¿NECESITAMOS DISEÑAR COMO LA VIDA?
Nosotros somos vida. Todo lo que hacemos forma parte del todo vivo y transformador en el que participamos. La vida es un proceso planetario que se manifiesta en una diversidad de especies y en la diversidad dentro de las especies. Pero va más allá.Somos participantes conscientes y expresiones de un
planeta vivo en el que las fronteras entre lo que se considera materia
inanimada y seres vivos son fluidas. Tales distinciones son instantáneas en
el tiempo, un tanto arbitrarias, de una forma particular de ver la vida y de
trazar los límites de los sistemas para dar sentido a nuestra participación en
la transformación de la totalidad.
Desde una perspectiva dinámica y participativa de la totalidad -la vida, la naturaleza, Gaia, el Universo en transformación-, los límites entre lo vivo y lo supuestamente no vivo son difusos en la mayoría de los casos, o no existen en absoluto.
Desde esa perspectiva, tales fronteras son producto de una forma particular en que la totalidad se da sentido a sí misma en la conciencia.La separación entre
naturaleza y cultura es producto de nuestra imaginación, al igual que la
separación entre mente y cuerpo, conciencia y materia, yo y mundo, teoría y
práctica. Desde una comprensión verdaderamente participativa de
la realidad, todo es natural.
¿Qué aporta este cambio de perspectiva a nuestra forma de
ver la tecnología, la cultura y a nosotros mismos?
Hemos estado
diseñando desde la concepción errónea de que estamos separados de la
naturaleza. Esta ilusión de separación ha creado una alienación que a su vez
dio lugar a querer predecir, controlar y manipular mejor la naturaleza como
algo que está ahí fuera.
Empezamos a crear
diseños que favorecían nuestra capacidad de ejercer poder sobre la naturaleza
en respuesta a la escasez percibida, en lugar de diseños que favorecieran
nuestra capacidad de crear poder-con y capacidad de co-crear abundancia.
No debemos
limitarnos a aprender humildemente del resto de la naturaleza, sino aprovechar
nuestro potencial para diseñar como la naturaleza.
El verdadero codiseño con la comunidad de la vida siempre
está al servicio de la continuación de la exploración evolutiva de la novedad y
la creatividad.
Si la alienación y la separación percibidas nos han llevado
a crear tecnologías de poder-sobre y poder-contra. ¿Y si empezáramos a rediseñar el uso de esas tecnologías y creáramos
otras nuevas que realmente sirvieran al poder-con y estuvieran motivadas por
nuestro amor innato por la vida?
La biofilia puede convertirse en el motor de una revolución
del diseño biomimético que -a nivel de biomimetismo sistémico-
nos ayude a crear condiciones propicias para la vida, que es uno de los sellos
distintivos de las culturas regenerativas.
Para hacerlo con eficacia, tenemos que buscar la alineación con el resto de la vida. Tenemos que ver nuestra comunidad de vida más amplia como una fuente de inspiración para rediseñar la presencia humana y su impacto en la Tierra, de ser con demasiada frecuencia destructiva y degenerativa a ser restauradora y regenerativa.
El visionario científico del diseño R. Buckminster Fuller
resumió así el reto de diseño de la humanidad para el siglo XXI:
"Hacer que el mundo funcione para el 100% de la
humanidad en el menor tiempo posible, mediante la colaboración espontánea sin
ofensa ecológica ni desventaja para nadie".
El peligroso caos
climático se está extendiendo por todo el mundo y nos enfrentamos a una ventana
de oportunidad que se está cerrando para evitar un cambio climático
catastrófico irreversible. Nuestra última oportunidad, nuestra elección entre
la transformación o el olvido, es unirnos como una especie madura dispuesta a
diseñar como vida y comprometida con la creación de condiciones propicias para
toda la vida.
Afortunadamente, se está produciendo una confluencia cada
vez más rápida entre las personas que trabajan por la restauración de las
funciones saludables de los ecosistemas, el cambio hacia la re-regionalización
de la producción y el consumo en la transición hacia economías de biomateriales
circulares, los diversos enfoques de la práctica regenerativa en la economía,
los negocios, la agricultura, el diseño comunitario y la planificación urbana y
biorregional, y aquellos que promueven la comprensión de que existe una
profunda conexión entre la salud individual, comunitaria, de los ecosistemas y
del planeta.
¡Estamos aprendiendo a diseñar como la vida! Estamos
aprendiendo a crear condiciones propicias para la vida. Nos estamos embarcando
en un rediseño salutogénico -generador de salud- de la presencia humana en la
Tierra. Diseñar como vida significa diseñar para la salud humana y planetaria.
Diseñar como vida significa diseñar para la regeneración social, ecológica,
económica y cultural.
La medida en que un diseño promueve la salud y la
regeneración planetarias es una medida de diseño bueno y apropiado. Estamos
iniciando el proceso de facilitar la aparición de diversas culturas
regenerativas en todas partes.
La medida de nuestro éxito a la hora de diseñar como la vida
será el modo en que estas culturas se expresen en soluciones elegantes y
cuidadosamente adaptadas a las condiciones bioculturales únicas y dinámicamente
cambiantes de los lugares que habitan.
¡Es hora de diseñar como la vida! Como vida, ¡somos capaces
de co-crear condiciones propicias para la vida! Esa es la promesa de la
regeneración naciente.
Por Daniel Christian Wahl - Autor del libro Designing Regenerative Cultures
https://www.climaterra.org/post/por-qu%C3%A9-necesitamos-dise%C3%B1ar-como-la-vida
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