LA COOPERATIVA SAMBUCUS, arraigada en la tierra
y la acción social
Siete socios
con orígenes diversos son el alma de esta empresa solidaria de la comarca de
Osona
La cooperativa hace también tareas
de inserción laboral y de formación profesional para jóvenes
Iniciativa,
imaginación y arraigo en la comarca son tres características de la cooperativa
Sambucus. Su socia Mireia Franch define el espíritu que decidió a sus
impulsores crear este tipo de empresa: "si se tratara de unir capitales
habríamos hecho una sociedad de acciones, pero como se trataba de unir trabajo
hicimos una cooperativa ", afirma .
De
donde surge el nombre de Sambucus?
Sambucus
es el nombre en latín del saúco, una hierba aromática muy habitual en la
comarca de Osona (Barcelona). Nos pareció una buena denominación para una
entidad que tiene a gala su arraigo en el mundo agroalimentario, en la comarca
en su población.
Os
definís como una cooperativa de trabajo y de inserción social, vinculada a la
producción agraria ya la gastronomía local. Muchas cosas a la vez no?
Esto
comenzó a finales de 2011. El Ayuntamiento de Manlleu y el Consorcio del
Lluçanès tenían en aquel momento una gran preocupación porque una parte de la
población no quedara excluida del mercado laboral. También tenían clara la
capacidad revitalizadora que tiene el trabajo al aire libre y la necesidad de
revalorizar el trabajo en el campo haciendo, al mismo tiempo, una tarea
productiva y empresarialmente sostenible. Y fueron ellos quienes nos
propusieron llevar adelante el proyecto. Se quería también dar una oportunidad
de trabajo a personas que por unas causas u otras podrían quedar excluidas del
mercado laboral. Y hacerlo con unas producciones vinculadas a la cultura
agroalimentaria de la zona.
¿La
cooperativa qué hace, pues?
Muchas
cosas, hacemos huerta, cultivamos y comercializamos plantas aromáticas, tenemos
un restaurante y hacemos divulgación de la cultura agroalimentaria de la
comarca.
¿Cuántos
socios tiene?
En
la cooperativa de trabajo asociado somos siete y aproximadamente tenemos cuatro
personas contratadas en el apartado de inserción laboral, que van rotando.
Empezamos el 26 de diciembre de 2011. Los socios son: un ingeniero agrónomo
responsable de la gestión agraria. Un experto en huerta. Una ingeniera agrónoma
responsable del área de hierbas aromáticas. Un cocinero, chef del restaurante.
Un jefe de sala del restaurante. Una experta en trabajo social, que se encarga
de de área gastronómica y social y una economista que se encarga de gerencia y
área laboral.
¿Y
empezaron en plena crisis?
Si,
en plena crisis, y éramos, además gente procedente de lugares diversos dentro
de la comarca y con trayectorias profesionales y personales también diferentes.
Había una persona con formación agroalimentaria. También hay gente como el
cocinero que ha hecho su formación en el Celler de Can Roca o yo misma que
tengo como origen laboral el mundo de las cooperativas y la gerencia de
empresas.
Es
curioso, porque una de las primeras cosas que abristeis fue el restaurante.
Esta
actividad nos fue también sugerida por el Ayuntamiento de Manlleu. El
consistorio había hecho la restauración del mercado municipal de la ciudad
fruto del plan de barrios de la Generalitat. Querían dinamizar la zona,
conocida como l'herm, que está un poco alejada del centro de la población. Nos
dijeron si queríamos presentar una propuesta para encargarnos del restaurante.
Lo hicimos y allí estamos. Hay que decir que no habíamos pensado iniciar el
proyecto por el restaurante, pero las cosas fueron así. El ayuntamiento tiene
interés en dinamizar esta parte de la población y el mismo mercado, lo que hace
que, casi cada semana, haya en nuestro restaurante actividades.
Y
la tarea del campo, ¿cuando la empezasteis?
Plantamos
hacia marzo o abril. Primero lo hicimos en una hectárea y luego pudimos ampliar
hasta tres más. Hacemos productos de temporada con cultivos ecológicos. Y los
distribuimos de dos maneras. Una, hacemos cestas con productos que eligen
nuestros clientes y que nosotros mismos repartimos. En la comarca son conocidos
nuestros cestos ecológicos con productos de la huerta.
¿Los cestos son suficientes para distribuir la
producción?
No,
también tenemos dos puestos en los mercados municipales de Vic y Manlleu. Allí
estamos dos veces por semana. Sirven de puntos de recogida también de los
pedidos de cestas. Así que tenemos tres vías de distribuir nuestra producción:
los cestos, las paradas de los mercados y el restaurante.
Además,
ahora empiezan a servir a través de la tienda en línea...
