CONSIDERACIONES
En este “Consideraciones” nos vamos a centrar en un tema que
suele pasar desapercibido, pero que tiene una gran incidencia en nuestro
trabajo y desarrollo, me estoy refiriendo a la necesidad de equilibrar la parte
externa con la parte interna. Más concretamente, me referiré a lo que pasa a
nuestro alrededor y las condiciones de vida de este sistema imperante, el cual
tenemos que equilibrarlo de alguna manera con nuestro universo interior, a
pesar de las diferencias aparentemente irreconciliables.
Lo cierto es que aunque sintamos una gran desafección, como por ejemplo con la política o con la economía de este sistema cabalista, no es menos cierto que tenemos que convivir en él, a pesar de sus nefastas condiciones, así que por mucho que lo rechacemos interiormente, no podemos obviarlo, pues está impregnando casi todas nuestras actividades diarias, y por tanto, debemos encontrar el modo de gestionarlo de la mejor manera, todo ello sin renunciar a nuestros más altos principios y propósitos.
El primer problema que nos encontramos es que estamos
bastante solos y aislados, porque la gran mayoría de quienes nos rodean son
presa del mismo sistema, son los colaboradores necesarios para que éste se
mantenga. Incluso nosotros, sin querer, también lo somos en cierta medida a
pesar de que no nos guste, ya que tenemos que participar del sistema para
sobrevivir: trabajo, bancos, compras, impuestos, policía, justicia, etc. El
contacto con personas o grupos afines a nosotros resulta, no solo un bálsamo,
sino también un gran apoyo, para que nuestra fuerza no decaiga y nuestras
convicciones se mantengan. El enriquecimiento mutuo es muy necesario y el
aislamiento nos debilitará.
Ahora bien, no es lo mismo ser parte del sistema de forma
inconsciente, sin saber que lo eres, a saber cómo funcionan las cosas. Entonces
nos convertimos en observadores de un escenario, conociendo que todo es una
gran obra de teatro puesta en marcha por nuestros controladores para
mantenernos sumisos y obedientes. Desde esta perspectiva, fuera de la caja, uno
puede seguir participando del sistema, pero no está conectado al mismo, más
bien nos habremos convertido en un virus que puede contagiar a otros e ir
destruyendo el sistema desde dentro, o al menos ir poniendo nuestro granito de
arena para que sea, cada vez más, cuestionado y no aceptado sin rechistar.
Si al participar del sistema, éste nos arrastra, nos
revuelca y nos hace sufrir constantemente, sacándonos de nuestro centro de
equilibrio, entonces no tendremos posibilidad de hacer nada, ni mucho menos de
cambiar las cosas, pues seremos una hoja del árbol que ha visto la realidad,
pero no se encuentra asida al árbol, sino que es una hoja arrastrada por los
vientos emocionales. Hay que mantener ese centro de gravedad y esa conexión con
el Ser (el árbol), para poder inocular algo nuevo y revolucionario, algo ajeno
que el sistema no contempla.
Una buena manera de empezar es dejar de alimentar al sistema
con todas esas tendencias, modas e ideologías que intentan difundir e
imponernos para llevar a los seres humanos a la división, la confrontación y su
consecuente deterioro con la pérdida de los valores humanos. Otra manera es dar
ejemplo y no actuar como hace la mayoría, para que vean que existe otra forma
de pensar, pero no todo el ejemplo dado se entenderá, a veces hay que declarar
el motivo de nuestras acciones para que no existan dudas o nos tomen por locos.
Ciertamente, todo esto puede acarrear el rechazo y la crítica de algunos de
nuestros congéneres, pero es el coste que debemos estar dispuestos a pagar si
queremos actuar y dejar la sumisión a toda medida impuesta por el sistema.
Dentro de lo posible, también podemos intentar abrir los
ojos a los demás, siempre que consideremos que merece la pena y hay quien esté
dispuesto a escuchar, pues de lo contrario, será energía malgastada. Aunque
sobre esta última medida, permítanme que haga algunas consideraciones a
continuación.
No vayamos de salvadores, seamos humildes y sencillos, solo
hemos accedido a un conocimiento que no está al alcance de todos y estamos en
proceso de integrarlo para llevarlo a la práctica y experimentación. Cuando nos
dirigimos a externos y neófitos, funciona mejor si planteamos dudas y ayudamos
a cuestionar los postulados que se dan por hecho, así incentivamos el pensar
por sí mismo y el darse cuenta de lo mucho que aún ignoramos o nos han
ocultado.
Tampoco vayamos de sabihondos, no pretendamos tener todas las respuestas y hablar como si lo supiéramos todo. Además, mejor será evitar los tecnicismos y palabras complicadas que más que acercarnos nos alejan, porque no se entienden. Utilicemos nuestro propio lenguaje, sencillo y asequible, para decir o explicar aquello que sea necesario. Si sabemos de lo que hablamos, si lo comprendemos bien, seguro que podemos decirlo con nuestras propias palabras.
Queremos que la información llegue y nos entiendan, no que
deslumbre. Al utilizar un lenguaje muy selectivo y poco conocido para ajenos y
principiantes, se corre el riesgo de parecer que proviene de un grupo elitista,
generando incomprensión y desconfianza. Más adelante se podrá utilizar un
lenguaje más selectivo y preciso, pero habrá que ir explicando algunos términos
conforme los usemos, si queremos ser entendidos.
Por otra parte, siempre es preferible hablar de aquello que
sabemos, de lo que nos consta, así transmitiremos mejor nuestras certezas y nos
hará más creíbles, de lo contrario puede sonar bastante a fantasía y utopías
irrealizables. Aun así, tengamos en cuenta que, por mucho que para nosotros sea
una certeza lo que hablamos, para otros puede ser una novedad y hay que darles
su tiempo de entendimiento y asimilación, sin forzar demasiado, pues estamos
intentando cambiar muchos años de runas implantadas y programación, algo que a
veces se nos olvida con facilidad.
Ser miembros de una logia salvaje no nos hace ni mejores ni
peores que los demás seres humanos, simplemente demuestra que tenemos otros
anhelos e inquietudes aparte de vivir para trabajar, consumir, envejecer y
morir. Ser miembros de una logia salvaje no significa que no seamos como el
resto de los mortales, pero si estamos estudiando y practicando el Conocimiento
transcendente de la Vida, el Amor y la Muerte, entonces los valores como el
respeto, la consideración, el honor, la coherencia, la honestidad y todos los
demás valores que son propios del ser humano, deben estar presentes en la
impronta de nuestros pensamientos, palabras y acciones… Y esta es nuestra mejor
carta de presentación.
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