LO SAGRADO, POR ENCIMA DEL PLACER
LA JERARQUÍA DE VALORES DE MAX SCHELER
Una jerarquía de valores que puede guiarnos para encontrar
sentido en una época materialista y hedonista
Max Scheler, filósofo alemán de principios del siglo XX, es conocido principalmente por su trabajo en fenomenología y ética. Sus ideas, especialmente en lo que respecta a la estratificación de la vida emocional y la jerarquía de valores, han tenido un impacto significativo en el pensamiento filosófico y en la psicología.
La obra de Scheler explora cómo se experimentan los diferentes tipos de valores y la importancia de estos en la configuración de la vida y la sociedad humanas.
Muchos conocen la pirámide de Maslow, pero quizá más
relevante y precisa es la jerarquía de valores de Scheler, que clasifica
los valores en diferentes niveles según su importancia y la profundidad de la
experiencia que evocan. Scheler identifica cuatro categorías principales de
valores: los valores de placer, los valores de vitalidad, los valores
espirituales y los valores de lo sagrado. Estos valores se ordenan en una
jerarquía, con los valores de placer en la base y los valores de lo sagrado en
la cima.
La jerarquía de valores de Scheler es una respuesta al
creciente materialismo y hedonismo de la cultura moderna. En la base de su
jerarquía se encuentran los valores de placer, que incluyen la comodidad física
y la satisfacción sensorial. Si bien estos valores son necesarios para la vida
humana, Scheler argumenta que son la forma más baja de valor porque son efímeros
y no contribuyen al significado más profundo de la vida.
Por encima de los valores de placer están los valores de
vitalidad, que están asociados con la vida y su preservación. Estos valores
están conectados con la salud, la fuerza y el bienestar general del cuerpo.
Aunque superiores a los valores de placer, los valores de vitalidad siguen
limitados a los aspectos físicos y biológicos de la existencia.
El siguiente nivel en la jerarquía de Scheler son los
valores espirituales, que abarcan los valores intelectuales, estéticos y
morales. Estos valores se experimentan a través de la mente y no están
vinculados al cuerpo físico. Para Scheler, los valores espirituales representan
una forma superior de existencia, ya que están relacionados con la verdad, la belleza
y la bondad, que trascienden el mundo material.
En la cima de la jerarquía de Scheler se encuentran los
valores de lo sagrado, que pertenecen a lo divino y lo sacro. Estos valores son
los más altos porque se refieren a lo absoluto, lo eterno y el significado
último de la existencia. Para Scheler, los valores de lo sagrado son los más
profundos y esenciales, ya que guían a las personas hacia una vida de verdadero
cumplimiento y propósito.
En contraste con la jerarquía de Scheler, la cultura
hedonista y materialista moderna a menudo prioriza los valores de placer y la
riqueza material por encima de todo lo demás. En la sociedad contemporánea, el
éxito se mide frecuentemente por la acumulación de riqueza, comodidad física y
disfrute sensorial. Este énfasis en el materialismo y el hedonismo refleja un
sistema de valores que coloca las formas más bajas de valor en el nivel más
alto de importancia.
Scheler argumentaría que esta inversión de la jerarquía de valores conduce a una existencia superficial e insatisfactoria. Al priorizar el placer y la riqueza material, los individuos y las sociedades descuidan los valores más altos que dan significado y profundidad a la vida.
Los valores
espirituales, que implican la búsqueda de la verdad, la belleza y la bondad moral,
a menudo quedan eclipsados por la búsqueda incesante del éxito económico y el
placer sensorial. Además, los valores de lo sagrado, que ofrecen una conexión
con lo divino y un sentido de propósito último, con frecuencia son ignorados o
desestimados en una cultura que valora lo material por encima de lo espiritual.
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