28/2/19

Estas plataformas están ayudando a fortalecer relaciones vecinales y comunidades

PLATAFORMAS DE PRÉSTAMO
Vecinos en red, objetos en circulación

El préstamo existe de toda la vida. Es una buena manera de cubrir necesidades sin comprar. Ahora, con aplicaciones en el móvil, pedir i prestar es más fácil que nunca.

Que el del tercero primera te preste el taladro. Que el pequeño vaya de colonias con el saco de otra familia de la escuela. El préstamo entre conocidos no tiene nada de innovador. Pero ahora tenemos a nuestro alcance nuevas aplicaciones, como LendiPeerby o Kune, que nos permiten ir un poco más lejos. Con estas herramientas en el móvil, que funcionan como plataformas de préstamo, podemos hacer llamados a la comunidad para conseguir lo que necesitamos y acceder de forma sencilla a los objetos de mucha más gente.

Préstamo 2.0

El préstamo es un gran invento. Si, en vez de comprar lo que necesitamos, lo pedimos, satisfacemos necesidades sin consumir nuevos recursos naturales. Además, reforzamos lazos comunitarios, reducimos nuestra dependencia del mercado y ganamos espacio en casa. Son unas cuantas ventajas que, con las nuevas tecnologías, pueden multiplicar su efecto.

El potencial de las nuevas tecnologías como facilitadoras del préstamo es indiscutible. En Opcions  ya hablamos de ello el 2011, en el artículo “Dejarnos o alquilarnos cosas con la ayuda de internet”, que podéis leer completo en el pdf del número 38. En aquel momento, aún no había aplicaciones para el móvil, sino páginas web con el mismo objetivo. Ahora aquellas páginas han desaparecido, superadas por las posibilidades del móvil.

Las primeras aplicaciones no tardaron en aparecer, de hecho, el 2012 ya existían unas cuantas. De las pioneras, solo ha persistido Peerby, una iniciativa holandesa que también puede utilizarse aquí.

¿Cómo funcionan las plataformas de préstamo?

Oferta o demanda. Ésta es una de las principales diferencias entre aplicaciones. Las primeras  herramientas de plataforma para compartir estaban basadas en la oferta. Compartían inspiración  con las bibliotecas de cosas o las cosatecas, espacios donde hay objetos que los miembros de la comunidad pueden coger en préstamo. La idea era crear un servicio similar, pero virtual, sin espacio físico. En este modelo, no hace falta un almacén: los objetos estan repartidos por las casas del vecindario. ¿Cómo funciona? Cada persona hace lista de lo que tiene en casa y está dispuesto a prestar. Esta información se pone a disposición de la comunidad a través de la plataforma. De este modo, cuando alguien necesita algo, consulta quien lo tiene disponible y lo pide. Kune, ¡¡una aplicación creada por la cooperativa El Risell, funciona así.

En cambio, Peerby y també Lendi, que ha nacido hace poco en Barcelona, parten de la demanda.  Mediante sus plataformas, cuando necesitamos acceder al uso de un objeto, lo pedimos. Tenemos la opción de limitar el radio donde lo buscamos. La petición llega a otras personas de la comunidad y quien puede y quiere dejarlo, responde. Solo queda concertar lugar y hora para hacer efectivo el préstamo y acordar condiciones. Parece que este segundo modelo es más dinámico y potencia la interacción entre las personas usuarias.

¿Qué se puede encontrar en las plataformas de préstamo?

La lista de cosas que podemos usar temporalmente gracias a las plataformas de préstamo es inacabable. Juguetes, herramientas de bricolaje, instrumentos musicales, decoración o vajilla para fiestas, utensilios de cocina, guías de viaje, moldes de pasteles, pequeños electrodomésticos, como yogurteras o aspiradoras, material de camping, juegos de mesa, disfraces, cámaras de fotos, material deportivo y ¡mucho más! En cambio, no es el sitio adecuado para buscar una cómoda o una lámpara porque, en principio, estos no son objetos de uso puntual. Aunque, si en nuestro caso los necesitamos por poco tiempo, siempre podemos probar si alguien nos lo presta.

La comunidad: el secreto de las plataformas de préstamo

Es evidente que para que una plataforma de préstamo funcione, es necesario que exista una comunidad que le dé vida. Éste es el principal obstáculo con el que ha topado la pionera Peerby  en su expansión fuera de Holanda. La principal crítica que le hacen los usuarios es precisamente las limitaciones de la herramienta si no hay personas con quien interactuar en tu zona.

Esto lo tenía claro Javier Velasco, el impulsor de Lendi. Por esto su primer paso fue ir a un mercado de intercambio en el barcelonés barrio de Gràcia. Ahí empezó a explicar su proyecto. Con los teléfonos de gente interesada que recogió ese día y algunos otros que le llegaron por el web que había creado, en abril de 2016, empezaron los primeros préstamos. Aún no había aplicación móvil. Todo se hacía a través de un grupo de WhatsApp. Poco a poco, fue corriendo la voz y Javier pudo abrir nuevos grupos en otros barrios de Barcelona. Ahora Lendi tiene más de 1.000 usuarios, repartidos por toda la ciudad.  También está empezando a desarrollarse en otras ciudades, como València, Reus, Alcalá de Henares o Múrcia.

Laura Camprubí, de la cooperativa El Risell, nos cuenta la historia de Kune. Antes de crear Kune, el mismo equipo hizo Lend me, que empezó a funcionar el 2012, pero solo para iPhone. El proyecto, que se desarrolló sin presupuesto, no prosperó. La dificultad de ampliar la comunidad original, por la limitación de no disponer de versión Android, fue la clave para explicar el fracaso. El 2015 Lend me renace como Kune, con la ayuda económica del Ayuntamiento. Ahora mismo,  según nos cuenta Laura, funciona sobre todo entre grupos de afinidad, ya que se pueden crear grupos privados de intercambio, como asociaciones de familias o coros. Para hacerlo, es necesario contactar con la cooperativa.

¿Hay negocio?

Éste es un aspecto decisivo para la cooperativa El Risell. Ahora mismo, su equipo asume los costes de gestión y mantenimiento de la aplicación de forma voluntaria. Ofrecer este servicio no les genera ingresos de ningún tipo. Laura Camprubí nos cuenta que otras iniciativas los han obtenido poniendo precio a los datos de los usuarios. La otra posibilidad es cobrar una cuota por cada intercambio, incluyendo la gestión de un seguro en el servicio. Pero ellos descartan estas vías. En Lendi, apuestan por obtener ingresos de la aplicación ofreciéndola a grandes empresas para que la utilicen como herramienta de cohesión entre su plantilla. Pero ahora mismo, el proyecto sale adelante con el trabajo voluntario del grupo impulsor y una campaña de micromecenazgo les ha de servir para consolidarlo.

En cualquier caso, son propuestas que se inscriben claramente en el marco de la economía colaborativa. Ésta es una etiqueta que engloba proyectos de naturaleza muy distinta. En Opcions  hablamos en profundidad de ello en el número 48 de la revista.


De momento, lo que es indiscutible, es que gracias a aplicaciones como Lendi, Kune y Peerby, muchas personas están transformando su consumo. Y no solo esto, las plataformas de préstamo están ayudando a fortalecer relaciones vecinales y comunidades.




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