecciones_para_la_vida_que_nos_deja_la_pelicula_lightyear_1/
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