El
mismo día que terminaba la agonía de Carmen, comenzaba la de Marcos
Hourmann. Era 2005 cuando este médico argentino decidió administrar
una dosis de cloruro potásico a su paciente, provocando así su
muerte. Lo hizo a petición de Carmen y de su propia hija tras meses
de agonía padeciendo las patologías asociadas a un cáncer de
colon. Cuando ingresó en el hospital Móra d’Ebre (Tarragona), la
mujer de 82 años sufría hemorragias internas y un infarto de
miocardio.
Hace
14 años Carmen pidió morir sin más sufrimientos. Era imposible
eliminar el padecimiento que ya había tenido que soportar. Lo pidió
dos veces de forma explícita. Lo que marcó la diferencia la tercera
vez fue el sufrimiento de su hija. “Me sentí reflejado. Me sentí
hijo como ella en una circunstancia parecida a la que yo sufrí con
mi padre”, aclara. Tras recoger el motivo de la muerte en el parte
médico, comenzó su calvario. Denunciado por sus compañeros de
hospital, se convirtió en el primer médico condenado por aplicar la
eutanasia en España. La sentencia de un año de prisión no le
obligaba a entrar en la cárcel ni se le inhabilitó para ejercer,
por lo que se exilió a Reino Unido. Cuando su vida parecía volver a
encaminarse, el tabloide The
Sun le
colocó en el foco de la opinión pública inglesa llevando una foto
suya en portada y calificándole de “doctor asesino”.
Hourmann
ha conseguido recomponer su vida y ahora ejerce como médico de
urgencias. Contó su historia en un libro
autobiográfico con
el título Morir
viviendo, vivir muriendo y
en marzo se estrena en el Teatro del Barrio la obra de
teatro Celebraré
mi muerte sobre
su vida, producida por Alberto San Juan y Jordi Évole (Producciones
del Barrio).
Usted
califica lo que hizo aquel 21 de marzo de 2005 como “un acto de
amor”, de piedad hacia una persona que estaba sufriendo, pero,
¿cómo se conjuga la profesión de médico, la de salvar vidas, con
la eutanasia?
Salvar
vidas es parte de la profesión médica, la parte fundamental. Pero
cuando ya no puedes, cuando el conocimiento te dice que no se puede
avanzar más, cuando es imposible hacer más, lo que importa es lo
humano. Y esa conjunción es lo que yo llevo defendiendo toda la
vida. El conocimiento sirve para una parte específica de la
vida de un paciente y si cuando se acaba no le añadimos la
humanidad, esta profesión se queda vacía, inválida. Salvar del
sufrimiento es también salvar una vida. Si no puedo salvar a un
paciente, al menos salvarle del dolor.
La
Asamblea del Consejo General de Colegios de Médicos (CGCOM), es
decir, el órgano que representa a los médicos en España se
posiciona en contra de la eutanasia.
Sí,
¿y a mí qué me importa eso? ¿A mí qué me influye como ser
humano que un colegio diga algo? Al final es un grupo de personas que
dice algo. Mis vivencias y mis convicciones son las únicas que me
representan.
¿En
qué momento mantener a una persona con vida puede convertirse en un
acto completamente inhumano?
En
el momento en el que el paciente dice basta. Cuando el paciente no
quiere más. Cuando impedimos que se cumpla la decisión de una
persona sobre sí misma. Todo lo que viene después y es contrario a
la decisión propia, para mí no tiene ninguna validez. En el Código
Penal se establece que el paciente tiene el poder de decisión. Si yo
te digo que tienes que tomarte un antibiótico y tú me dices que no,
yo lo respetaré. Yo te recomendaré, te advertiré, te prevendré,
te curaré… pero no te obligaré a nada.
Pero
sí se obliga a la gente a vivir.
Por
supuesto. Hay gente que pide morir porque el sufrimiento es
insoportable y se le niega. Esa gente morirá según quiere el
sistema. No tienen poder sobre su propia vida, no tienen poder de
decisión. Morirán según quiera el sistema.
Se
suele decir que la muerte iguala a pobres y ricos, pero, ¿hay
también un componente de clase a la hora de morir por decisión
propia?
Sin
duda. Si no tienes dinero no puedes irte a Suiza a la clínica
Dignitas pagando 10.000 euros para que alguien pueda ayudarte a
morir. Lo que te queda es morir de forma natural, sufriendo. Para
morir dignamente, en el momento en el que dices basta, el dinero hace
una labor importantísima, por supuesto.
El
pasado 11 de febrero dos familias entregaron 280.000 firmas
conseguidas a través de Change.org solicitando una despenalización
de la eutanasia. ¿Cuál cree que son los próximos pasos, el futuro
más cercano? ¿Están PP y Ciudadanos haciendo apuestas
electoralistas?
Estas
preguntas habría que hacérselas a ellos. Pero bueno, parece claro
que Ciudadanos es quien está trabando esta ley. Es una actitud de
los políticos que no entienden esta cuestión. Está claro que hay
intereses, pero, ¿cuáles? ¿Qué intereses políticos hay aquí?
Que dejen a la gente morir en paz. Hay un gran porcentaje de la
población, incluso dentro de los propios partidos, que aprueban la
eutanasia, así que tampoco creo que sea una cuestión de perder
votos.
También
lo pienso desde el punto de vista religioso. Nadie les va a quitar su
derecho a morir bajo el amparo de Dios. Nadie les quitará el derecho
a morir bajo las pautas de sus creencias, pero si a estas personas se
les permite morir como desean, ¿cuál es el problema de que una
persona elija morir sin sufrimiento? Jamás intentaría convencer a
una persona que cree en Dios para administrarle una inyección de
potasio. No me lo plantearía nunca. ¿Por qué ellos sí intentan
imponer sus creencias al resto?
¿Qué
claves debería tener una ley de eutanasia?
El
Artículo 143.4 [del Código Penal] es el gran problema. Lo que hay
que hacer es despenalizar que el médico ayude a morir a una persona.
Ese es el punto clave de toda esta historia. Yo estoy a favor de casi
toda la ley del PSOE, pero hay un punto en el que estoy en contra. Se
pide que haya una comisión previa a la administración de la
eutanasia, y ahí no hay ninguna duda, porque hay que tener un
control exhaustivo. Sin embargo, no estoy de acuerdo con la
proposición de crear otra comisión después de aplicar la
eutanasia. Estos son para mí los puntos clave.
Los
médicos podrían oponerse a aplicar la eutanasia, ¿verdad?
Por
supuesto. Tienen objeción de conciencia. El médico es un ser humano
con sus ideas, creencias y convicciones, y no está obligado a
aplicar la eutanasia.
¿Usted
considera que mató a una persona?
No.
Yo salvé a una persona cuando ya no había nada que hacer. Después
de haber luchado. Cuando hay un final hay que aceptarlo. La palabra y
el verbo correcto es salvar.
Dani
Domínguez
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