Si,
hemos puesto en marcha este nuevo servicio para que la gente pueda realizar sus
pedidos de forma ágil y agradable. La mayor parte de lo que se puede comprar
son nuestras verduras y hortalizas ecológicas, pero también comercializamos
otros productos como frutas que hacen otros agricultores ecológicos.
Tengo
entendido que últimamente han decidido entrar en otro ámbito, el catering.
¿Cómo es esto?
Surgió
como un complemento del restaurante. Estamos en un momento en que la gente no
sale mucho a comer fuera de casa. Por lo tanto, pensamos que sería una buena
idea poner en marcha un servicio que suministre comidas allí donde se demanden.
Al igual que en el restaurante esto nos da la posibilidad de dar salida a
nuestros productos. Poca gente puede decir que se surte de su propia huerta,
con la garantía de que esto le da al consumidor. ¡Los nuestros sí son productos
de kilómetro cero!
Volvamos
al inicio si le parece. ¿Decíais que había inquietud por hacer de su
cooperativa una herramienta de inserción social?
Sí,
y las administraciones, hay que decirlo, lo tuvieron muy claro desde el
principio. Se quería que la empresa hiciera una tarea de rehabilitación de
aquellas personas que podían quedar al margen de la sociedad porque o no
hubieran encontrado trabajo o lo hubieran perdido. Y nosotros compramos la idea
al cien por cien.
Hemos
visto en este tiempo como las personas que vienen a trabajar con nosotros no
sólo aprenden un oficio, sino que adoptan hábitos de socialización y ven
dignificada su vida. Quizás por eso nos vienen a ver a menudo escuelas de la
comarca con las que ensayamos de dar el paso, la transición, de la formación al
trabajo. Es, en definitiva, una experiencia muy estimulante también para
nosotros.
¿Como
empezasteis, económicamente me refiero?
El
capital inicial fueron 10.000 euros por cada socio. Después nos hemos movido
para conseguir préstamos que nos permitieran hacer otras inversiones. Los hemos
obtenido fuera del circuito tradicional de la banca. Uno procedió de la red
agrosocial de la fundación de Caixa Catalunya. El segundo nos lo dió la
fundación privada contra el paro creada en 1981. Pero también recibimos ayudas
directas de gente de la comarca, una casa rural, la Rierola, nos ha permitido
poner en marcha una huerta en el jardín de su casa. Y la heredad Vinyoles, el
Ermen y Pepa, colaboran muy decisivamente con nosotros en el cultivo de hierbas
aromáticas y su transformación en infusiones y condimentos.
Es
la segunda vez que oigo hablar de hierbas aromáticas. ¿Qué hacen con ellas?
Este
es un producto nuevo, también vinculado con la tradición agraria de Osona.
Pensamos que valía la pena crear una línea de productos de este tipo, que liga
también con Sambucus, el nombre de la cooperativa. Por lo tanto, ensayamos
crear infusiones y condimentos aprovechando las hierbas aromáticas que
cultivamos. !Hace un mes que lo comercializamos y pensamos que nos ha quedado
muy chulo! Hemos diseñado un packaging bastante original y hemos empezado a
vender. Además, como elemento distintivo hemos puesto en marcha un secador
solar. Ya recibimos visitas de grupos interesados en el mundo agrario y
ecológico interesados en esta experiencia.
¿Y
como distribuís las hierbas?
La
idea es venderlas en todas partes, porque es un producto que tiene poca
competencia. Pero, no nos ponemos fronteras y si podemos, pensamos incluso en
exportar, porque es un género que no se daña.
Volvamos
a cosas más concretas. ¿Habéis pensado en mecanismos que eviten que vuestros
salarios se diferencien?
Francamente
todavía no podemos tener este debate. De momento nuestra cooperativa va
económicament e muy apretada. El efecto entorno, con la crisis, nos afecta. Sin
embargo nosotros también aprendemos de los errores para corregirlos. Pensábamos
que la crisis sería más corta y resulta que es más larga y dura de lo que nos
habíamos imaginado.
¿La
respuesta de la gente de la comarca es esperanzadora?
Si mucho. La gente
nos ve con simpatía. Lo estamos notando ahora al inicio del período de
vacaciones. Muchos grupos de empresa han pensado en el restaurante para hacer la
comida de final de temporada. Y en esto influye aparte de la calidad de la
cocina y los precios ajustados, que la gente entiende la filosofía que hay
detrás de nuestro proyecto. Decir, por último, que comenzamos a organizar cenas
relacionadas con actividades cívicas de la comarca. Hablando de periodismo,
aquí se hizo en junio pasado una cena para presentar la revista Alternativas
Económicas, y fue un éxito.
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