Cinco universitarios griegos construyen una ecocomunidad para huir de la crisis
En un país con un
62,5% de desempleo juvenil, un grupo de cinco universitarios dejan sus ciudades
en Grecia para vivir de un modo autosuficiente en el campo, al norte de la isla
de Evia.
Panagiotis, o Panos
como le llaman los que lo conocen, nació y creció en Atenas, donde estudió
ingeniería electrónica en el Instituto Tecnológico de Piraeus. Tras trabajar
algunos años en sectores relacionados con su carrera decidió emigrar de la
capital a un pequeño pueblo de la isla de Evia. "En algún momento decidí
que quería cambiar mi vida. Quería trabajar en un ambiente que me diera motivos
para hacerlo y eso no pude encontrarlo en la gran ciudad", asegura. En un
país con un 27% de desempleo, atizado fuertemente por la crisis y dónde existe
una importante desafección política, cada vez son más los jóvenes que deciden
buscar nuevos modos de supervivencia por su propia cuenta.
Ahora, a los 30
años, Panos se dedica plenamente al proyecto que empezó junto con otros jóvenes
en 2008: la construcción de una ecocomunidad autosostenible. "Queríamos
cambiar la manera de ver el futuro, crearlo", dice. Así es como este
ingeniero y tres jóvenes más, también con estudios universitarios, constituyeron
la ONG 'Free and Real'. "Al principio decidimos viajar y ver si había
algún tipo de comunidad de este tipo en Grecia. No encontramos ninguna así que
decidimos crearla", explica. Eso les llevó también a visitar otras
ecocomunidades en países dónde esta tendencia ya existía, como España o
Portugal, dónde tomaron nota para su proyecto, al que definen ahora como una
"escuela de sostenibilidad".
A casi 200
kilómetros de Atenas, Panos y el resto de los jóvenes viven ahora en unos
terrenos cerca del pueblo de Agios, en el norte de la Isla de Evia. Lejos del
ajetreado ritmo de la ciudad ahora su vida discurre en el campo, entre
cultivos, bosque y seminarios de temas relacionados con la sostenibilidad. Él y
cuatro miembros más de 'Free and Real' trabajan de manera permanente en lo que
ellos llaman el cuartel general, una construcción hecha en los terrenos que un
hombre del pueblo decidió cederles porqué no los usaba. Si bien no pagan nada
por estos terrenos, el coste de la construcción de la ecocomunidad, que ronda los
100.000 euros, escapa de sus bolsillos. Por eso, para financiar el proyecto,
pusieron en marcha una campaña de crowdfunding –recaudación de fondos a través
de Internet- y recurren a algunas subvenciones de instituciones públicas y
privadas. Además, según explican, también son pequeños negocios quiénes
contribuyen ya sea con dinero o material de construcción. "Un ejemplo
-dice Panos-, la última llamada que hemos recibido ha sido de parte de la
compañía Black & Decker, que quiere donar algunas herramientas eléctricas".
Con el dinero
recaudado ya se han iniciado las tareas de construcción en la cima del monte
Telaithrion, lugar escogido para que, a largo plazo, 17 personas puedan vivir
de forma totalmente autosuficiente, rodeados de 450 arboles frutales, y con un
lago de 350m2 a su vera. Además, tendría la capacidad para acoger hasta 100
visitantes. De momento, pero, sólo cinco personas viven de manera permanente.
Una de ellas es Alex (23, programador web), quien se encarga de procesar los
alimentos y cocinar para el resto, siempre basándose en una dieta vegetariana y
con cultivos propios. En el huerto, a las afueras del cuartel general, trabajan
Pepi (38, socióloga) y Dionisis (30, químico). De las tareas de construcción se
encarga Panos, quien tras años de pruebas fallidas e investigación ha
encontrado el modelo de casa perfecto, integrador y multifuncional: los yurts
–una readaptación de los refugios nómadas utilizados en Asia Central desde hace
siglos-. Conscientes que Internet es un elemento indispensable para darse a
conocer y expandirse, sus portátiles están conectados a su red wifi. A través
de ésta Apostolos (33, multimedia y software) actualiza la página web y la de
Facebook, envía newsletters e interacciona con los internautas que quieren
visitarles.
Cerca de 30 personas
provenientes de toda Grecia se dan cita en el pequeño pueblo de Agios para
convivir durante cuatro días, comer, charlar, discutir y escuchar atentamente
los consejos para mantener un modo de vida natural y sostenible. Es verano, el
ruido de los grillos y las cigarras acompañan el noveno seminario del año, esta
vez sobre alimentación y a cargo de Panos.
Anna es la que viene
de más cerca, de Chalikda, la ciudad más grande de la isla de Evia. Licenciada
en Educación, conoció el proyecto hace un año gracias a un amigo y ya es la
cuarta vez que viene. "Primero estuve un fin de semana, la segunda vez
fueron dos semanas y la última ya me quedé 3 meses, es otra forma de vida a la
que conocemos". Finalizó su máster en Inglaterra el año pasado y ahora, de
vuelta a Grecia, se plantea dejar la ciudad y cambiar su modo de vida.
Entre los asistentes
también se encuentran Constantina, profesora en Atenas, y Marina, estudiante de
Traducción en la Universidad de Salónica. Discuten sobre el modelo de educación
en Grecia, y ambas están de acuerdo en el progresivo deterioro en las escuelas.
A la conversación se une Giorgos, quien creó una empresa de marketing online y
se encuentra ahora desmontándola pedazo a pedazo porque quiere cambiar el rumbo
de su vida. Opina que más gente debería volver al campo y construir una
alternativa al margen del estado. "No sirve de nada protestar,
manifestarnos y luchar contra el sistema actual. Cuando un 20% de la población
consiga vivir así empezaran a respetarnos", dice convencido.
No todos los
visitantes son estudiantes o jóvenes buscando una alternativa de vida.
Aphroditi, de Salónica, viene con su amiga danesa. Ambas han trabajado durante
35 años en distintas instituciones de la Unión Europea como traductoras y
ahora, tras una vida de ajetreo entre delegaciones y viajes por Europa,
disfrutan relajadamente de su jubilación.
Todos los huéspedes
coinciden que la vida en el campo ya no es el mito del agricultor sin formación
ni recursos y desconectado del mundo tecnológico, sino que se presenta como una
alternativa moderna y viable, especialmente en el contexto de crisis que vive
el país. Cae la noche en Agios y, tras la cena, Panos, retoma el taller sobre
alimentos.
El cuartel general
de 'Free and Real' cuenta con una gran sala, llena de sofás, ordenadores y un
proyector. Mientras los asistentes escuchan, preguntan y debaten se escucha de
fondo una canción de Michael Jackson en Youtube. Al día siguiente, cada uno de
los visitantes volverá a su casa, en Atenas, Salónica, Volos u otras ciudades
para retomar la rutina del día a día marcado por la austeridad, las huelgas y
las protestas. Mientras, en Agios, Panos y los demás madrugarán para trabajar
en los cultivos y preparar más actividades. Allí el ruido no llega, parece otro
país pero es el mismo.
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