¿Qué
hacer cuando nos entra el desánimo ante la catástrofe
socioecológica que se avecina? Tenemos análisis muy buenos y
contundentes de lo que está pasando y lo que va a a pasar, también
(aunque menos) de lo que hay que hacer, pero muy pocos de cómo
afrontarlo personal y colectivamente. Sabemos menos de qué hacer con
el miedo, el dolor, la frustración y la impotencia.
Esperanza
activa de
Joanna Macy y Chris Johnstone (Ediciones la Llave, 2018) aborda esta
cuestión. Sin ignorar la magnitud del colapso, proponen pautas,
formas de encarar y de tomárselo personal y colectivamente que
provoquen el empoderamiento en lugar del nihilismo o la
desesperación. Buscan un sentido que alimente el inmenso trabajo que
hay que hacer. Sin tener que estar de acuerdo con todas las
propuestas, tienen el inmenso valor de poner el tema sobre la mesa.
Distinguen
tres tipos de relatos de nuestro tiempo: el “todo como siempre”
del pensamiento dominante. Hay que seguir creciendo, aumentar la
producción y el consumo, competir hasta extenuarse e implícitamente
que se salve quien pueda.
El segundo relato es el de “El gran Desmoronamiento”, conocedor de la inminencia y gravedad del colapso, reconoce que no se puede hacer gran cosa, que ya tendríamos que haberlo hecho, para qué molestarse, sin conseguir encontrar sentido al trabajo por el cambio. El tercer relato es el del Gran Giro.
El segundo relato es el de “El gran Desmoronamiento”, conocedor de la inminencia y gravedad del colapso, reconoce que no se puede hacer gran cosa, que ya tendríamos que haberlo hecho, para qué molestarse, sin conseguir encontrar sentido al trabajo por el cambio. El tercer relato es el del Gran Giro.
La
aventura esencial de nuestro tiempo consiste en la transición de una
economía de crecimiento industrial condenado al fracaso a una
sociedad sustentadora de la vida y comprometida con la recuperación
nuestro mundo.
Para
este tercer relato propone pautas que resultan muy útiles.
Partir
de la gratitud, agradeciendo el trabajo que otros seres vivos hacen
para que podamos vivir como especie humana, empezando por las
bacterias sin las cuales no se habría transformado la atmósfera
para permitir las formas de vida de conocemos, siguiendo por las
plantas, animales, o los ecosistemas que alumbraron nuestra
existencia y finalmente que con el resto de personas que nos cuidan y
nos facilitan nuestra propia vida.
Honrar
el dolor, asumirlo, encararlo y convertirlo en acción. Nos duele el
mundo porque nos importa y formamos parte de él.
Asociarse,
compartir, encontrar apoyo, crear poder cooperativo y construir
comunidad.
Cambiar
la visión del primer relato ciego e interesado y ponerse a trabajar
por el Gran Giro. Asumiendo que no está garantizado el éxito, pero
que también la incertidumbre puede ser nuestra aliada.
Si
se mira con perspectiva la evolución de la vida y de la historia dio
grandes sorpresas incluso de causas que eran muy improbables.
Recuérdese las primeras mujeres que lucharon por el voto. Así verán
las próximas generaciones el trabajo de quienes lucharon por el Gran
Giro.
Hay
que trabajar por la vida, las nuestras, las de las próximas
generaciones, las de otras especies y las de los ecosistemas. No está
asegurado el éxito, pero eso no impide que mejore la probabilidad.
Agradecemos
a Joanna y Chris por preocuparse por la salud mental
y emocional necesaria para abordar el Gran Giro.
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