Vecinos en red, objetos en circulación
El préstamo existe de toda
la vida. Es una buena manera de cubrir necesidades sin comprar.
Ahora, con aplicaciones en el móvil, pedir i prestar es más fácil
que nunca.
Que
el del tercero primera te preste el taladro. Que el pequeño vaya de
colonias con el saco de otra familia de la escuela. El préstamo
entre conocidos no tiene nada de innovador. Pero ahora tenemos a
nuestro alcance nuevas aplicaciones, como Lendi, Peerby o Kune,
que nos permiten ir un poco más lejos. Con estas
herramientas en el móvil, que funcionan como plataformas de
préstamo, podemos hacer llamados a la comunidad para conseguir lo
que necesitamos y acceder de forma sencilla a los objetos de mucha
más gente.
Préstamo 2.0
Préstamo 2.0
El
préstamo es un gran invento. Si, en vez de comprar lo que
necesitamos, lo pedimos, satisfacemos necesidades sin consumir
nuevos recursos naturales. Además, reforzamos lazos comunitarios,
reducimos nuestra dependencia del mercado y ganamos espacio en casa.
Son unas cuantas ventajas que, con las nuevas tecnologías, pueden
multiplicar su efecto.
El
potencial de las nuevas tecnologías como facilitadoras del préstamo
es indiscutible. En Opcions
ya hablamos de ello el 2011, en el artículo “Dejarnos o
alquilarnos cosas con la ayuda de internet”, que podéis leer
completo en el pdf
del número 38.
En aquel momento, aún no había aplicaciones para el móvil, sino
páginas web con el mismo objetivo. Ahora aquellas páginas han
desaparecido, superadas por las posibilidades del móvil.
Las
primeras aplicaciones no tardaron en aparecer, de hecho, el 2012 ya
existían unas cuantas. De las pioneras, solo ha persistido Peerby,
una iniciativa holandesa que también puede utilizarse aquí.
¿Cómo funcionan las plataformas de préstamo?
¿Cómo funcionan las plataformas de préstamo?
Oferta
o demanda. Ésta es una de las principales diferencias entre
aplicaciones. Las primeras herramientas de plataforma para
compartir estaban basadas en la oferta.
Compartían inspiración con las bibliotecas
de cosas o
las cosatecas, espacios donde hay objetos que los miembros de la
comunidad pueden coger en préstamo. La idea era crear un servicio
similar, pero virtual, sin espacio físico. En este modelo, no hace
falta un almacén: los objetos estan repartidos por las casas del
vecindario. ¿Cómo funciona? Cada persona hace lista de lo que tiene
en casa y está dispuesto a prestar. Esta información se pone a
disposición de la comunidad a través de la plataforma. De este
modo, cuando alguien necesita algo, consulta quien lo tiene
disponible y lo pide. Kune,
¡¡una aplicación creada por la cooperativa El Risell,
funciona así.
En
cambio, Peerby y també Lendi, que ha nacido hace poco en Barcelona,
parten de la demanda.
Mediante sus plataformas, cuando necesitamos acceder al uso de un
objeto, lo pedimos. Tenemos la opción de limitar el radio donde lo
buscamos. La petición llega a otras personas de la comunidad y quien
puede y quiere dejarlo, responde. Solo queda concertar
lugar y hora para hacer efectivo el préstamo y acordar condiciones.
Parece que este segundo modelo es más dinámico y potencia la
interacción entre las personas usuarias.
¿Qué se puede encontrar en las plataformas de préstamo?
¿Qué se puede encontrar en las plataformas de préstamo?
La
lista de cosas que podemos usar temporalmente gracias a las
plataformas de préstamo es inacabable. Juguetes, herramientas de
bricolaje, instrumentos musicales, decoración o vajilla para
fiestas, utensilios de cocina, guías de viaje, moldes de pasteles,
pequeños electrodomésticos, como yogurteras o aspiradoras, material
de camping, juegos de mesa, disfraces, cámaras de fotos, material
deportivo y ¡mucho más! En cambio, no es el sitio adecuado para
buscar una cómoda o una lámpara porque, en principio, estos no son
objetos de uso puntual. Aunque, si en nuestro caso los necesitamos
por poco tiempo, siempre podemos probar si alguien nos lo presta.
La comunidad: el secreto de las plataformas de préstamo
La comunidad: el secreto de las plataformas de préstamo
Es
evidente que para que una plataforma de préstamo funcione,
es necesario que exista una comunidad que le dé vida. Éste es el
principal obstáculo con el que ha topado la pionera Peerby
en su expansión fuera de Holanda. La principal crítica
que le hacen los usuarios es precisamente las limitaciones de la
herramienta si no hay personas con quien interactuar en tu zona.
Esto
lo tenía claro Javier Velasco, el impulsor de Lendi.
Por esto su primer paso fue ir a un mercado de intercambio en el
barcelonés barrio de Gràcia. Ahí empezó a explicar su
proyecto. Con los teléfonos de gente interesada que recogió ese día
y algunos otros que le llegaron por el web que había creado, en
abril de 2016, empezaron los primeros préstamos. Aún no había
aplicación móvil. Todo se hacía a través de un grupo de WhatsApp.
Poco a poco, fue corriendo la voz y Javier pudo abrir nuevos grupos
en otros barrios de Barcelona. Ahora Lendi tiene más de 1.000
usuarios, repartidos por toda la ciudad. También está
empezando a desarrollarse en otras ciudades, como València, Reus,
Alcalá de Henares o Múrcia.
Laura
Camprubí, de la cooperativa El
Risell, nos
cuenta la historia de Kune. Antes
de crear Kune,
el mismo equipo hizo Lend
me,
que empezó a funcionar el 2012, pero solo para iPhone. El
proyecto, que se desarrolló sin presupuesto, no prosperó. La
dificultad de ampliar la comunidad original, por la limitación de no
disponer de versión Android, fue la clave para explicar
el fracaso.
El 2015 Lend
me renace
como Kune,
con la ayuda económica del Ayuntamiento. Ahora mismo, según
nos cuenta Laura, funciona sobre todo entre grupos de afinidad, ya
que se pueden crear grupos privados de intercambio, como asociaciones
de familias o coros. Para hacerlo, es necesario contactar con la
cooperativa.
¿Hay negocio?
¿Hay negocio?
Éste
es un aspecto decisivo para la cooperativa El Risell. Ahora mismo, su
equipo asume los costes de gestión y mantenimiento de la aplicación
de forma voluntaria.
Ofrecer este servicio no les genera ingresos de ningún tipo. Laura
Camprubí nos cuenta que otras iniciativas los han obtenido poniendo
precio a los datos de los usuarios. La otra posibilidad es cobrar una
cuota por cada intercambio, incluyendo la gestión de un seguro en el
servicio. Pero ellos descartan estas vías. En Lendi,
apuestan por obtener ingresos de la aplicación ofreciéndola a
grandes empresas para que la utilicen como herramienta de cohesión
entre su plantilla. Pero ahora mismo, el proyecto sale adelante con
el trabajo voluntario del grupo impulsor y una campaña
de micromecenazgo les
ha de servir para consolidarlo.
En
cualquier caso, son propuestas que se inscriben claramente en el
marco de la economía colaborativa. Ésta es una etiqueta que engloba
proyectos de naturaleza muy distinta. En Opcions
hablamos en profundidad de ello en el número
48 de la revista.
De
momento, lo que es indiscutible, es que gracias a aplicaciones como
Lendi,
Kune y Peerby,
muchas personas están transformando
su consumo.
Y no solo esto, las plataformas de préstamo están ayudando a
fortalecer relaciones vecinales y comunidades.
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